¿Por qué está en crisis la CUP en el Parlament?
Estrada considera que la estrategia de la formación en la cámara catalana no es suficientemente rupturista
BarcelonaLa renuncia de Laia Estrada como diputada de la CUP, decisión que tanto ella misma como la formación anunciaron ayer, hace meses que se estaba cociendo. Hace poco menos de un año, los anticapitalistas culminaron un proceso con el que querían refundar el partido y del que surgió una nueva ponencia política. Y a medida que la formación ha ido implantando la nueva estrategia en el Parlament, las discrepancias de Estrada con la actividad de la CUP en la cámara han ido incrementando, hasta el punto de que quien fue cabeza de lista de la formación en las últimas elecciones considera que la acción del partido no es suficientemente rupturista. Se trata de una discusión de fondo sobre la estrategia de los cuperos, entre los llamados reformistas y los que apuestan por una estrategia de ruptura y combativa, lo que es lo que quisiera Estrada.
En los últimos meses miembros del secretariado nacional afirman que han mantenido una serie de conversaciones con la que fue cabeza de lista en las elecciones al Parlament, hasta que la propia Estrada no ha visto claro seguir liderando al grupo parlamentario. Remarcan que más que discrepancias con la organización se trata de disconformidades a la hora de aterrizar la estrategia política en la cámara catalana. Fuentes de la dirección de la CUP se apresuran a asegurar, en todo caso, que Estrada no impugna el proyecto político de la formación ni de la izquierda independentista. Lo demuestra, dicen, que no se da de baja como militante, pero también que todo el proceso hasta su salida ha sido hablado con la dirección y que se ha esperado al final del curso político para tomar una decisión definitiva.
Choque por el pacto con el PSC
Uno de los choques más relevantes que han tenido en la CUP en los últimos meses fue por el pacto con el PSC para el decreto de vivienda. Por primera vez, los cuperos negociaron y acordaron con los socialistas una medida en la Generalitat. Lo hicieron incluso cuando el ejecutivo no necesitaba los votos de los anticapitalistas, ya que con el apoyo de ERC y Comuns ya le salían los números. En ese momento, la encargada de comunicar una decisión compleja y que había que explicar bien a la militancia fue Laure Vega, en vez de Estrada. Dos dirigentes que, de hecho, ya se enfrentaron por ser cabeza de lista de la CUP en las elecciones: el resultado fue en favor de la hasta ahora líder del grupo en el Parlamento.
Este pacto con el PSC es uno de los elementos de disconformidad de la hasta ahora líder del grupo parlamentario con la actividad llevada a cabo en la Cámara, pero no es el único. Sin embargo, fuentes de la dirección del partido no entran a detallar en qué otras cuestiones Estrada se topó con la nueva estrategia. Vale la pena remarcar que Estrada, tal como los diputados Dani Cornellà, Pilar Castillejo y Laure Vega, salió elegida en las elecciones al Parlamento de mayo del pasado año. Es decir, pocos meses antes de que la CUP aprobara definitivamente algunos cambios en la estrategia y la nueva ponencia política.
Estos cambios van en la línea de no cerrarse de entrada a llegar a pactos que permitan "mejorar las condiciones de vida de la gente", dicen desde la dirección del partido. También consisten en apostar por batallas concretas, en vez de "disparar contra todo", a fin de que la ciudadanía pueda "entender mejor" qué quiere la formación.
Se despide del Parlamento con un toque de atención
Estrada, pues, no vería bien estos cambios o, al menos, y tal y como apuntan desde el partido, la forma en que estos cambios condicionan la actividad parlamentaria de los anticapitalistas, que para la hasta ahora diputada sería en una dirección "poco rupturista". Y es que quien fue concejal de la CUP en Tarragona siempre ha tenido una actitud combativa y de denuncia. Lo demuestran hechos como su detención a raíz de una protesta feminista contra la presión estética en una tienda de Bershka en el 2009 o el papel activo que jugó en la denuncia de la CUP que destapó el caso Inipro en el Ayuntamiento de Tarragona, liderado entonces por el socialista Josep Fèlix Ballester.
Este espíritu combativo, de hecho, le viene de familia: su padre es un histórico sindicalista, encarcelado varias veces, y fue concejal del PSUC durante la Transición. Pero duró poco, ya que a los seis meses abandonó el cargo decepcionado por las renuncias del partido. Ahora quien rompe con el cargo institucional que tenía es su hija. Y hasta el último momento en la cámara, Estrada ha mantenido su contundencia: ha tildado de "chusma" a la extrema derecha en su discurso de despedida, lo que ha comportado que el presidente del Parlament, Josep Rull, le advirtiera que debía mantener el "decoro y la elegancia". "Acabo por no incumplir el código ético de decoro", concluyó Estrada con una sonrisa desafiante.