La batalla entre JxCat y ERC aflora entre las críticas a Illa

Los dos socios del Govern se han dedicado numerosos dardos a pesar del intento de centrarse en el PSC

NÚRIA ORRIOLS GUIU, QUIM BERTOMEU
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01. La candidata de Juntos, Laura Borràs, ayer en un mitin.    02. La cabeza de lista de ERC, Pere Aragonès, en un mitin de ayer.

BarcelonaSi bien los dirigentes de JxCat y Esquerra tenían la consigna de no atacarse mutuamente cuando empezó la campaña electoral, la pugna entre los socios de gobierno se entrevé cada vez de forma más evidente mitin tras mitin. Los dos grandes partidos independentistas sitúan al PSC en el blanco de las críticas, pero en las últimas horas en los actos de Esquerra se han oído frases como “la sociovergencia que hace 40 años que dura” y mensajes contra “los de siempre” y contra los que tienen “casos de corrupción para parar un tren”. Dardos envenenados hacia JxCat, a quien Esquerra mantiene como sucesor de CDC más allá del PDECat. Lo mismo ha pasado en los actos de Junts, en los que el ex president Carles Puigdemont ha reprochado a los republicanos su estrategia en Madrid. “Los han engañado”, dijo el viernes, o “No os fieis de los que dicen que ahora el 1-O ya no cuenta o ya no vale”, aseguró el sábado.

El domingo el ex conseller Jordi Turull, en un mitin desde la Seu d'Urgell, el tercero desde que está en régimen de semilibertad, reprochó a los republicanos, sin nombrarlos explícitamente, que pongan “excusas” a la hora de sacar adelante el Procés: “Al final ya no se sabe cuál es el objetivo”. Elsa Artadi, número cuatro por Barcelona, siguió por la tarde desde Sabadell pidiendo a los republicanos que sean “mucho más exigentes” en Madrid. Desde Lloret de Mar, el candidato de ERC, Pere Aragonès, replicó a Junts -también sin mencionarlos - que la independencia no se hace ni con “retórica” ni con “declaraciones”, mientras Teresa Jordà, candidata por Girona, apuntaba directamente a la candidata de JxCat, Laura Borràs: “Nosotros no somos hijos del 1-O, llevamos muchos años batallando y trabajando”.

Una de las propuestas que han añadido distancia estratégica entre JxCat y Esquerra ha sido la que lanzó el sábado Borràs de “activar” la declaración de independencia si se supera el 50% de los votos del independentismo el 14-F. Tanto ERC como la CUP han rechazado la idea. Aragonès, en una entrevista al ARA, cargó contra los que fían la independencia a “voluntades declaratorias” que son como dar “vueltas en círculos” e insistió en que hace falta que el independentismo crezca antes de un nuevo embate. La CUP, por su parte, ha advertido de que la independencia no se logrará “solo levantando la declaración de independencia”. Más de tres años después, esa proclamación del 27-O sigue siendo un elemento de controversia entre las fuerzas que la promovieron. Y la campaña se ha convertido en el escenario para volverlas a exhibir.

Aun así, los actos políticos de Junts y Esquerra no pivotan alrededor de su relación, sino que los candidatos dedican la mayoría de tiempo a atacar al PSC y al presidenciable Salvador Illa. Tanto Borràs como Aragonès intentan que la campaña se acabe polarizando entre uno de ellos dos y el socialista. “O un gobierno de Esquerra o el 155”, clamó Aragonès en el mitin. “Salvadnos de este Salvador que no nos salvará de nada”, ironizó Laura Borràs. Pero la realidad es que los tres partidos tienen posibilidades, según las encuestas, de conseguir la primera posición el 14-F. Ayer dos nuevos sondeos apuntaban en esta dirección. Uno de Antena 3 auguraba un triple empate, mientras que El Periódico daba a los socialistas entre dos y tres escaños de ventaja. Un escenario que recuerda mucho al de la campaña del 2017, solo cambiando Cs por el PSC.

También el entorno a Borràs rememora lo que pasó hace tres años: cree que, de acuerdo con la demoscopia, pueden acabar haciendo el sorpasso a los republicanos como pasó el 21-D. Entonces, las últimas semanas fueron determinantes para que Puigdemont se acabara imponiendo a Junqueras. Ahora bien, fuentes del partido admiten que el cuerpo a cuerpo con los republicanos no es lo que los beneficia para crecer -el electorado de Junts clama por la unidad- y por eso medirán el mensaje contra los de Pere Aragonès. Desde el partido consideran, además, que poner en evidencia que los presos “llevan más tiempo en la prisión con Pedro Sánchez que con Mariano Rajoy” también es una manera de poner en entredicho la estrategia de ERC de apoyar al gobierno socialista sin criticarlos abiertamente. De hecho, hasta ahora solo Puigdemont y Turull se han referido a Esquerra, puesto que Borràs se ha centrado en erigirse en la garantía de que no habrá un tripartito y a cargar contra Illa y el gobierno del PSOE y Podemos.

Laura Borràs en un acto de campaña este domingo

Desde ERC analizan que cuando han conseguido convertir las campañas en un duelo con el PSC, como en las dos últimas elecciones españolas, han salido vencedores. “Nuestro rival es el PSC, tenemos claro contra quién nos tenemos que confrontar”, señalan fuentes del partido. Aún así, siguen con atención la evolución de los datos demoscópicos. Los republicanos no pueden obviar que JxCat ha crecido en las encuestas, pero consideran que habrá un cierto efecto Junqueras -por la entrada en campaña del presidente del partido- que les dará una ventaja determinante para poder ganar, esta vez sí, la carrera en los metros finales.

Casado presiona al PSC

Los ataques al candidato del PSC, sin embargo, no solo vienen de las filas independentistas sino también de Cs y el PP, que lo acusan de querer pactar con los independentistas. El domingo el líder del PP en el Estado, Pablo Casado, aterrizó en Badalona, donde el PSC se había aliado con el soberanismo para echar a Xavier García Albiol, que recuperó la alcaldía en mayo del 2020. Casado advirtió de que “Pedro Sánchez no manda a Illa a derrotar el separatismo, sino a pactar y blindar su supervivencia política”. En la misma línea, Carlos Carrizosa, candidato de Cs, alertó de esta posibilidad para reclamar que el voto constitucionalista se mantenga en la formación naranja como en 2017 -las encuestas indican que lo pierden hacia el PSC, el PP y Vox.

Mientras tanto, el PSC se muestra encantado con el nuevo papel que le ha reservado, siempre imprevisible, la política catalana. Hasta hace pocos meses nadie habría dicho que podía disputar con posibilidades de éxito la carrera hacia la Generalitat y ahora es el objeto de la mayoría de críticas de sus rivales políticos, cosa que lo único que hace es darle un papel central en el tablero. Y disfrutando de este nuevo papel, los socialistas ayer apuntaban a ambos lados. Illa, contra el independentismo por haber “debilitado a Catalunya” y desprestigiado las instituciones. Y la número dos, Eva Granados, contra los comunes por “hacer campaña para ERC”.

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