Piedad, la abuela de Laia Estrada: el silencioso pilar que aguantaba toda una familia
La abuela de la candidata de la CUP sufrió la represión franquista en Extremadura y encontró una nueva vida en Tarragona
BarcelonaLaia Estrada recuerda a su abuela materna, Piedad Romero, atravesando Tarragona para ir a recogerla a la escuela. Recuerda sus largos silencios y la mirada preocupada cuando empezó a oír a su limpia hablando de política. "Ya le había pasado lo mismo con mis padres, que son los que me han transmitido el activismo. Mis padres siempre han militado y nunca han claudicado. La abuela tenía miedo, ya que ella había sufrido demasiado, durante la guerra. Y siempre sufría por si nosotros podíamos sufrir la represión que sufrió su padre", explica la candidata de la CUP.
La Piedad era nacida en un pueblecito de Badajoz, en la comarca de Tierra de Barros. "Se quedó huérfana muy joven. Su padre tenía dos hermanos y los tres eran socialistas. Un tío era el alcalde del PSOE del pueblo y les acusaron de organizar una huelga en el campo. Los fusilaron a todos y no nunca se supo dónde estaban los cuerpos. Ella se quedó con sus hermanos, cinco chicas y un chico. la militancia del padre. Pasaron mucho miedo y mucha hambruna. Les tocó vivir en la misma calle que los verdugos de su padre. Estrada cree que "este sentimiento de miedo le acompañó toda la vida".
Piedad se casó con un pastor, el abuelo de Laia. Juntos se marcharon a Tarragona en los años 70 y empezaron una nueva etapa de su vida en el barrio de Sant Pere y Sant Pau. Allí el abuelo encontró trabajo en la construcción y Piedad hizo de ama de casa. Estrada dice que la Piedad vio con cierta preocupación cómo su hija "se afiliaba a Comisiones Obreras". "Allí es donde conoció a mi padre, que es de Ciudad Real. Y sufría por ellos", añade la candidata cupero.
Estrada se hace escuchar cuando habla de aquella mujer de la que ha ido entendiendo más cosas ahora que ya no está. "Soy madre de un niño muy pequeñito y estoy disfrutando de la generosidad de mis padres y suegros. Ahora la recuerdo aún más, porque tanto a mi hermano como a mí nos crió ella, ya que mis padres trabajaban", explica. Estrada, la primera miembro de la familia con estudios superiores, afirma que "quería hablar de ella para hacerle un homenaje, por si en vida no le agradecí lo suficiente todos los sacrificios que hizo. Caminaba media hora para ir a recoger nos a la escuela, que no estaba cerca, ya que los padres, que estaban ambos de fuera, quisieron que fuéramos a la Escuela de Prácticas, que era catalanista y progresista". En silencio, la Piedad esperaba su limpia, a la que preparaba pisto o perrunillas, platos extremeños. Olores y recuerdos que Laia llevará con ella para siempre.
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