El independentismo espera erosionar a Isla con el asunto Sánchez
Los comunes reclaman medidas más allá de la reflexión y la derecha señala a Sánchez como el rival a batir en Catalunya
BarcelonaAnte un inicio de campaña electoral marcado por Pedro Sánchez y la posibilidad de que la decisión del presidente español de seguir en la Moncloa pueda jugar a favor del PSC, que ya va primero a las encuestas, el independentismo se prepara para transformar el episodio en un boomerang contra los socialistas. De hecho, no solo los mensajes de Junts, Esquerra y la CUP van en esa dirección, sino que el PP también quiere evitar que Salvador Illa coja distancia gracias al último movimiento del presidente español. A medio camino, los comunes –socios de coalición de Sánchez en Madrid– ven una ocasión de hacer frente a la "máquina del barro" y proyectarse como la fuerza que puede hacer que los socialistas se muevan e impulsen la agenda de regeneración democrática que ha prometido Sánchez.
Ahora bien, ¿cómo lo harán? Cada uno mantendrá su línea, sin frente común, tampoco dentro del independentismo. De hecho, Esquerra ha convertido su principal mensaje de campaña contra Carles Puigdemont –el tilda de "personalista"– en una crítica también contra los socialistas, a los que acusan de estar supeditados a un proyecto que gira en torno a su líder en Madrid , Pedro Sánchez. Ante esta premisa, los republicanos se erigen en la formación que hace "propuestas" para gobernar Catalunya y confían en que los cinco días de reflexión de Sánchez, que Pere Aragonès ha vuelto a calificar de "comedia", movilicen a la ciudadanía en favor sede. "Es la política del espectáculo por el espectáculo, de la frivolidad. Utiliza los sentimientos electoralmente", criticó este martes el candidato de ERC en un mitin en Santa Coloma de Gramenet. Fuentes del partido reconocen que el asunto Sánchez ha impactado en la campaña, pero aseguran que no les hará cambiar de estrategia. De hecho, recuerdan que, si se trata de comparar el lawfare que ha sufrido el PSOE y lo que ha sufrido ERC,los republicanos son los que tienen "más represaliados" de la historia. Gabriel Rufián también ha incidido durante el mitin: "Algunos tuvieron 1.314 días [de reflexión] en una celda. Bienvenido, ahora te das cuenta de que hay fachas en tu país", ha dicho.
¿Electoralismo?
Juntos asegura también que no altera sus planes. Por el contrario, creen que aún podrán reforzar su mensaje de que el 12-M es un dilema, afirman, entre "Sánchez o Carles Puigdemont". "Vamos a evidenciar que es una maniobra electoralista", afirman fuentes de Junts, además de poner en duda que el presidente español quiera reformar nada del Estado y remarcar que ellos sí que han sido víctimas del lawfare, sobre todo Puigdemont, dicen. También hurgarán en las contradicciones que creen que este episodio ha hecho aflorar en los socialistas: si bien Isla se presentaba como "garante" de la estabilidad y el orden, dicen, ahora señalarán que es al revés: "Han puesto en juego el gobierno y los pactos por una estrategia electoral".
Precisamente hoy, y en un mitin desde Lleida, Jordi Turull ha criticado la "cínica indiferencia" del PSOE cuando las "cloacas" afectaban al independentismo y le ha retado a aceptar un referéndum si quiere "salvar" la democracia española. "Quien nos iba a decir que recurrirían al término lawfare! [...] ¡No nos vinieron a ver en prisión, les daba vergüenza! ¿Y esta gente nos habla de democracia?", clamó el secretario general de Junts, que reprochó al PSC que ahora levante esta bandera por el 12-M cuando pretendía centrar su campaña en la gestión y calificó de "gran estafa" la polémica con Sánchez. "Nosotros nos erigiremos en gobierno solvente", se reafirman desde Junts, algo que también utilizan para criticar la gestión actual de ERC en la Generalitat.
Combatir la "guerra sucia"
La CUP, por su parte, también sube el tono y denuncia la "injerencia política" del PSOE en las elecciones catalanas, un escenario ante el que insta a ERC, Junts y los comunes "a recuperar la agenda nacional y social propia". "Cuando los acuerdos han sido con nosotros, hemos avanzado", ha defendido su candidata, Laia Estrada, que también reprocha al PSOE ponerse ahora las manos en la cabeza después de utilizar las "alcantarillas del Estado" cuando le ha convenido.
Por su parte, los comunes tienen un rol más delicado, por ser los socios de coalición de Pedro Sánchez en Madrid. De entrada, celebran que Sánchez haya admitido la existencia de "guerra sucia" contra dirigentes de su espacio como Ada Colau, Mónica Oltra o Irene Montero –creen que la ola de solidaridad puede movilizar a algún abstencionista–, pero también alertan de que éste episodio no puede quedarse en una simple reflexión. Y es aquí donde se erigen en garantes para que el PSOE haga reformas: "No es un punto y aparte si no va acompañado de medidas para luchar contra el lawfare,", afirman fuentes del partido, que ya juegan esta carta poniendo sobre la mesa la reforma de las mayorías para renovar el Consejo General del Poder Judicial o derogar la ley mordaza.
El PP, Cs y Vox, instalados en el marco estatal
PP, Cs y Vox aprovechan la irrupción de Sánchez en la campaña para cargar contra su estilo de hacer política. Fuentes del PP catalán reconocen que el asunto ha hecho saltar por los aires las previsiones, y pese a que afirman que seguirán haciendo propuestas sobre Catalunya, presentan el 12-M como un plebiscito para frenar a Sánchez. Un discurso que irá acompañado de las manifestaciones contra el gobierno convocadas por su líder estatal, Alberto Núñez Feijóo, y de una denuncia en los tribunales contra el CIS –informa Andrea Zamorano–. Asimismo, como Junts, consideran que el giro de Sánchez ha perjudicado también el perfil de Isla, que vendía estabilidad y moderación, porque ahora los socialistas sólo pueden avalar “show y populismo”, y ven que estos comicios van más allá de unas autonómicas.
En cuanto a la extrema derecha de Vox, su estrategia implica equiparar a Puigdemont y Sánchez, y Ciutadans considera que ha acertado de lleno en el planteamiento de su campaña: su blanco de críticas son el presidente español y el expresidente de la Generalitat. "Tiene más sentido que nunca", concluyen, y mantienen todavía la esperanza de continuar en el Parlament.