El Catalangate amenaza una decena de negociaciones entre ERC y el PSOE

La primera prueba de fuego será la semana que viene en el Congreso con la votación del decreto económico

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Pedro Sánchez y Pere Aragonès entrando en  la Moncloa.

BarcelonaCon el estallido del Catalangate todas las miradas se centraron en si era viable o no continuar con la mesa de diálogo. Pero al margen de la mesa, hay una decena de negociaciones entre ERC y el PSOE que quedan directamente amenazadas por el caso de espionaje y que ahora mismo no tienen un horizonte claro. Negociaciones que afectan leyes catalanas, leyes españolas y carpetas bilaterales entre los gobiernos, que si ya eran complicadas de desencallar antes de la polémica, ahora todavía más. El gobierno español ha demostrado este jueves ser consciente de la situación y su portavoz, Isabel Rodríguez, se ha ofrecido a "incrementar las acciones" en favor del diálogo para mirar de recuperar la "confianza" de la Generalitat. A pesar de esto, desde Madrid, el presidente Pere Aragonès ha avisado que no garantiza sus votos para nada. La primera prueba de fuego será bien pronto.

El principal paquete de negociaciones amenazadas tiene que ver con medidas legislativas que están en trámite en el Congreso, donde ERC es uno de los socios clave para la gobernabilidad. La semana que viene se votará el decreto económico del gobierno español para hacer frente a las consecuencias de la guerra de Ucrania y Aragonès este jueves ha dejado en el aire su voto. "Si pretendes que tu socio te siga apoyando, tienes que tomar decisiones, ser muy claro y llegar hasta el final", ha avisado. ¿Qué decisiones? Pues las de investigar el origen del Catalangate y depurar responsabilidades.

En el caso de este decreto –y podría reproducirse en más casos– el problema no es tanto que los republicanos no compartan su contenido –son medidas asumibles de impacto directo en la ciudadanía– como el coste que puede tener salir en la foto de un eventual acuerdo si antes el PSOE no ha movido un dedo para despejar el espionaje. Ya lo dejó claro el miércoles el propio Aragonès: "Sin asunción de responsabilidades será muy difícil que continúe la estabilidad parlamentaria". Sin embargo, este jueves Unidas Podemos intentaba mostrarse algo más optimista después de verse con el presidente y Jaume Asens decía que no había tenido "la sensación de que estuviera en riesgo la estabilidad de la legislatura".

Sea como fuere, el decreto de medidas económicas solo es el primer escollo. También está en trámite la reforma de la ley mordaza; la ley de memoria; la ley del audiovisual; la ley de vivienda y la ley del solo sí es sí. Cada norma tiene su casuística, pero el Catalangate lo impregna todo. Esta es, al menos, la consigna que impera ahora mismo en Esquerra, que quiere hacer entender a Sánchez que esta vez no podrá hacer como si nada: "Debe entender que tiene en riesgo muchas cosas", señalan fuentes de la dirección. En definitiva, la estrategia de hacer valer los votos en Madrid para que algo se mueva. "Hay muchos temas abiertos. Si no hay respuesta con el Catalangate, tendrá resultados. No es un tema más, es muy grande", resumen. Las negociaciones de la ley mordaza y la ley de memoria ya se habían complicado antes del espionaje. Además, una voz republicana explica que, antes de la polémica, el PSOE ya les había transmitido que había "mucha prisa" por aprobar leyes antes del verano porque las elecciones andaluzas podrían ser en julio.

Diálogo y lengua

Al margen de Madrid, el segundo paquete de negociaciones amenazadas tiene al Govern de protagonista. Son la mesa de diálogo, las comisiones bilaterales y la reforma de la ley de política lingüística. En los dos primeros casos, fuentes del ejecutivo lo dan todo por parado mientras el PSOE no se mueva. Aunque nunca se ha renunciado a la estrategia del diálogo, todo queda "a la espera de la respuesta" de Sánchez. El caso de la lengua es distinto. Esquerra ha demostrado hasta ahora querer los votos del PSC para hacer de la inmersión lingüística una cuestión lo más transversal posible, pero llegar a un acuerdo que también incluya a Junts con el caso de espionaje en el ambiente no es sencillo. Por último, la tercera pata de las negociaciones amenazadas es la de los presupuestos generales de 2023. ERC ha aprobado los dos últimos, pero con la situación actual, es inimaginable que se plantee una tercera ronda.

El papel del PSC

En todo ese entramado de negociaciones amenazadas, el PSC tendrá su papel. Los socialistas catalanes se mueven entre la condena del espionaje y el apoyo al gobierno español. Mientras reclama que se investigue y se den explicaciones sobre el Catalangate, también defiende que la Moncloa no tiene nada que ver. "Creo en la palabra del gobierno español. Yo he estado y conozco cómo van las cosas", afirmaba este miércoles Salvador Illa. Varias fuentes del partido consideran que las consecuencias políticas del escándalo serán limitadas: si bien admiten que el espionaje enrarece el proceso de diálogo con ambos gobiernos y que harán falta gestos para rehacer la confianza, también dejan claro que “no se va a romper nada”. Entre otros, porque Esquerra sabe que "no hay alternativa" a la vía iniciada con el gobierno español. "Retirar el apoyo al PSOE y que gobierne el PP con Vox es un escenario de pesadilla para ellos", afirma una voz del partido.

En el PSC ven en las advertencias de Aragonès a Pedro Sánchez la necesidad de escenificar el malestar y de protegerse de la presión de Junts, pero creen que la sangre no llegará al río. Y consideran que los llamamientos a romper puentes de los de Carles Puigdemont se enmarcan en la pugna por el liderazgo del partido, que debe dirimirse en un congreso en junio. Fuentes socialistas de la Diputación, de hecho, aseguran que en el ente reina la tranquilidad con JxCat.

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