La CUP vuelve a ser clave para hacer gobierno

BarcelonaPor tercera vez consecutiva la CUP volverá a ser decisiva. Los cuperos alcanzaron ayer 9 diputados y tienen en sus manos, como en 2015 y en 2017, la clave de la gobernabilidad después de que ERC y JxCat se quedaran algo más lejos de la mayoría absoluta con 65 escaños, uno menos que hace cuatro años. Tampoco el PDECat, que pretendía ser el antídoto a la dependencia atávica del independentismo mayoritario con la formación anticapitalista, le pudo arrebatar este papel, puesto que quedó fuera del Parlament al no superar el 3% de los votos.

La incorporación a última hora como cabeza de lista de la exalcaldesa de Badalona Dolors Sabater -la candidata mejor valorada según la última encuesta del CEO previa al inicio de la campaña- ha servido de golpe de efecto y ha catapultado a la CUP, que a la vez ha conseguido capitalizar el malestar de parte de las bases independentistas con la inacción del Govern erigiéndose cómo la alternativa para reactivar el embate con el Estado.

Así, la lucha fratricida entre las dos grandes fuerzas independentistas para ser la fuerza hegemónica del independentismo y los llamamientos al voto útil de estos dos partidos para derrotar al PSC de Salvador I´lla no pasaron factura a la CUP, que también se vio favorecida por la baja participación. A pesar de quedar un poco por debajo de los casi 200.000 votos que obtuvo hace cuatro años, la candidatura liderada por Sabater pasó del 4,4% al 6,6% de los votos fruto de la elevada abstención, que le permitió llegar a los nueve escaños. Uno menos que en 2015, cuando logró los mejores resultados de su historia.

Aún así, los cuperos ganaron un cuarto escaño por Barcelona, sumaron uno más por Girona y recuperaron la presencia tanto en Lleida como Tarragona. Volver a tener presencia en todas las demarcaciones era otro de los objetivos que se había marcado la CUP en estos comicios. Espoleada por los buenos resultados obtenidos, Sabater ya emplazó ayer a ERC y JxCat, pero también los comunes, a reunirse hoy mismo para tratar de buscar puentes de entendimiento para configurar el nuevo Govern para no alargar las negociaciones en plena crisis.

La cabeza de lista ya avanzó cuáles son las líneas rojas que pondrá su formación para validar el previsible ejecutivo entre ERC y JxCat: la amnistía y el fin de la represión, hacer efectiva la autodeterminación, un plan de rescate social y una transición ecológica. “Estos grandes consensos tienen que ser la prioridad de esta legislatura para hacer frente a este marco autonomista, y decidirán nuestro posicionamiento”, avisó Sabater. La candidata de la confluencia dijo que el veredicto de las urnas envía un “mensaje claro” que pasa por “un cambio hacia la izquierda” y por reactivar “el camino hacia la independencia”.

Nuevo debate interno

Este resultado aboca a la CUP al enésimo debate interno sobre el papel que tiene que jugar en la investidura, en la que con una simple abstención ya facilitarían que se reeditara un nuevo ejecutivo independentista, pero también con la posibilidad de entrar en un nuevo Govern. Una discusión que ya se inició en precampaña. Seis días antes del inicio de la campaña la militancia aprobaba un documento que establecía quedarse en la oposición. Era la respuesta de una parte de la militancia a la voluntad de asumir responsabilidades de Sabater, que dijo que estaban “más preparados y dispuestos que nunca para gobernar”.

Una apuesta, sin embargo, que cuenta con el aval de Poble Lliure, que considera que después de tres legislaturas ya toca condicionar las políticas de la Generalitat. El secretariado decidió posponer el debate y ahora, con el impulso que les han dado las urnas, los partidarios de implicarse en la gobernabilidad se harán oír más. Con la victoria de ERC, los cuperos, cuando menos, no tendrán que debatir si invisten a la candidata de JxCat, Laura Borràs, después de que Sabater la vetara por su imputación pero la CUP enmendara esta posición poco después.