Borràs acusa a ERC y la CUP de "no querer" desobedecer colectivamente en el caso Juvillà
Reconoce que pidió a Aragonès implicar al Govern con la sentencia del 25% de castellano en la escuela
Barcelona"No es que no se podía, es que no se quiso". La presidenta del Parlament, Laura Borràs, ha aclarado pocas dudas, ha dado pocos detalles, pero lo que sí ha hecho en una entrevista a RAC1 es señalar a los que considera responsables del fracaso en la defensa del escaño del cupero Pau Juvillà. Básicamente son, por un lado, ERC y la CUP, que no aceptaron, dice, la desobediencia colectiva que ella planteó y, por el otro, los funcionarios de la cámara, que actuaron sin informarla. A pesar de presidir el Parlament, Borràs no asume la responsabilidad de lo que pasó la semana pasada porque asegura que ella estaba dispuesta a llegar "hasta el final".
Fue ella quien denegó el voto de Juvillà el pasado jueves, escenificando la pérdida del acta del cupero, pero ha puesto el foco unos días antes, cuando hizo "una propuesta ambiciosa de resistencia colectiva" que incluía a la cámara y al Govern. De esta propuesta habló con ERC y con la CUP, y también la trasladó al president de la Generalitat, Pere Aragonès, el sábado 29 de enero en Manresa. A pesar de no dar muchos detalles, Borràs ha dicho que la "resistencia colectiva" también pasaba por que el Govern no cumpliera la sentencia del 25% de castellano en las aulas. Una decisión que ha admitido que implicaría a los directores de los centros, a pesar de que pocos minutos antes había rechazado la idea de "coaccionar" a los funcionarios del Parlament en el caso Juvillà.
A pesar de haber estado defendiendo públicamente que Pau Juvillà mantendría el escaño hasta que hubiera sentencia firme del Tribunal Supremo, ahora la presidenta concluye que el Parlament no ha llegado hasta ahí porque su propuesta no fue aceptada. "Estamos aquí porque no se ha querido ir colectivamente hasta las últimas consecuencias".
Según Borràs, el rumbo cambió cuando vio que ERC y la CUP no estaban dispuestos a desobedecer colectivamente y, por eso, cambió de estrategia, intentando paralizar la actividad parlamentaria en la cámara. Esta propuesta se acabó saldando con una recomendación de la mesa para que se pospusieran las comisiones hasta que se reuniera la del Estatuto de los Diputados para aprobar un nuevo dictamen sobre Juvillà, que todavía tensó más la cuerda entre independentistas. Al día siguiente, Borràs tenía sobre la mesa una delegación de voto del cupero para el pleno que tenía que ratificar el dictamen. En este punto, la presidenta se sintió "muy inútilmente expuesta" por la CUP. Ha afirmado que no puede "hacerlo a solas" -a pesar de asegurar que en el caso del voto de Lluís Puig sí lo hizo ella personalmente- y ha apuntado que, con esta delegación, vio que la querían "sacrificada". "Se estaba pidiendo esta votación con la única finalidad de que yo incurriera en consecuencias penales", ha lamentado.
Contradicciones entre las palabras y los hechos
Borràs ha garantizado que el pasado jueves Juvillà todavía era diputado y que ella no inadmitió la solicitud de voto delegado, sino que no la aceptó para evitar que Juvillà incurriera en un conflicto de intereses. El documento con el que rechazó la delegación demuestra, sin embargo, que esto no es cierto: "No se admite a trámite el voto de Pau Juvillà", firmó la presidenta.
No solo ha apuntado a la CUP y a Esquerra por no aceptar su propuesta de desobediencia colectiva, sino que también ha argumentado que buena parte de la culpa de la retirada del escaño de Juvillà viene dada por la actuación de ahora hace dos años de su predecesor, Roger Torrent, cuando se tuvo que enfrentar a la retirada del escaño del entonces president del Govern, Quim Torra. "Lo que pasó condiciona lo que pasa ahora", ha dicho, y ha recordado que el precedente de Torra faculta ahora a la JEC a exigir que se cumplan sus resoluciones. La presidenta también ha confirmado que la CUP se ofreció a presidir el Parlament, pero que se descartó porque lo habría demorado 15 días y porque el problema no era que ella no estuviera dispuesta a ir hasta el final.
Con todo, la presidenta del Parlament ha admitido que el 20 de enero la Junta Electoral "ya dictamina" la retirada del escaño de Juvillà y el 28 ya expide la credencial de la siguiente candidata de la lista de la CUP por Lleida. Aún así, ha insistido en varias ocasiones en decir que es "falso" que entonces Juvillà dejara de ser diputado. Para ella, el 3 de enero todavía lo era, al menos políticamente, a pesar de que ya no fue ni convocado al pleno ni a las reuniones de la mesa, un hecho que Borràs atribuye a los funcionarios de la cámara. De hecho, ha avanzado que ha puesto en marcha un expediente informativo para conocer cómo actuaron los funcionarios en cada momento. De la secretaria general de la cámara, Esther Andreu, la encargada de ordenar la retirada del escaño de Juvillà, no ha dicho nada. Su cargo depende directamente de Borràs y la presidenta simplemente se ha limitado a decir que lo hizo "por imperativo legal". Cuando en su día fue el anterior secretario general de la cámara el que tomó la misma decisión que Andreu, desde JxCat se reclamó a Torrent que lo cesara.
Así, Borràs ha dado este lunes las mismas explicaciones que ya dio a los grupos en la junta de portavoces del viernes: que ella no sabía que los funcionarios estaban impidiendo que Juvillà tuviera todos los derechos de un diputado. La presidenta de la cámara ha dicho que dará todas las explicaciones que haga falta, a pesar de que ha descartado la opción de hacer una rueda de prensa. También ha descartado dimitir porque se entendería como una "rendición" y cree que precisamente la propuesta de desobediencia que hizo llegar a los grupos es la vía que se tiene que seguir. El jueves, con la delegación de voto encima de la mesa, tenía la opción de reunir una mesa y compartir responsabilidades con ERC y la CUP. Optó por no hacerlo y denegarlo. Cuatro días después, más que compartirlas, las ha repartido.