La CUP avisa de que no tiene "ningún acuerdo de estabilidad" con ERC y de que su apoyo depende de la acción del Govern

Sabater suspende la gestión del ejecutivo y ve una "actitud de renuncia" a la autodeterminación

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El presidente, Pere Aragonès, conversando con la líder  de la CUP, Dolors Sabater, en el Parlamento .

BarcelonaEl acuerdo entre ERC y la CUP va mucho más allá de la investidura de Pere Aragonès: se da dos años de margen a la mesa de diálogo, se pacta una moción de confianza a medio mandato y se estructuran una serie de políticas para implementar a lo largo de los cuatro años de legislatura. De hecho, en la primera página del pacto ya se deja claro que con el pleno de investidura no se acaba nada: "Es parte de un acuerdo del marco global de la legislatura". Ahora bien, las cosas no están yendo como gustaría a los anticapitalistas, que este miércoles se han desmarcado de la estabilidad del ejecutivo. La líder de la CUP-Guanyem en el Parlament, Dolors Sabater, ha avisado de que, a pesar de la textualidad del pacto, el acuerdo con ERC no es "de estabilidad". Es decir, no se puede descartar que los cuperos dejen de apoyar al Govern. La advertencia la motivan principalmente cuatro acontecimientos: las fotografías de Aragonès con Pedro Sánchez y el rey, la ampliación del aeropuerto de El Prat, la inyección económica al Circuit de Catalunya y la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno. En estos hechos la CUP ve una "actitud de renuncia" a la autodeterminación y no detecta "el viraje a la izquierda" prometido. Por ahora, la nota que Sabater pone al Govern es baja: "Está suspendiendo".

Y la CUP no deja de tener en sus manos la estabilidad de un gobierno en minoría. Sabater, sin embargo, ha asegurado en una entrevista a Catalunya Ràdio que será la propia Generalitat con sus acciones la que determinará el apoyo de los cuperos. De momento, el movimiento de los antisistema es presionar para que el Govern no se acomode. "No hay un pacto de estabilidad, sino de investidura", ha afirmado Sabater en este sentido. En el documento que firmaron las dos formaciones ya se decía que las confianzas se irían tejiendo a partir de la acción del gobierno y, a pesar de que se definía el acuerdo como un "pacto de estabilidad parlamentaria y de gobierno", también se subrayaba que se basaba en los principios de "evaluación y reversibilidad". No han pasado ni tres meses desde la investidura de Aragonès y ya tambalea.

La próxima prueba de fuego del ejecutivo será la aprobación de los presupuestos, en los que la CUP tendría que tener un papel clave. Por ahora, los cuperos no quieren ser tajantes y Sabater, a pesar de criticar duramente las políticas del Govern, ha dicho que "es imposible decir qué apoyo se puede dar a las cuentas sin conocer las partidas".

Este miércoles las amenazas cuperas han sido rebatidas por Esquerra. La portavoz de los republicanos, Marta Vilalta, se ha comprometido en una entrevista a Europa Press a trabajar para no perder el apoyo de los antisistema, pero, al mismo tiempo, los avisa de que a lo largo de la legislatura verán más cosas que no les gustarán: asegura que habrá “muchas contradicciones y momentos de complejidad”. ¿Los motivos? ERC se escuda en que todavía están gestionando “inercias de 40 años de sociovergencia”.

"Dejamos que ellos hagan sus reuniones"

Con una sola frase, Sabater ha resumido la posición de su partido con la mesa de diálogo y la Comisión Bilateral: "Dejamos que ellos hagan sus reuniones". Con el acuerdo firmado con ERC en la mano, los republicanos tendrán dos años para hacerlo. La CUP no dejará de apoyar al ejecutivo por este motivo, pero avisa de que movilizará la calle contra la mesa de diálogo. Y, de hecho, este martes ya lo demostraron anunciando manifestaciones de la izquierda independentista el mismo día que se convoque la mesa de diálogo.

El escepticismo de la CUP conjuga con el de Junts, que este miércoles ha vuelto a poner en entredicho que haya que agotar los dos años. Lo ha afirmado el diputado de JxCat Josep Rius en una entrevista en La Vanguardia. Concretamente ha dicho que se comprometieron con el diálogo, pero "esto de agotar los dos años ya se verá". "No llevará a ninguna parte, pero si sirve para convencer a los que creen que sí, para que vean que no hay recorrido, hagámoslo", concluye Rius.

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