Partidos políticos

Borràs y Turull toman el timón de Junts con el reto de la unidad interna

Piden a la militancia que vote a todos los aspirantes a la dirección para evitar votos de castigo

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La presidenta del Parlamento , Laura Borràs, y el ex consejero Jordi Turull, ayer.

BarcelonaEste sábado se celebra en Argelers el primer congreso de Junts per Catalunya en el que los delegados se verán las caras. Hace ahora dos años el partido se formalizó en un acto telemático, en plena pandemia, que dio el pistoletazo de salida a una dirección capitaneada por el expresident Carles Puigdemont y el exlíder de la ANC Jordi Sànchez, marcada por la tensión y la complejidad interna. Ahora, los dos líderes del 1 de Octubre dan un paso al lado y ceden el protagonismo a un nuevo tándem: uno de sus compañeros de filas en 2017, el ex conseller Jordi Turull, será el nuevo secretario general, y quien ha sido la cara visible desde las primarias del partido del año 2020, la presidenta del Parlament, Laura Borràs, relevará a Puigdemont como máximo líder del partido. Turull y Borràs salvaron la unidad en el congreso a última hora y ahora tienen el reto de hacer que la cohabitación que han pactado en la cúpula, con la mitad de la dirección propuesta por cada uno, sea operativa. También tendrán que pilotar la formación después de la era Puigdemont, que deja la presidencia del partido para centrarse en el Consell per la República y que hasta ahora ha actuado como punto de unión.

Hay dirigentes que son optimistas sobre la nueva etapa, puesto que creen que si Borràs y Turull se entienden sus respectivos sectores harán piña sin protestar. Otros, en cambio, creen que será una pugna constante para ver qué pulsión se impone, si la más dura, representada por la presidenta de Parlament, o la más institucional, encarnada por el ex conseller. Los debates que tendrán que afrontar son inmediatos: los pactos municipales y, principalmente, el mantenimiento del acuerdo con el PSC en la Diputación de Barcelona (Borràs siempre se ha mostrado contraria); el acuerdo de coalición de Govern con Esquerra, que forjó Jordi Sànchez y con el cual la presidenta del Parlament a menudo ha marcado distancias; y las consecuencias del caso de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC), que afecta a la futura presidenta de Junts, que puede volver a tensar las relaciones con los republicanos y también con la CUP.

Laura Borràs y Jordi Sànchez durante las negociaciones para formar  gobierno con ERC.

Borràs y Turull han hecho llegar este viernes una carta a la militancia donde prometen un partido "nuevo, abierto, democrático, nacido de la generosidad y la suma de las personas y el bagaje de las tradiciones ideológicas del independentismo". Pero también han hecho una petición: "Os pedimos que confiéis en todos y cada uno de los nombres [de la candidatura] que han dado el paso de acompañarnos en este reto". Una manera sutil de pedir a la militancia que a la hora de votar no castigue a nadie de la lista Borràs-Turull que aspira a estar en la dirección. Esta opción la han considerado en los últimos días algunos dirigentes –sobre todo del entorno al exconseller– descontentos con nombres como el de la secretaria segunda de la mesa y aspirante a vicepresidenta del partido, Aurora Madaula, o el secretario de organización, David Torrents, un lugar que Turull cedió a Borràs a última hora para llegar a un acuerdo y para que colocara a alguien de su confianza. A cambio, se pactó que el actual secretario de organización, David Saldoni, cercano al ex conseller, fuera el secretario general adjunto, un cargo de nueva creación para pilotar la acción municipal.

Hay que tener en cuenta que, a pesar de que haya una sola candidatura, el sistema de votaciones permite que alguien se pueda quedar fuera de la dirección si no supera el 50% de los votos del dirigente más votado. Habrá hasta tres urnas diferentes: una para votar al secretario general, el de organización y finanzas; otra para la presidencia y los cuatro vicepresidentes, y otra para los veinte miembros que se presentan para formar parte de la dirección.

Así, no solo se trata de medir el apoyo de los aspirantes a estar en la dirección nacional, sino también qué apoyo despiertan Borràs y Turull entre la militancia. La presidenta del Parlament siempre ha arrasado cuando se ha sometido a la votación de las bases (la última vez fue en la elección como presidenciable de Junts en las elecciones del 14 de febrero del 2021) y hay que ver si mantiene esta fuerza intacta después de su gestión del Parlament –con las licencias por edad y el caso Juvillà– y de las últimas informaciones sobre la investigación judicial que afecta a su etapa al frente de la ILC. La votación también será un test para Turull, puesto que constatará hasta qué punto tiene el apoyo o no del partido de cara a potenciales encontronazos con Borràs.

Acto de JxCat en Balaguer con el secretario de organización, David Saldoni, y la 'consellera' de Derechos Sociales, Violant Cervera.

Segunda fase

El congreso de Junts tiene dos fases. La primera, este sábado en Argelers, servirá para elegir a la nueva cúpula. En la segunda, el 16 y 17 de julio en La Farga de L'Hospitalet de Llobregat, se debatirán la ponencia política, organizativa, municipal y sectorial. Cada una tiene un coordinador y este sábado, a puerta cerrada, esbozarán una primera cata para poner en marcha el debate de enmiendas en las semanas próximas. Las ponencias que despiertan más atención son la política –que coordina Aleix Sarri, cercano a los postulados de Borràs– y la organizativa –que pilota la consellera Violant Cervera, del entorno de Turull–. En la primera se tiene que definir el rumbo del partido, en el que las diferentes familias intentarán encontrar una síntesis, y en la segunda tienen que reformar los estatutos para garantizar que la presidencia y la secretaría general tomarán todas las decisiones de mutuo acuerdo. Este último punto fue una de las condiciones de Borràs para renunciar a presentarse a la secretaría general y no enfrentarse a Turull: la presidenta del Parlament cree que en la etapa de Jordi Sànchez no ha tenido suficiente peso en el partido y ahora quiere revertirlo tomando el mando.

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