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El batacazo de Vox deja la extrema derecha fuera de juego

El partido de Santiago Abascal pierde 19 escaños y no será clave para la investidura del nuevo gobierno

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Saludos fascistas en la sede de Vox en Madrid durante el seguimiento de la noche electoral.

BarcelonaDerrota electoral de Vox, que finalmente no será clave para formar un nuevo gobierno de derechas. El partido de Santiago Abascal pierde 19 escaños y los resultados les dejan con 33 diputados en el Congreso. A pesar de mantenerse como la tercera fuerza, es un bajón más que importante respecto a las últimas generales y, sobre todo, después de una campaña en la que la extrema derecha prometía ser decisiva en el propósito de derrotar al “sanchismo”. Si hace cuatro años el discurso contra los migrantes, el feminismo y el colectivo LGTBIQ+ de Vox sumaba el 15% de los votos en todo el Estado, esta vez los mensajes de odio de la formación verde representan el 12,4%, casi 3 millones de apoyos.

La extrema derecha española llegaba a estas elecciones generales viento en popa por los resultados del 28-M, pero las expectativas de extender su mancha hasta la Moncloa se han deshinchado por completo. El Partido Popular ha arrinconado el temido ascenso de Abascal e, incluso, le ha restado apoyos en los territorios donde ahora gobiernan de la mano como la Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura y Castilla y León. Vox también retrocede en Murcia, donde el 2019 había sido la fuerza más votada y queda por detrás de Sumar en la Comunidad de Madrid.

Ni la “lona del odio” desplegada en la capital española contra las minorías ni los esfuerzos por viralizar lemas como “Que te vote a Txapote” contra Sánchez. Tampoco ha surtido efecto el intento de captar el voto agrario aprovechando las frustraciones de los campesinos españoles ni sus mensajes negacionistas sobre el cambio climático. Durante la campaña, Vox había seguido con las arengas para vincular la inmigración a la delincuencia y los clamores insistentes para derogar la ley trans o la del solo sí es sí.

La noche en la sede madrileña del partido de extrema derecha, que volvió a negar el acceso a medios de comunicación como ARA, dejó escenas de saludos fascistas entre los congregados, pero sin la euforia de anteriores citas electorales. Ningún rastro del triunfalismo patriótico de Abascal, que ayer fue el gran derrotado en una jornada electoral dramática. El líder de Vox alertó en su valoración de los resultados de las "encuestas manipuladas" que contribuyeron a "vender la piel del oso antes de cazarlo" y provocaron una desmovilización de parte del voto de la derecha. Aun así, aseguró que no defraudarán a España, sea en la oposición, o defendiendo de nuevo sus posturas en una repetición electoral.

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