Elecciones generales

ERC retrocede con fuerza pero mantiene margen de presión en Madrid

Pese a perder seis diputados, es importante de nuevo para investir a Pedro Sánchez

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Aragonés, Junqueras, Rufián y Jordà valorando los resultados electorales.

BarcelonaERC sabía que repetir las dos victorias de las elecciones generales del 2019 en Catalunya era una quimera, pero aspiraba a moderar la caída, algo que finalmente no ha logrado. Descendió a la cuarta posición en votos y perdió 400.000 papeletas y casi la mitad de sus diputados en Madrid, que pasaron de 13 a 7. Ahora bien, aunque no pudieron frenar la sangría de apoyos que ya se detectó en las elecciones municipales de mayo, los republicanos tienen dos motivos para ver al vaso medio lleno: mantienen el liderazgo del bloque independentista i vuelven a ser importantes para una eventual investidura de Pedro Sánchez. En definitiva, tienen menos cartas que en la partida de hace cuatro años, pero deben seguirse teniendo en cuenta. Eso sí, Esquerra no podrá ser decisiva por sí misma como en el 2019: ahora los votos de Junts también son fundamentales para Sánchez.

El partido aplicó su manual de las noches electorales complicadas: prudencia y pocos aspavientos. El presidente de la formación, Oriol Junqueras, argumentó que las elecciones se han interpretado en clave "española" y los catalanes han visto al PSC y Sumar más valiosos para frenar "la ola conservadora y reaccionaria" que hay en Europa. "Es evidente que tenemos menos fuerza, pero la fuerza que tenemos puede ser muy decisiva", quiso destacar.

El candidato, Gabriel Rufián, admitió que los comicios "han reforzado el bipartidismo" y que "no son el resultado" que habría querido su partido. Ahora bien, también sacó pecho de que ERC sigue liderando el bloque independentista, y que es ese independentismo quien "puede decantar la balanza" en Madrid. Y en este punto llegó lo más importante de la noche: retó directamente a Junts a “poner un precio” conjunto para la investidura de Pedro Sánchez. Para Esquerra, toda la presión es para los juntaires, que deben decidir si quieren negociar con el PSOE o quieren arriesgarse a una nueva repetición electoral, con el peligro que pueda llevar a un gobierno del PP y Vox.

Esquerra cuenta ahora con una ventaja y con una desventaja. A favor tiene que en campaña ya puso sobre la mesa sus condiciones para investir a Sánchez, por lo que no tiene que complicarse mucho. Son tres: poner fin al déficit fiscal; el traspaso integral de Cercanías –más 4.000 millones de inversiones– y reactivar la mesa de diálogo. Sin embargo, en contra tiene que Junts ya le ha dicho que ni hablar. Y los republicanos saben lo difícil que es negociar con los juntaires y todos los precedentes de desacuerdos que acumulan. "Queremos tender la mano a todos los demócratas, y particularmente a todos los independentistas", dijo Junqueras, intentando ser conciliador con Junts. ERC dejó claro ayer que quiere jugar la partida como en el 2019: recordó que ya puso fin a los gobiernos de Aznar –pactando con Zapatero– y a los de Rajoy –pactando con Sánchez–, y ahora no quiere dar ninguna posibilidad a una repetición electoral que lleve al PP y Vox a la Moncloa.

¿Impacto en el Govern?

Ahora habrá que ver cómo este resultado impacta en el Govern monocolor de ERC en Catalunya. El presidente Aragonés ya remodeló a su ejecutivo a principios de junio como reacción al mal resultado de las municipales, así que volver a cambiarlo ahora no parece una opción plausible. Pero podría no tener un escenario tan complicado. Una de las opciones sobre la mesa sería negociar con el PSOE un intercambio de oxígenos: ERC da estabilidad a Sánchez en Madrid y Salvador Illa (PSC) da estabilidad a Aragonès en Barcelona. Por ejemplo aprobándose las respectivas leyes de presupuestos. No hay nada que dé mayor estabilidad que tener nuevas cuentas en vigor cada año. Ahora bien, esta jugada no es tan sencilla si Sánchez también debe contar con Junts.

Al margen de cómo logra sobrevivir el gobierno de Pere Aragonès, otro de los puntos de atención será si Esquerra decide revisar o no su apuesta por la estrategia del diálogo con el Estado. Es una apuesta que le ha llevado a tener los mejores resultados de su historia, pero que en estos momentos no evita que el partido haya entrado en una dinámica electoral negativa. A su vez, las propuestas unilateralistas tampoco fructifican, de acuerdo con los resultados de Junts y la CUP. Todo indica, por tanto, que por ahora no habrá incentivos para dar ningún giro de timón, sobre todo si se debe negociar una nueva investidura en Madrid. Ahora bien, tarde o temprano, el partido tendrá que plantear probablemente algún cambio, aunque no llegue a sacudida. Si a los resultados de las municipales le añadimos el de las generales de ayer, el ERC de Junqueras entra por primera vez en un ciclo electoral a la baja. Y querrá cambiarlo.

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