Ortuzar y Esteban: los amigos que no han querido pelear por presidir el PNV
El líder de los nacionalistas vascos se retira de la carrera ante el actual portavoz en el Congreso

VitoriaAndoni Ortuzar abandona. Ha arrojado la toalla. Ya no habrá partida. Aitor Esteban, el amigo tapado que las bases han subido para que se enfrentara a la persona con la que ha compartido desde hace lustros amistad, estrategia, ideología y secretos, muchos secretos, será el nuevo presidente del EBB del PNV. Oficialmente, será en marzo, pero extraoficialmente lo es desde que Ortuzar anunció ayer su renuncia a las redes sociales.
Ortuzar, que tanto valoró su legado y pregonó que antes de que la persona está el servicio al partido, ahora recapacitará: "Si llego a saber que después de doce años acabaría así mi liderazgo, ni mucho menos me habría postulado para continuar". Lo cierto es que costaba creer que dos personas que han tenido una relación tan estrecha pudieran enfrentarse por el liderazgo del EBB, pero la realidad ha sido tozuda y cada apoyo a Esteban era un rechazo a Ortuzar, y la diferencia era cada vez más corta.
El actual portavoz en el Congreso ha sido en los últimos años aspirante a todo: a lendakari, pero Ortuzar eligió a Imanol Pradales; a presidente del EBB, pero Ortuzar dijo que continuaba. Solo palabras. Por cierto, también era su amigo Iñigo Urkullu. Un partido que presume de gestionar bien los tiempos ha demostrado que la sucesión le ha cogido fuera de juego. Ortuzar ha calculado mal y Esteban, por lo visto, ni siquiera había calculado su fuerza, porque, si lo creemos, al principio no estaba ni siquiera en la carrera de la sucesión. Hasta que se encontró que uno batzoki detrás del otro le nominaban.
Ambos, Ortuzar –sobre todo– y Esteban, han sometido estas largas semanas al PNV a un estrés que pocos imaginaban, y más en un PNV que, como todo partido de gobierno, tiene en su seno una gran base clientelar, nerviosa por definición cuando prevé cambios. Los jeltzales lo pasan mal en los debates internos. Ocurrió en los años ochenta con el enfrentamiento Arzalluz-Garaikoetxea; veinte años después se repitió con la pugna Imaz-Egibar; y la salida de Ibarretxe tampoco fue fácil.
Con la decisión de Ortuzar, los jeltzales más cercanos a este mundo interno, público y clientelar habrán podido respirar tranquilos. Les gustará pensar que la montaña rusa ha sido un espejismo, como en Los Serrano, pero que no se engañen, lo ocurrido estas semanas pasará factura. ¿Por qué se marcha Ortuzar? La respuesta es múltiple. Se pueden apuntar dos motivos: él ha dicho que lo hace porque piensa que un enfrentamiento con Esteban debilitaría al partido y en la decisión prevalece la unidad. Cierto. Pero hay otra explicación igual de lógica: se va porque no está seguro de ganar o se va porque está seguro de que perderá. Tras doce años, abandonar parece la mejor salida.
¿Por qué Esteban se ha dejado querer? Sin entrar a valorar si ha sido una jugada prevista o sobrevenida a ritmo de los eventos, Esteban quería y quiere ser presidente del EBB. Además, sabe que es una de las personas más valoradas, sino la más valorada, dentro del PNV. Aunque Arzalluz siempre marcaba a los dirigentes en dos grupos: los de casa (trabajo de partido) y los de fuera (ámbito institucional) a veces hay cruces. En este cambio de ciclo, el PNV necesita un liderazgo fuerte y eso se lo puede dar Esteban.
Como reto urgente, Esteban deberá decidir quién le sustituye como portavoz en Madrid. A medio plazo deberá actualizar el partido, tanto con gente joven como nuevas ideas, para hacer frente a la amenaza electoral de EH Bildu. Asimismo, deberá conciliar las distintas tendencias: quienes piden un partido que apueste por la soberanía y quienes se oponen a los acuerdos de izquierdas de Pedro Sánchez.
¿Hacia dónde irá el PNV? Por el momento, más de lo mismo. Aitor Esteban ha apoyado a todas y cada una de las decisiones que ha adoptado Andoni Ortuzar. Ambos coinciden en la ideología, la estrategia, la línea de pactos... Por esta parte nada nuevo. La diferencia puede estar en la forma de hacer las cosas. No en el fondo. El famoso péndulo del PNV –el que oscilaba entre un alma más pragmática y otra más aberzale– aquí no cabe: Ortuzar y Esteban son amigos de un mismo PNV.