El Cercle d'Economia nos da un respiro

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El presidente español, Pedro Sánchez, ayer en la conferencia del Círculo de Economía.

MadridSi todo lo que ocurre en el ámbito de la política estos días nos lo tomáramos al pie de la letra, podríamos acabar deprimidos. Mejor buscar alivio valorando la hipótesis de que lo que sucede a nuestro alrededor es más bien una caricatura, una versión distorsionada de los acontecimientos. Existe un gran contraste entre lo que podríamos considerar parte de la batalla política ordinaria –muy influida por el calendario electoral– y las necesidades reales del país. Menos mal que estos días el Cercle d'Economia nos ha permitido un respiro, un paréntesis de reflexión y tranquilidad. Pero si buscamos explicaciones sobre las causas de la baja participación en las convocatorias electorales solo hay que echar un vistazo a los titulares de la actualidad política, empezando por el episodio de la incruenta guerra con el presidente argentino, Javier Milei, o el espectáculo frustrado de las comisiones de investigación en el Congreso y el Senado sobre las mascarillas, que de momento avanzan sin ningún resultado clarificador.

En paralelo, tenemos la batalla del PP contra el fiscal general, Álvaro García Ortiz, por la revelación de detalles de la negociación de Alberto González Amador, pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, con los fiscales, para evitar una posible condena de prisión por delitos fiscales. Completa el cuadro la insistencia del PP en pedir que el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, dé explicaciones sobre las gestiones de su mujer, Begoña Gómez, para favorecer supuestamente a empresas con las que ha colaborado. Con el añadido de que los citarán a ambos en el Senado, donde los populares tienen mayoría, a tal fin.

Evidentemente, no digo que todos estos asuntos no deban aclararse. Por el contrario, sería conveniente que pronto cada uno de estos capítulos se decantara, para bien o para mal, en función de la existencia y gravedad de los hechos. Y que Milei encuentre algún otro entretenimiento, o que concentre sus esfuerzos en sacar a su país de la crisis que atraviesa. Y de paso que podamos cambiar el escenario interior, donde ahora tenemos un presidente del gobierno, Pedro Sánchez, atado de pies y manos. Es decir, un presidente con capacidad para remover de forma limitada la escena internacional al promover por ejemplo el reconocimiento del estado palestino, pero bloqueado, en cambio, cuando se trata de aprobar una ley en las Cortes.

Los socios dan la espalda a Sánchez en el Congreso

Comprobamos la complejidad de este cotarro –donde todo se mezcla– durante la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso para sacudir el árbol de la precampaña de las elecciones europeas. Durante los mismos días, en esta fase de prólogo de los cuartos comicios del año, el gobierno perdió la votación de la iniciativa legislativa que pretendía perseguir al proxenetismo y poco después tuvo que retirar su proyecto de ley del suelo, porque no habría tenido los votos suficientes para iniciar su tramitación. En relación a estas reformas no solo los partidos independentistas han dado la espalda a los socialistas, sino que también ha hecho lo mismo la organización con la que están coalizados, Sumar, que no pasa precisamente por un buen momento de cotización en el mercado electoral.

Es muy probable que la falta de apoyo de la formación de Yolanda Díaz a estos dos proyectos esté relacionada con la necesidad de marcar perfil propio frente a las elecciones europeas. Se trata de un juego comprensible pero peligroso. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo puede tener como referencia qué destino ha seguido Podemos. Las discrepancias, formando parte del gobierno, deben limitarse. Decir que estaban previamente pactadas no sirve de mucho. Es algo parecido a un gol en propia puerta. En paralelo, al PP no le beneficia la renuncia a jugar con la posibilidad de abstenerse en determinadas ocasiones. En un marco político en el que las fuerzas independentistas todavía están intentando digerir su resultado electoral en Catalunya, los populares tendrían más posibilidades de mostrar flexibilidad política y parlamentaria. Y no lo hacen. Más ductilidad no debería ser incompatible con un tono de crítica dura como primer partido de la oposición. La mayor dificultad para cambiar el clima político y superar la teoría de que en este ámbito todos los caminos están llenos de fango deriva de cómo se ha practicado el juego político desde hace años. El PP ahora –como el PSOE antes– está convencido de que la única vía para llegar al poder es la del desgaste del adversario. Por eso no se renueva el órgano de gobierno del poder judicial desde hace ya más de cinco años. Y por la misma razón es inviable reconstruir un mínimo clima de confianza entre PSOE y PP que permita, por ejemplo, una aproximación a los asuntos más importantes de la política exterior.

El objetivo de abrir una nueva etapa en Catalunya

En estas circunstancias, tanto o más relevante que la última comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso ha sido su intervención en el Cercle d'Economia. De hecho, la 39 edición de la Reunión de esta entidad permitió la aparición de mensajes en un tono muy distinto al de los debates parlamentarios. El presidente del Cercle, Jaume Guardiola, ya tuvo una buena intervención en RNE calmando las aguas de la crisis con Argentina. Pero lo importante es que Sánchez pudiera llevarse la idea de que el empresariado catalán comparte el criterio de que las decisiones tomadas para intentar abrir una nueva etapa en Catalunya están consiguiendo este objetivo. En el resto de España, no mucha gente le dice al líder socialista que ha demostrado "coraje", como hizo Guardiola. Recordemos que el día 30 se aprobará la ley de amnistía.

Sánchez correspondió al recibimiento con la expresión del deseo de mantenerse en la misma línea, con realismo. Este sentido tiene su apuesta por la mejora de la financiación autonómica y los servicios públicos que, como Cercanías, necesitan inversión. Para Salvador Illa será imprescindible este suministro de oxígeno si gobierna la Generalitat, que sería lo lógico después del resultado de las catalanas. Pero el gobierno sufrirá para conseguir un acuerdo sobre financiación. Feijóo también pasó por el Cercle. Tiene razón que Giorgia Meloni es más seria y prudente que Javier Milei. Pero ojalá Feijóo recogiera el mensaje cuando Guardiola le dijo que "el PP es una pieza fundamental para consolidar esta nueva etapa política". Lo veremos después de las europeas.

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