CRÓNICA

Los comunes prefieren a Iglesias

Yolanda Díaz y Pablo Iglesias.

BarcelonaNo hay duda que Pablo Iglesias todavía levanta pasiones. Más de 200 personas lo esperan en un espacio que acaba siendo asfixiante en la librería Altaïr de Barcelona, pero cuando lo ven aplauden y gritan “Sí se puede” como si fuéramos en 2014 o en 2015. A la misma hora y a solo 20 minutos a pie, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, presentaba el libro sobre liderazgo femenino Poderío, de la experta en comunicación no verbal Patricia Centeno.

Para el espacio de los comunes, la doble visita tendría que ser un compromiso, pero a la hora de la verdad todo el mundo va a ver a Iglesias. Allí está desde Jéssica Albiach hasta diputados en Madrid como Joan Mena, Gerardo Pisarello y Aina Vidal. Díaz reivindica como “muy necesario” que España “tenga una presidenta del Gobierno”. La escucha atenta la consellera de Universidades Gemma Geis, pero la plana mayor de su formación no está.

Quizás el motivo es que Iglesias ha venido a presentar su libro, Verdades a la cara (Navona), fruto de largas conversaciones con el periodista Aitor Riveiro y donde repasa su paso por el gobierno. Pero, ante todo, se despacha a gusto contra la ministra de Defensa, Margarita Robles, tanto por su posición belicista con Ucrania como por el Catalangate. “Qué alegría poder hablar con libertad”, suelta.

Aitor Riveiro, Pablo Iglesias y Jordi Basté durante la presentación del libro.

En cambio, Díaz se sitúa muy lejos de este tono guerrillero. Las diferencias entre los dos, aunque a menudo quedan sepultadas, son palpables. Incluso en las cuestiones menos sustanciales como la estética, que centra buena parte de la presentación de Centeno. En contraposición a los dirigentes que la precedieron en el partido lila, que irrumpieron en las instituciones con rastas, camisetas con mensajes y zapatillas, sin olvidar el célebre moño de su antecesor, Díaz admite que a ella algunos la tildan de fashionista. “Deconstruyo muchas posiciones de izquierdas, que hacen de la estética una especie de combate político”, defiende. Y recuerda, sentada en el sofá del Museo Europeo de Arte Moderno, que “las personas humildes, cuando tienen eventos importantes, se visten bien”.

El acto de Iglesias tiene otro tono. Preguntado por Jordi Basté, Iglesias explica cómo era vivir con una manifestación ultraderechista cada día en la puerta de casa. “Claro que lo pasas mal, claro que lloras. Recuerdo que el día de mi cumpleaños salí con los niños y me dijeron: 'Feliz cumpleaños, hijo de puta'. Lo que nos hicieron es un mensaje mafioso”. De hecho, Iglesias afirma que fue el propio Pedro Sánchez quien lo avisó: “Me han dicho que te buscan”.

El exlíder de Podemos dice que su obsesión mientras estuvo en el gobierno fue poner los fundamentos del bloque de la investidura con ERC y EH Bildu, mientras que el PSOE hacía todo lo posible para sumar con Cs. Y, de hecho, explica que ha coincidido con el president de la Generalitat, Pere Aragonès, en el AVE y que han comentado el escándalo de las escuchas. “¿Quién se atreverá a hacer política si sabes que pueden entrar en tu móvil?”, se pregunta retóricamente.

¿Primera presidenta?

Aquí Iglesias aprovecha la ocasión para lanzar un piropo a Yolanda Díaz, de la que, como si hubiera escuchado el titular que la ministra de Trabajo dio en su acto simultáneo, dice que será la primera presidenta de España y que ejerce un liderazgo “mejor que el de Anguita y el mío”.

Fuentes de los comunes aseguran que el motivo de su ausencia en el acto de Díaz es que no era de partido y recalcan que se reunirán en otros momentos a lo largo de este fin de semana. Por su parte, Iglesias acaba con una confesión: la respuesta que recibió de Pablo Echenique cuando le hizo llegar algunos extractos del libro: “Es fuego valyrio”, le dijo. Fuego valyrio es lo que necesitará Díaz a las elecciones.

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