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Ayuso mantiene su cruzada contra el progresismo con el silencio cómplice de Feijóo

La presidenta madrileña recurre al humor para justificar un cambio en las becas y rectifica un polémico recorte sanitario

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Isabel Díaz Ayuso, aplaudida ayer por los diputados del PP a la Asamblea de Madrid.

MadridEl día siguiente de las elecciones andaluzas y del triunfo del PP moderado, Isabel Díaz Ayuso afirmaba: "No cambiaré ni un milímetro mi política en la Comunidad de Madrid". La presidenta madrileña avisaba que continuaría disputando la batalla ideológica y cultural a la izquierda, la guerra que el PP de Alberto Núñez Feijóo ha guardado en un cajón para centrarse en reforzar un perfil de gestión. Es un hecho que Ayuso ha decidido no cambiar "ni un milímetro" su estrategia y que continúa liderando su particular cruzada en cuestiones como el feminismo o la educación. La enseñanza, de hecho, es uno de sus principales caballos de batalla: en las últimas semanas se ha propuesto acabar con el supuesto adoctrinamiento de los actuales libros de texto y ha decidido incluir a familias con un poder adquisitivo de hasta 100.000 euros dentro de la bolsa de las que optan a becas para estudiar en centros privados. Dos medidas que han enervado a la oposición de izquierdas de la Asamblea. Solo Vox las ha avalado, mientras que Feijóo se ha mantenido en silencio.

El Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid publicaba este mes de junio que se ampliaba el límite de la renta per cápita de la unidad familiar de 10.000 a 35.913 euros para acceder a una beca para estudiar en centros privados en las etapas no obligatorias de educación infantil, bachillerato y formación profesional. En total, el Gobierno madrileño calcula que estas ayudas beneficiarán un total de 62.000 alumnos, donde se incluirán familias que podrán llegar a superar los 100.000 euros de renta familiar. Ayuso se tuvo que defender de las críticas de la izquierda este jueves y lo hizo con una comparación extraña: mezcló las becas con el derecho a abortar o a cambiar de sexo: "Es una nueva polémica que solo pasa en la Comunidad de Madrid. Es sorpresivo que puedas cambiar de sexo o abortar al margen de tus padres, pero no puedas optar a becas a bachillerato o formación profesional si tus padres tienen un nivel adquisitivo u otro".

La iniciativa de Ayuso fue criticada duramente por las tres fuerzas de izquierdas a la oposición, Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos. "Es el impuesto propio de la Comunidad de Madrid: sacar dinero de los bolsillos de las familias vulnerables para subvencionar la educación privada de las familias ricas", le replicó la líder de Más Madrid y ninguno de la oposición a la Asamblea, Mónica García. Se añadieron también los sindicatos y CCOO, por ejemplo, envió un comunicado en el que cargaba contra el nuevo modelo porque considera que de este modo las becas "llenan los bolsillos de pocas empresas privadas y dejan fuera a las familias que realmente necesitan esta ayuda".

A la batalla cultural, Ayuso también ha sumado los recortes en el ámbito sanitario. El 20 de junio, el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, anunció que el Gobierno de la comunidad "reorganizará" las urgencias sanitarias de los centros de primaria. Desde el principio de la pandemia que los 37 servicios de urgencias de atención primaria (SUAP) están cerrados. Pues bien, el ejecutivo de Ayuso decidió que no los volvería a abrir, sino que crearía 17 puntos de atención de urgencias y que en solo 10 de estos habría médicos. Los sindicatos y la oposición salieron en tromba a denunciar lo que consideraban un recorte en toda regla.

La presidenta madrileña decidió defenderse fiel a su estilo: atacante. "A los madrileños en la primera, la segunda y la tercera ola los mató el covid, no yo", espetó Ayuso en el último pleno de la Asamblea de Madrid ante las críticas de Más Madrid. "Dejen de hacer una y otra vez la misma miseria de política de la muerte", añadió. Ni dos semanas más tarde, la propia Ayuso ha tenido que salir a rectificar y a bajar el tono. Este jueves aseguró que los SUAP se volverían a abrir cuando existiera la "posibilidad". "Todos se reabrirán nuevamente, pero hemos empezado por abrir aquellos que tienen un centro sanitario más lejos", afirmó. "Lo celebramos, pero nos parece insuficiente. Tememos que después de dos años cerrados esto suponga una nueva pelota adelante", le respondió la jefa de la oposición, Mónica García.

Equilibrios del líder popular

En las últimas semanas, los focos han estado más alejados de Madrid y más cerca de Andalucía y de cómo Feijóo empezaba a pilotar el PP. Pero lo cierto es que Ayuso no afloja y el dirigente gallego la deja hacer. "Yo soy de Ayuso en Madrid y de Juanma en Andalucía", respondió el líder popular esta semana cuando en el foro organizado por el diario La Razón se le preguntó por qué modelo se decantaría de cara a las elecciones municipales y autonómicas del año que viene. La táctica de Feijóo es dejar autonomía y espacio a los territorios. Y también rehuir debates ideológicos como los que batalla Ayuso, sin que esto quiera decir que no compartan posición. El dirigente gallego, por ejemplo, no quiso posicionarse sobre el derecho al aborto cuando el Gobierno español llevó la nueva ley que impulsa el ministerio de Igualdad al consejo de ministros porque dijo que era un tema menor, que no interesaba a la ciudadanía. Ahora bien, presionado por los periodistas, acabó admitiendo que subscribía el recurso que el PP presentó contra la ley impulsada por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.

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