El fin de Casado, una segunda oportunidad para Alejandro Fernández

El líder del PPC estaba sentenciado por Génova apenas hace una semana

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Alejandro Fernández (PP), en el debate de política general

BarcelonaHace solo una semana, el líder del PP en Catalunya, Alejandro Fernández, estaba sentenciado. La dirección estatal del partido hacía meses que le había hecho la cruz por los pésimos resultados en las elecciones catalanas y por su mala relación con Teodoro García Egea, y fuentes de Génova no escondían que cuando llegara el congreso de los populares catalanes promoverían un nombre alternativo para tomar las riendas en Catalunya. Siete días después, la situación se ha dado la vuelta como un calcetín. La caída de Pablo Casado ha brindado una segunda vida a Alejandro Fernández, a quien voces de su entorno ven ahora en condiciones de mantener el liderazgo de un partido que acumula derrotas electorales una detrás otra.

Pese al argumento de los malos resultados del 14-F, el origen del choque entre el equipo de Casado y el de Fernández hay que irlo a buscar unos días antes de aquellas elecciones catalanas, cuando desde Génova se envió a la sede de la calle Urgell de Barcelona un equipo cercano a García Egea –con el ahora famoso Alberto Casero al frente– para tutelar la campaña de los populares catalanes. A partir de aquí, las versiones son opuestas. Desde Madrid se lamentaba que no había “nada preparado” y se acusaba a Fernández de haber desatendido el partido –incluso, explican, tuvieron que venir militantes otros territorios para atender las carpas–. “Es un muy buen parlamentario, pero no le gusta trabajar. Tiene el partido olvidado”, criticaban. Desde Barcelona, en cambio, se acusaba a Génova de haber destrozado la estrategia de campaña de Fernández con su intervencionismo, incluso incidiendo en las listas y presionando para intentar que Lorena Roldán se presentara por Tarragona. El malestar vino, sobre todo, a raíz de una entrevista de Casado en RAC1 en la que se desmarcó de la gestión que Mariano Rajoy había hecho durante el 1-O. Después llegó la derrota electoral –el PP fue última fuerza con solo tres diputados–, y Génova puso fecha de caducidad al liderazgo de Fernández.

El rol de Manuel Reyes y Dolors Montserrat

“Estaba condenado”, admiten fuentes cercanas a Casado, que apuntan que Egea ya había optado por el exalcalde de Castelldefels y ahora presidente provincial del partido en Barcelona, Manuel Reyes, para sustituirlo. Varias voces comentan que es precisamente Reyes el que sale más perjudicado. "Si se presentara ahora en un congreso de Barcelona, no lo ganaría", afirma una voz de la directiva del PP, que añade que Reyes fue el ariete de Egea a la hora de aplicar cambios en el territorio que crearon mal ambiente. Por eso, también se duda de su fuerza a la hora de decidir el candidato al Ayuntamiento de Barcelona, donde Reyes ya había empezado a proponer nombres. Numerosas voces alertan también que lo que sí que hace "imposible" la salida de Casado es que Josep Bou repita.

Pese a la nueva oportunidad que le da el adiós de Casado, no todo el mundo en el partido tiene claro que Fernández pueda continuar al frente del PP. Aunque pueda tener buena sintonía con Feijóo, la losa de los malos resultados pesa, y son varias las voces consultadas que miran hacia la eurodiputada Dolors Montserrat, a pesar de que ella querría continuar en Bruselas. "Si Feijóo deja la Xunta para ir a Madrid, pedirá a Montserrat que haga lo mismo por Catalunya", afirma una fuente popular. Sea como fuere, varias fuentes ven el cambio de mandato en Génova como una oportunidad para que en Catalunya haya una tregua y se supere la división. Ahora bien, comenta una voz del PP, empiezan unos meses en los que se hará mucho la pelota.

Dolors Montserrat en una imagen de archivo.
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