Un día en territorio Ayuso: "Madrid es el lugar natural de los organismos del Estado"

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Isabel Díaz Ayuso durante la sesión de control a la Asamblea de Madrid.

BarcelonaLo primero que llama la atención de las intervenciones de Isabel Díaz Ayuso en la Asamblea de Madrid es que siempre lee un papel. Pero no es un papel en el que alguien le ha apuntado unas cifras que ella después reformulará con sus palabras. No. Ella lee las frases literales que alguien más le ha escrito mirando directamente al papel. Y cuando se trata de cuestiones más técnicas, como por ejemplo cifras, se nota a la legua que no sabe de qué habla. Eso sí, el icono pop de la derecha española sabe que juega en casa y la claque de los 65 diputados populares se deja notar en cada frase penetrante.

Así, cuando la portavoz de Podemos, Alejandra Jacinto, la insta a retirar el futuro reglamento del taxi, Ayuso responde: "No acepto lecciones sobre ocupación de un partido que fomenta las relaciones sexuales entre niños". Cuando el socialista Juan Lobato le pregunta por la sanidad pública, Ayuso le responde que lo que tendría que preocuparlo es que la sede de la Agencia Espacial Española, que el gobierno quiere instalar en Elche, esté en Madrid, "que es el lugar natural donde tendría que estar". Y cuando Mónica García (Más Madrid) le reprocha la privatización de la sanidad, la presidenta madrileña asegura: "Las mujeres no queremos que nos paguen los productos de higiene femenina, sino tener un trabajo para pagárnoslos nosotras mismas".

O sea, el secreto de Ayuso es que no responde, sino que hace eslóganes políticos que después los suyos se encargarán de hacer correr en las redes. Y sobre todo deja claro que Madrid es "el lugar natural" para todos los organismos del Estado.

Si en algún lugar empezó el declive de Vox es en Madrid, puesto que su portavoz, Rocío Monasterio, está completamente desdibujada y Ayuso la trata con condescendencia. ¿Y la izquierda? Después del control, García, Lobato y Jacinto se reúnen para comentar la jugada. Ser objeto de las críticas de Ayuso crea una corriente de simpatía mutuo, pero los tres saben que no tienen nada que hacer. Como mucho aspiran a que el bloque de la derecha, que suma 78 escaños entre el PP y Vox, diez por encima de la mayoría absoluta, retroceda un poco.

Parlamento en Vallecas

La Asamblea de Madrid es un edificio bastante feo que parece más bien un recinto ferial situado, eso sí, en el barrio de Vallecas. Puedes estar seguro de que si no fuera por esta circunstancia muchos de sus diputados no habrían pisado ese barrio en su vida. Los periodistas no tenemos acceso al hemiciclo y trabajamos desde las salas de comisiones contiguas. Cuando se lo pregunto a una ujier me mira indignada: "¿Por qué me lo preguntes a mí específicamente?", me recrimina. Hoy entre los invitados en la tribuna están los representantes del sector del taxi madrileño, que en una de esas metamorfosis dignas de ser estudiadas ahora son todos de izquierdas. Ayuso dice que los defiende, pero ellos lo niegan con la cabeza y se van entre los aplausos de la izquierda.

"Yo quiero que haya ocupación y libertad", repite Ayuso como un mantra, defendiendo que Madrid es líder en creación de ocupación y motor económico de España. Las cifras de la EPA, sin embargo, indican que hay hasta seis comunidades autónomas con menos paro que la madrileña, entre ellas –Oh my god!– la decadente Catalunya. Y eso que en estos territorios no hay efecto capitalidad ni decenas de miles de funcionarios del Estado trabajando en los ministerios. La izquierda, sin embargo, parece incapaz de contrarrestar este discurso. Y esto que cuando se sale de la Asamblea y se pasea un poco por Vallecas, el Madrid que vende el ayusismo de prosperidad y trabajo para todo el mundo parece una broma de mal gusto.

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