La candidata que estuvo encerrada en el calabozo antes de nacer

Su madre, extremeña, le puso Laia por el libro de Espriu que le regaló Carod, su maestro de catalán

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Caricatura de la cabeza de lista de la CUP por el 12-M, Laia Estrada

BarcelonaLa cabeza de lista de la CUP, Laia Estrada, ha acumulado diferentes causas represivas, pero antes de nacer ya estuvo encerrada en un calabozo. Fue en febrero de 1982, siete meses antes de que llegara al mundo. La Crida convocó una plantada en silencio en la Rambla de Tarragona contra la OTAN y la Policía Nacional detuvo a sus promotores, entre ellos su madre, Marisa, embarazada de dos meses. Entre los detenidos estaba Carles Riera, con quien ha compartido hemiciclo esta última legislatura.

Un mandato que empezó con otro embarazo, pero en este caso suyo. "Entramos 10 diputados y no 9, porque estaba embarazada y no lo sabía", confiesa la candidata cupero, que debe su nombre al exlíder de ERC Josep Lluís Carod-Rovira. El histórico dirigente independentista daba clases de catalán a su madre, que es de Extremadura, y un día le regaló el libro Laia, de Salvador Espriu. Le gustó tanto que decidió ponerle ese nombre a su hija, como ya había hecho él con su hija.

A Carod no le ha sorprendido la trayectoria política de Estrada, que ha sido concejala y diputada: "En absoluto, viene de estirpe combativa". Su padre, José, obrero de la construcción que vino de Castilla-La Mancha, fue concejal del PSUC en el primer ayuntamiento democrático (aunque lo dejó a los seis meses decepcionado por las renuncias del partido) y es un histórico sindicalista que ha sido encarcelado en varias ocasiones. Y su madre, técnica en cuidados auxiliares de enfermería, es también una activista social.

"Laia encarna el hilo rojo de resistencia de ambos", subraya el exdiputado de la CUP Vidal Aragonès, que una de las primeras imágenes que tiene de ella, cuando aún no la conocía, es de la huelga general del 14- N del 2012: "Los Mossos pegan a un menor de edad y ella, en lugar de huir como haría la mayoría de la gente, pone su cuerpo para protegerle".

Sin embargo, sus padres le pidieron que antes de meterse en política acabara los estudios superiores, porque era la primera de la familia que podía tener carrera. Les hizo caso, pero miró a las licenciaturas que le gustaban y no se hacían en Tarragona, porque tenía ganas de ver mundo. Acabó estudiando ciencias ambientales en Gerona. Pudo ir a la universidad porque la becaron, y los fines de semana y en verano trabajaba en restaurantes y hoteles de la Costa Daurada para pagarse los gastos. Conoce los posibles trabajos del Hard Rock, que se proyecta en Salou, donde se encuentra una de las rentas más bajas de Catalunya. "El turismo sólo aporta riqueza a unos pocos", no se cansa de repetir, con conocimiento de causa, Estrada.

Militancia familiar

Tras terminar la carrera con un Erasmus en Holanda, Estrada inicia su activismo, tarde, con 24 años. Antes de militar en Endavant y en la CUP, entra en la Asamblea por la Vivienda y en la organización feminista Cau de Llunes. En una acción de esta asociación contra la presión estética en una tienda de Bershka fue detenida por primera y última vez en el 2009. "A raíz de que la CUP destapara el caso de corrupción de Inipro, el PSC la quiso echar del pleno, aunque era ilegal porque no había sentencia, pero ella demostró mucha fuerza y ​​ordenación mental para contraatacar", resalta Jordi Martí, el otro concejal de la CUP del 2015. "Tiene una fortaleza brutal porque desde pequeña tiene dos ejemplos de lucha en casa", corrobora Eva Miguel, que acompañó a Estrada en el segundo mandato.

"Laia es una suma de ambos", confirma Laia Castellví, una de sus amigas de la infancia y que se ha convertido en la madrina de su hijo, Blai. Y recuerda que de pequeña ya apuntaba modos: "Promovió un equipo de fútbol de chicas en una competición escolar en la que hasta entonces sólo jugaban chicos". Sin embargo, el deporte rey nunca ha sido su preferido. Hizo voley y atletismo, e incluso ganó alguna medalla en carreras de medio fondo. Pero su gran pasión es el baile, especialmente el flamenco. Ahora ella, como el resto de dirigentes de la CUP, esperan que devuelva el mambo que reclamaban a las puertas del 1-O.

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