El dilema de Laura Borràs

Dentro de JxCat gana peso la opción de que presida el Parlament, pero la candidata todavía no se ha decidido

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Laura Borràs, presidenciable  de JxCat, en una conferencia en la Llotja de Mar

Desde la noche del 14-F Laura Borràs mantiene silencio mediático. No ofrece entrevistas desde hace semanas y solo se ha dejado ver públicamente en la visita el martes a Pablo Hasél en la prisión, el miércoles en la manifestación de apoyo a los síndicos del 1-O ante la Ciutat de la Justícia y ayer en la conferencia de Pere Aragonès. Este segundo plano –querido según el partido– ha situado en primera línea al secretario general, Jordi Sànchez, y la portavoz, Elsa Artadi, los dos únicos negociadores que han hablado de las conversaciones de JxCat con ERC y la CUP en los medios de comunicación. Todo ello forma parte de una estrategia para favorecer las negociaciones, argumentan desde Junts, y evitar polémicas que compliquen la formación del nuevo Govern. La consigna es, pues, la discreción pública, pero, paralelamente, adentro de la formación ya se piensa en cómo quedarán las piezas del tablero en la nueva legislatura. Laura Borràs tiene la clave, puesto que en función de lo que decida ella se decidirá el resto. Habiendo perdido la presidencia de la Generalitat, medita ser presidenta del Parlament, vicepresidenta del Govern o líder del grupo de Junts en la cámara.

Desde hace semanas sopesa los pros y los contras de todas las opciones. De hecho, hay una, la de presidir el grupo parlamentario, que está prácticamente descartada. El dilema fundamental es optar a presidir la mesa en sustitución de Roger Torrent o ser la número dos de Pere Aragonès como vicepresidenta del Govern. Quedarse en la cámara catalana permitiría a Borràs tener una proyección institucional propia y una agenda al margen del ejecutivo. Además, una de las dudas para ir al Govern es la carpeta que podría asumir, puesto que la vicepresidencia hasta ahora ha ido asociada a economía y este no es su ámbito. También hay otro factor, la causa que tiene abierta en el Tribunal Supremo por su etapa en la Institució de les Lletres Catalanes: el impacto de una inhabilitación si fuera presidenta del Parlament sería superior al que habría si fuera vicepresidenta del Govern.

Dentro del partido, buena parte de las voces consultadas por el ARA se acaban decantando por el Parlament. Ahora bien, esto no significa que Borràs se haya decidido, ni mucho menos. De hecho, dirigentes de su entorno más cercano son reticentes a esta opción porque argumentan que, normalmente, los líderes de las formaciones no están en la presidencia del Parlament sino al frente del partido –Borràs es solo miembro raso de la dirección– y en el Govern. Interpretan la jugada como una manera de dejar vía libre al liderazgo de otros dirigentes de Junts –actuales o futuros consellers– en el ejecutivo. Si Borràs fuera presidenta del Parlament, quien tiene más números de ser la mujer fuerte en el Govern es Elsa Artadi como vicepresidenta y responsable económica. “¿Borràs tiene que ser Kamala Harris o Nancy Pelosi?”, se preguntaba recientemente un ex dirigente con influencia en algunos sectores de Junts.

Ahora bien, esta opinión contraria a optar a la presidencia del Parlament tampoco es unánime entre los que se han movido alrededor de Borràs desde el 2017. Los hay que interpretan que en función de cuál sea la hoja de ruta del nuevo Govern –Borràs defendió en campaña activar la DUI– la candidata de Junts no acabará de encajar. Creen que es mejor para su liderazgo que pilote una mesa que “blinde” la soberanía del Parlament, en contraposición, dicen, a la etapa de Roger Torrent, a quien reprochan la investidura fallida de Carles Puigdemont y la retirada del escaño al president Quim Torra.

Negociaciones

Antes de decidir el papel de Laura Borràs, los equipos negociadores de Esquerra y de Junts tienen que cerrar un acuerdo sobre el Procés. La candidata no participa directamente en las negociaciones –tampoco Pere Aragonès, Oriol Junqueras ni Carles Puigdemont–, pero está al corriente de todo. Francesc Dalmases es, en este sentido, su hombre de máxima confianza dentro del equipo. Este jueves, fuentes conocedoras de los encuentros –han mantenido varias horas de reuniones– aseguran al ARA que avanzaban a buen ritmo, a pesar de que todavía no hay ninguna carpeta cerrada. Sin un mínimo pacto sobre el Procés, no se abrirá el melón de la mesa, pero desde Junts aseguran estar tranquilos a pesar de las aspiraciones de los cuperos de presidirla. Creen que les corresponde a ellos como segunda fuerza independentista y que ERC no pondrá en peligro las negociaciones pendientes de la investidura aliándose solo con la CUP.

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