Jéssica Albiach: la candidata que entró en política en el metro

La valenciana se ha convertido en la rótula que une el mundo de los comunes con la antigua ICV

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Jéssica Albiach

Barcelona"Cuando llegué a Barcelona, ​​en el 2011, recuerdo que me costaba mucho hablar en catalán en público, porque no estaba acostumbrada, notaba que me faltaba vocabulario, puesto que el valenciano para mí era una lengua reservada al ámbito privado y coloquial. Por eso ahora soy la máxima defensora de la inmersión, porque yo en Valencia no pude ser hija de la inmersión". Jéssica Albiach (Valencia, 1979) se expresaba así hace unos meses en una entrevista con el ARA en la que confesaba una vivencia que es bastante habitual entre los valencianos que vienen a Catalunya: el descubrimiento de la propia lengua. Y podemos añadir que, en paralelo al descubrimiento de la propia lengua, Albiach descubrió un nuevo país, Cataluña, con todo lo que esto comporta: geografía, historia, las comarcas... En un test no suele a fallar ninguna. No en vano siempre fue una buena estudiante.

Todo esto le venía de nuevo, porque ella aterrizó en Barcelona para realizar un máster en la UAB en comunicación y marketing político cuando apenas había cumplido la treintena. Luego encontró trabajo en el departamento de prensa del Ayuntamiento de Cornellà. Como curiosidad, resulta que quien era su jefe allí, Lorena Herrero, ahora es su jefe de gabinete. La tortilla se ha girado. Antes en Valencia había estudiado fotografía y periodismo (llegó a trabajar en el diario Levante), pero le había cogido el gusanillo de la comunicación política trabajando en la campaña electoral de las generales de 2008 en el equipo de la socialista María Teresa Fernández de la Vega, que se presentaba por esa circunscripción.

Errejonista declarada

Pero todo cambió con el 15-M y, sobre todo, con los inicios de Podemos. Ella explica que el detonante de lo que después sería su carrera política fue un encuentro casual en el metro de Barcelona con una de las personas que ella había visto en televisión como portavoz de Podemos en Catalunya. Se presentó y se ofreció para echar una mano. En esos momentos de caos creativo que tienen todos sus inicios, Albiach pasó de ser una voluntaria que quería ayudar en la comunicación a ser una persona que reunía bastantes requisitos para ser el punto de encuentro de todo aquel mundo en ebullición donde confluían gente de sensibilidades y culturas políticas distintas. De alguna forma, Albiach, como errejonista declarada, pasó a ser la síntesis de la Santísima Trinidad que constituían Podemos (ya sin Errejón), los comunes y la antigua ICV. Y así lo ha seguido siendo hasta ahora, haciendo de rótula pese a prescindir ya del elemento podemita, con el que rompió tras la escisión en el Congreso.

Albiach no tiene el carisma de una Ada Colau o de un Pablo Iglesias, pero es una comunicadora efectiva y disciplinada que no crea anticuerpos. Pero una parte del independentismo no le perdona que enseñara la papeleta con el no en la votación sobre la DUI de 7 de septiembre de 2017, aunque ella se declara defensora del derecho de Catalunya a celebrar un referéndum. De carácter afable y talante dialogante, pocos pensaban que sería capaz de tumbar los presupuestos más expansivos de la historia de Catalunya, lo que ha deteriorado la buena relación que había tejido con ERC en los últimos años.

Si hay una persona importante en su vida es su madre, que es una auténtica fan y que desde Valencia sigue la política catalana como si fuera la Liga de fútbol y viaja a menudo a Barcelona para estar con la suya hija. Albiach, por su parte, escapa cuando puede a Valencia a comer un buen arroz ya disfrutar de los suyos. El fenómeno de la Ruta del Bakalao la cogió demasiado pequeña, pero en cualquier caso no hacía mucho para ella. Ella era una joven más hippie y alternativa que no decía que no a un buen puerro. Ahora quizás se estaría, pero en realidad sigue siendo una niña rebelde, de las pocas que hablaba valenciano en casa en su barrio, y que ahora hace bandera de enfrentarse a La Caixa y los poderes fácticos para detener el Hard Rock .

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