¿Cuánto cuesta el último escaño de cada provincia?

En las elecciones de 2021, el último escaño de Lleida y Tarragona bailó por menos de 2.000 votos

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Un colegio electoral en una imagen de archivo.

BarcelonaUn puñado de votos puede condicionar una investidura, asegurar una mayoría absoluta, constatar la extinción de un partido o significar causar sensación la noche electoral. De ahí que las calculadoras de las formaciones echen humo para adivinar cuántas papeletas necesitan en cada circunscripción para cumplir sus objetivos. Ahora bien, no en todas partes ponen la misma atención, porque no en todas partes se necesitan las mismas.

Hay que recordar de entrada que, para entrar en el reparto de escaños, la ley electoral -la española, que se aplica por defecto porque Cataluña nunca ha aprobado ninguna propia— establece que es necesario haber obtenido al menos el 3% de los sufragios de la circunscripción en cuestión. Sin embargo, al fin y al cabo, esta barrera sólo lo es en Barcelona, ​​donde se reparten 85 diputados, porque en Girona (17), Lleida (15) y Tarragona (18), se requiere un porcentaje de votos más alto para entrar en el reparto.

Sin embargo, un 3% de los votos en Barcelona no sólo garantiza entrar en el Parlament, sino hacerlo con dos o tres asientos, dependiendo de la aplicación de la ley de Hondt. De media, llegar al 3% en Barcelona ha requerido aproximadamente 80.000 votos. Es el caso de formaciones como Ciutadans (Cs), que en el 2006 superó por poco la barrera electoral (3,53) y, con prácticamente 80.000 votos, aseguró tres diputados en Barcelona, ​​encabezados entonces por Albert Rivera, cifras que va repetir prácticamente cuatro años después. Similarmente, Solidaritat Catalana per la Independència (SI), el partido con Joan Laporta de cabeza de lista, obtuvo poco más de 72.693 votos que le garantizaron, además del diputado por Girona, tres diputados en Barcelona.

La baja participación, clave para las formaciones extraparlamentarias

En ambos casos, Cs y SI entraron en el Parlamento en comicios con una participación inferior a la media, donde suele ser más fácil para las nuevas formaciones obtener representación, porque el "precio" de los escaños baja. Lo que ninguna formación política ha hecho hasta ahora ha sido entrar por primera vez en el Parlament sólo en una circunscripción que no sea la de Barcelona.

Es lo que algunas encuestas pronostican para Aliança Catalana, la formación islamófoba de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols. Los sondeos le dan posibilidades a Lleida y Girona, más allá de Barcelona. Ahora bien, son sólo encuestas, y la realidad dice que obtener representación es realmente más “caro” que en Barcelona, ​​y es necesario superar con creces la barrera del 3%. En Girona, con una participación como la de la media, se necesitan al menos unos 21.000 votos (5,9% de los sufragios), en Lleida más de 13.000 (6,7%) y en Tarragona hay que superar los 20.000 (5,6%).

En las últimas elecciones, en 2021, con la participación más baja de la historia, el último escaño de Girona se lo disputaron Vox y los comunes, en Lleida Vox y el PDECat y en Tarragona los comunes y el PP. En los dos primeros casos se le llevó la extrema derecha, por un margen de 5.788 y 1.511 votos respectivamente, y en Tarragona los comunes por 1.695 papeletas.

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