La doble vara de medir de ERC con el PSC

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Pere Aragonés saluda a Salvador Illa a su llegada al Palacio de Congresos de Cataluña

BarcelonaPor lo general, a los políticos no les gusta reconocer contradicciones o incoherencias, hasta el punto de que a veces se llega al absurdo construyendo argumentos para defender algo y la contraria en función de los intereses. La estrategia del diálogo no funcionaba mientras era ERC quien le abanderaba en solitario, pero es una mina de oro según Junts ahora que ellos se han añadido. El PSOE se alarma por la "máquina del barro" que señala la mujer y el hermano de Pedro Sánchez, obviando que el fiscal general filtra información personal de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Alberto Núñez Feijóo flirtea con una moción de censura por los pactos del PSOE con Junts que necesitaría el apoyo, precisamente, de Carles Puigdemont. Y ERC tiene grandes problemas para explicar su relación con el PSC.

Los republicanos llevan tiempo utilizando dos varas de medir respecto a los socialistas catalanes. Tras el 1-O, el PSC se convirtió en el enemigo público número 1 para la dirección de ERC. "Les costará aguantarme la mirada", decía el expresidente republicano, Oriol Junqueras, cuando en el 2020 alcanzó el tercer grado penitenciario. En Esquerra situaban a los socialistas, también al PSOE, en el bando represor del independentismo. No se podía pactar en ninguna parte. Salvo en los municipios. Sant Cugat del Vallès y Figueres se convirtieron en paradigmas de los pactos ERC-PSC en el 2019 para desbancar a Junts de les alcaldies. Las particularidades municipales, argumentaron entonces los republicanos, hacían coherentes aquellos pactos, siempre que no se trasladaran a las diputaciones.

Juntos, que criticaba los pactos de ERC con el PSC, pactó gobernar la Diputación de Barcelona con los socialistas, y ERC se pasó cuatro años criticándolos por haberles dado la tercera institución del país. Pero en el 2023 fueron los republicanos quienes pactaron con el PSC. El nuevo argumento fue que "no había alternativa posible". Excluidos algunos ayuntamientos y ahora también la Diputación, el Ayuntamiento de Barcelona seguía siendo una línea roja: Jaume Collboni participó con Ada Colau y Manuel Valls en la defenestración del ganador de las elecciones, Ernest Maragall. Pero para la dirección barcelonesa eso ya es agua pasada y ahora también es posible pactar con los socialistas en la segunda institución del país.

La investidura de Isla

¿Y a la primera? La investidura de Salvador Isla se está negociando. Con él ya han sacado adelante varios acuerdos en la pasada legislatura, los más importantes, los dos últimos presupuestos de la Generalitat. También quedó atrás la época en la que en ERC se aseguraba que se podía pactar con el PSOE –los indultos, la investidura, los presupuestos del Estado, etc.–, pero no con el PSC. La ejecutiva que ahora lidera Marta Rovira ya ha frenado un acuerdo en la mesa del Parlament con los socialistas y explica que la negociación actual nada tiene que ver con Barcelona, ​​ni con la Diputación, ni con el resto de ayuntamientos ni tampoco con el Congreso de los Diputados. Será que las particularidades de cada caso hacen que todos sean coherentes por sí mismos.

Los detalles de la semana

1.
Silvia Orriols, detrás del otro alcalde de Ripoll
Sílvia Orriols, votant a la sessió constitutiva del Parlament

La sesión constitutiva del Parlamento sirve también para ver las nuevas ubicaciones de los diputados, aunque algunas podrían no ser definitivas. Entre las novedades estaba saber dónde se sentarían los de Aliança Catalana. Ambos se sientan al final de todo –son el grupo más pequeño–, pero la casualidad hizo que Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll, se sentara inmediatamente detrás de su predecesor en el consistorio ripollés, Jordi Munell (Junts).

2.
El PP también habla gallego en el Congreso
El portaveu del PP al parlament gallec, Alberto Pazos, intervenint al Congrés dels Diputats

Esta semana hemos visto cómo los policías del 1-O que tanto habían criticado a la amnistía piden que se les aplique y cómo el PP se ha sumado al uso de las lenguas cooficiales en el Congreso que quiere revertir. Alberto Pazos defendió en gallego el traspaso de la autopista A-9 en la Xunta e incluso recitó un poema de amor de Ramón Cabanillas en su tierra. Habló en el Congreso en representación del Parlamento gallego.

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