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El dilema de ERC: pactar o no con Collboni

La decisión divide a la federación en Barcelona, la estructura nacional del partido y el Govern

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El presidente de ERC, Oriol Junqueras, el de la Generalitat, Pere Aragonès, y la concejala Elisenda Alamany.

BarcelonaNo es un debate resuelto, pero sí está latente desde hace semanas en el partido. La decisión sobre si ERC debe entrar en el gobierno municipal de Barcelona y firmar un pacto de coalición con el PSC para dirigir el principal ayuntamiento del país tiene partidarios y detractores tanto dentro de la federación de Barcelona como en la estructura nacional de ERC y también dentro del Govern de Pere Aragonès. Entre las voces favorables a explorar el pacto, hay una que tiene un peso importante y es la del presidente del partido, Oriol Junqueras, quien según varias fuentes consultadas vería con buenos ojos explorar una coalición de gobierno con Jaume Collboni. Donde hay más reticencias, en cambio, está en el Palau de la Generalitat, porque el presidente, Pere Aragonès, mira de reojo esta posibilidad.

¿Es inminente que se abra una negociación oficial para un pacto con Collboni? No, porque de entrada ahora mismo no hay propuesta formal de los socialistas sobre la mesa de los republicanos. Sin embargo, ninguno de los dos actores ha escondido que ha habido conversaciones en este sentido y, de hecho, esta semana se ha visualizado el acercamiento con el acuerdo para aprobar las cuentas municipales. El entendimiento se ha leído como un primer paso para un pacto de gobierno: el propio portavoz de ERC en el consistorio barcelonés, Jordi Castellana, decía que este presupuesto "apunta políticamente hacia dónde debe ir Barcelona".

Debate en la federación de Barcelona

El partido no contempla resolver el debate a corto plazo. Primero esperarán a que los presupuestos hagan su curso: ahora hay treinta días para tramitarlos y aprobarlos en el pleno. En este punto, habrá que ver si finalmente los comunes los aprueban teniendo en cuenta que Collboni no quiere incorporarlos al gobierno municipal. Sea como fuere, el debate es latente entre los cuadros y hay muchas variables en juego. En la federación de Barcelona, las dos candidaturas que se enfrentaron por presidir el partido no son dos bloques graníticos a favor o en contra del pacto, sino que hay voces con una u otra posición en cada una. De hecho, no existe consenso en la ejecutiva. La decisión la tomará este órgano, pero siempre en coordinación con la dirección nacional, que tendrá un papel importante por tratarse del consistorio de la capital catalana, con un peso específico en el partido. La militancia de Barcelona tendrá que validarla en un congreso.

Los partidarios de entrar en un gobierno con Jaume Collboni lo defienden como una manera de dar más visibilidad a su acción política y tener mayor capacidad de incidencia. A lo largo del último gobierno de Ada Colau y Jaume Collboni, ERC apuntaló la gobernabilidad desde fuera del ejecutivo, pero consideran que no lo acabaron rentabilizando política ni electoralmente. En cambio, los detractores del pacto no ven claro que acabe beneficiándolos a largo plazo. Consideran que tienen proyectos antagónicos con el PSC y que contradice la estrategia que hasta ahora había seguido el partido, que sitúa a los socialistas como principales rivales.

¿Vincular negociaciones?

En la calle Calàbria admiten que el PSC está "más entregado" de lo esperado en Barcelona y que la evidencia es el pacto de presupuestos municipales. Los republicanos sacan pecho de haber logrado una mayor inversión en vivienda con mil pisos públicos nuevos este año, o con cuestiones como la Oficina de la Lengua Catalana o la T-Cultura. La portavoz republicana en el consistorio, Elisenda Alamany, se ha pasado en los últimos días haciendo pedagogía públicamente de los beneficios del acuerdo. Que Junqueras no vea mal hablar de un pacto de gobierno es un aval importante para quienes son partidarios. Sin embargo, fuentes del partido también admiten que la decisión es probable que vaya en paralelo con otras negociaciones abiertas, como las de los presupuestos en la Generalitat o incluso la de las cuentas en Madrid.

Lo constatan también en el Palau de la Generalitat. Las reticencias iniciales a explorar un pacto con los socialistas en Barcelona se neutralizarían si todo se entrelaza, es decir, si la Generalitat puede vender antes su pacto de presupuestos con el aval, precisamente, del PSC –el acuerdo sigue bloqueado por el no de los comunes en el Hard Rock–. Ahora bien, lo cierto es que hay voces como la del viceconsejero de Estrategia y Comunicación, Sergi Sabrià, que han rechazado en varias ocasiones pactos con el PSC. Son declaraciones que cobran especial importancia a raíz del debate abierto en Barcelona.

La semana pasada, en concreto, cerraba la puerta a un gobierno de la Generalitat con los socialistas. "En ningún caso está sobre la mesa", decía en una entrevista en el ACN. Fuentes oficiales del Govern prefieren no opinar sobre otras negociaciones, aseguran estar centrados en sus presupuestos y mantienen, eso sí, que cualquier decisión que se tome en Barcelona se hará coordinadamente. Ahora bien, fuentes socialistas aseguran que no "mezclan carpetas, ni en presupuestos municipales, ni en gobierno de Barcelona ni con la Generalitat". De todos modos, Collboni dijo hace pocas semanas que apostaba por una triangulación por las cuentas municipales, catalanas y españolas.

Si se acaba confirmando un acuerdo por Barcelona, no sería el primero entre ERC y el PSC. Ambas formaciones ya gobiernan juntos en varios ayuntamientos del país y también en la Diputación de Barcelona. De hecho, el pacto en esta institución –que se gestó antes de las elecciones generales, pero no se anunció hasta después– generó cierto malestar por el relato que se había hecho hasta entonces de los pactos con el PSC y por cómo se va tomar la decisión. Ahora habrá que ver cómo termina el debate sobre si compartir o no gobierno con el PSC en la capital.

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