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¿Hacia dónde debe ir la CUP?

Los batacazos electorales obligan a los cuperos a repensarse para enderezar el rumbo

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La CUP en el acto de presentación del proceso de refundación

BarcelonaEste sábado se presentaba el grupo motor de diecisiete personas que dirigirá el proceso de refundación de la CUP tras los batacazos en las elecciones municipales y españolas. ¿Pero qué está en discusión? ¿Hacia dónde debe ir la CUP? "Todo está a debate", adelanta la portavoz del grupo motor, Maria Gordillo, en una conversación con el ARA. Todo menos los principios que rigen los cuperos y que se sustentan en los conceptos de independencia, socialismo, feminismo y Països Catalans.

"Menos la razón de ser de la CUP, ponemos en discusión las estrategias y las herramientas para alcanzar estos objetivos", subraya Gordillo, que deja claro que todavía no se están abordando aspectos concretos. La clave de bóveda es cómo superar el estancamiento y volver a erigirse en aquel actor clave que era percibido como la alternativa y un revulsivo, en un contexto de desmovilización que, obviamente, va a la contra de la izquierda independentista, más abonada en la calle que en las instituciones.

Para lograrlo, algunos defienden que, antes, es necesario que la CUP explique su papel durante el 2017, cuando comienza su descenso con la excepción de los últimos comicios del Parlament en el 2012 -obtuvieron 9 diputados-, que no dejan de ser vistos como un espejismo. Uno de ellos es el exdiputado Vidal Aragonés: "La CUP debe hacer público lo que hizo desde el 3 de octubre hasta la investidura de Quim Torra porque los buenos resultados del 2021 escondían la necesidad de hacer un análisis profundo de la situación". Más allá de esa revisión histórica, Vidal Aragonés lamenta "la incapacidad para conectar con ciertos sectores de las clases populares" o "los discursos académicos que nadie entiende" y la pérdida de influencia. "Es necesario que vuelva a ser un instrumento útil".

Por su parte, Pau Juvillà, el primer miembro de la CUP en una mesa del Parlament, considera que hay que reflejarse en el trabajo que se hace en los municipios: "La CUP s'debe visualizar como una herramienta necesaria, como en Sant Cugat o Sabadell, tejiendo alianzas y acuerdos circunstanciales". El exsecretario tercero de la mesa, que fue inhabilitado hace dos años, aboga por coaliciones amplias como Girona y Badalona para convertirse en "una herramienta a la izquierda de izquierda, sumando gente que se ha quedado huérfana de referentes políticos, no partidos." El precio de tejer alianzas amplias es el quid de la cuestión.

Mantenerse en el Parlament

Marchar del Parlamento y replegarse en los municipios es un posicionamiento que muy pocos defienden. Presentar batalla a las españolas o europeas es ya otra historia, pero eso siempre se ha puesto a votación. Ni Endavant, que había sido la organización más reacia a dar el salto a las instituciones supramunicipales, avala el repliegue. "El actual marco institucional puede ser un instrumento útil para conectar la propuesta rupturista de la CUP con el pueblo trabajador. Las instituciones también son un terreno en el que se disputa la lucha de clases y desde donde podemos avanzar posiciones", argumenta Joan Marc Ardit, responsable de lucha institucional de esta organización.

Arnau Comas, el coportavoz de Poble Lliure, la otra organización con más peso dentro de la CUP, defiende la necesidad de asumir responsabilidades en el Govern, como ya propuso, sin hacer sangre, a la investidura de Pere Aragonès: "Siempre hemos tenido miedo de gestionar el poder en las instituciones por el pánico que nos generan las contradicciones en las que te pone, lo que ha resultado ser tremendamente limitativo porque no hemos podido aprovechar sus potencialidades para el crecimiento del proyecto". "Hay que trabajar para transformar la realidad, también, mediante el acceso al poder", se reafirma Comas. Adelante, crítico con el apoyo a la investidura, reafirma la estrategia de la confrontación y cree que la acción de la CUP está "demasiado subordinada a las agendas políticas" de Junts y ERC.

Vidal Aragonés avala la entrada en las instituciones, pero pone en duda que gobernar enderezca el rumbo del partido. "Gobernar no hará que las cosas nos vayan mejor. Hay que estar en todas las instituciones, en todas y más, porque no valoramos lo suficiente que significa tener un altavoz, pero lo más importante es cómo conseguir ser un agente político útil para avanzar social y nacionalmente , sea en el Gobierno o en la oposición".

¿Caras conocidas?

El exdiputado tampoco cree que se trate de poner a gente de renombre al frente de las listas. "En otoño del 2020 encuestas internas de ERC o del CEO ya nos daban de 7 a 9 diputados, antes de que se anunciara que Dolors Sabater lideraría la lista. Solo hay una, cara, la de David Fernández, que te hace ganar a uno o dos diputados, pero tampoco más". Sí cuestiona que no se consoliden cuadros políticos. "Mucha gente que estaba en primera línea ya no participa y perdemos por el camino gente bregada y reconocida que ha demostrado solvencia y que puede jugar un papel determinante", señala Aragonés, que apuesta por mandatos de ocho años y "liberar" a exdiputados por el día a día de la organización.

Dolors Sabater y Pere Aragonès en una imagen de archivo en el Parlament

¿Pero el debate incluye también cambiar la sigla? "El mismo proceso dirá si es necesario", apunta la portavoz del grupo motor. "Lo importante es el proyecto y no la sigla, no soy fetichista de siglas, pero cambiar por cambiar tampoco", opina Juvillà. "Las siglas no tienen ninguna importancia, las siglas históricas no les han pasado factura al PSOE, ERC o el PNV y cambiarlas no nos aportará nada menos", añade. El debate no ha hecho más que empezar.

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