ANÁLISIS

Losantos contra Girauta: la guerra civil que fractura a la derecha española

PP y Vox se culpan mutuamente del resultado de las elecciones y, a su vez, los populares están divididos sobre la forma de tratar a la extrema derecha

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Federico Jiménez Losantos y Juan Carlos Girauta

Barcelona"Estás paranoico. Estás mal de la cabeza, Juan Carlos. Eso es que tratas mucho con yunqueros [una organización ultracatólica de origen mexicano con vínculos con Vox]". Estas palabras de Federico Jiménez Losantos dirigidas a Juan Carlos Girauta en la tertulia de EsRadio posterior a las elecciones se hicieron virales y fueron motivo de mofa de los tuiteros de izquierdas, pero es la prueba más evidente de la guerra civil que ha estallado en el seno de la derecha españolista tras comprobar que entre el PP y Vox no han sido capaces de lograr la mayoría suficiente para echar a Pedro Sánchez de la Moncloa. En este campo de batalla, Losantos representa al PP y quienes piensan que el principal responsable de la derrota es la extrema derecha, por haber impedido una mayor concentración de voto en las filas de Núñez Feijóo.Y Girauta, antiguo diputado de Ciudadanos y hoy alineado con las tesis más reaccionarias, defiende que el fracaso corresponde en exclusiva a Feijóo por haber demonizado a Vox y haber hecho una campaña complaciente con la izquierda.

Los argumentos de Losantos y de Girauta los han repetido después, punto por punto, los dirigentes del PP y Vox. En Génova consideran que Vox y sus voxadas, según la expresión de Borja Sémper, han movilizado al electorado de izquierdas y han asustado al de centro. La retirada de banderas LGTBI+, apartarse de las pancartas contra la violencia de género, la censura de espectáculos o de revistas en catalán, colocar a un extorero de vicepresidente en la Generalitat Valenciana, afirmar en campaña que impondrían un 155 permanente en Catalunya... Todo esto habría provocado, según el PP, la remontada de la izquierda. En cambio, la tesis de la extrema derecha es justo la contraria: el PP ha perdido porque se ha dedicado a atacar a Vox, ha asumido el marco mental de la izquierda y ha desmovilizado al electorado conservador dando por hecha la victoria con unas encuestas "manipuladas". Santiago Abascal fue especialmente contundente en una entrevista en Okdiario: "Han cometido un error garrafal porque su obsesión era poder gobernar sin Vox. Han hecho la campaña de la izquierda. Pues ya tienen lo que querían".

Vox tampoco entiende que Feijóo ofrezca ahora pactos de gobernabilidad a Sánchez cuando en campaña dijo que quería "derogar el sanchismo" y creen que está "blanqueando" al PSOE. En esta crítica también se intuye cuál será el eje de la campaña de la extrema derecha si hay repetición electoral: "Nosotros somos los auténticos anti-Sánchez porque, a diferencia de Feijóo, no queremos pactar nada con él".

En el PP, tanto Feijóo como Cuca Gamarra han evitado entrar en el cuerpo a cuerpo con Vox, pero quien sí se ha lanzado ha sido el presidente andaluz, Juanma Moreno, quien en un debate parlamentario acusó a los ultras de haber sido "los principales aliados de Sánchez". "¿Cómo creían que reaccionaría la ciudadanía de Catalunya si ustedes decían que aplicarían un 155 permanente? Pues votando al PSC", espetó Moreno al portavoz de Vox, Manuel Gaviria.

El enfrentamiento entre el PP y Vox esconde, a su vez, otra fractura: la que existe en el PP sobre cómo tratar a la extrema derecha. Hay dos posiciones. La mayoritaria ahora mismo dentro del PP y entre los barones es la que representa el propio Moreno Bonilla, que dice que hay que obviar a la extrema derecha y liderar todo el espacio conservador con la esperanza de que, poco a poco, los electores de Vox vayan volviendo a las filas del PP cuando se den cuenta de que su opción es un obstáculo para que la derecha llegue a la Moncloa. El problema es que estos mismos barones admiten que la desaparición de Vox no es posible a corto plazo, entre otras cosas porque ellos mismos los han hecho entrar en gobiernos tan importantes como el valenciano. Es a este sector más moderado del PP al que Vox ha declarado la guerra, por lo que ha endurecido su posición tanto en Murcia como en Aragón, donde no piensan ceder en la pretensión de entrar en los gobiernos autonómicos, aunque eso implique la repetición de las elecciones.

La hipótesis Ayuso

Pero en el PP hay otra vía no explorada, que estaría liderada por Isabel Díaz Ayuso y que consiste en no esconder la posible alianza con Vox y declarar sin tapujos la guerra cultural a la izquierda. La presidenta de Madrid ha marcado ya distancias con la estrategia de Génova de pedir apoyo al PSOE, pero de momento descarta abrir la batalla por el liderazgo del PP estatal. Otra cosa será si Sánchez logra ser investido, aunque los barones presionan a Feijóo para que aguante cuatro años como jefe de la oposición si es necesario. Entre los cuadros populares reina la confusión sobre cuál es la mejor estrategia para combatir a Vox, si marcar distancias (Feijóo) o abrazarse a ellos (Ayuso), pero sí hay consenso en algo: no es el momento de volver a abrir el partido en canal como cuando defenestraron a Pablo Casado. De momento, la estrategia se basa en subrayar la victoria electoral de Feijóo y en cruzar los dedos para que haya una repetición electoral y, esta vez sí, la derecha sume.

Sea como sea, el desánimo y los reproches se han apoderado de todo el espacio conservador y la digestión de los resultados resulta ahora mismo muy pesada. Hay una pregunta que se cierne sobre toda la derecha y la que no han encontrado aún respuesta. La formuló el periodista Josué Cárdenas, del medio ultra Periodista Digital, en la rueda de prensa del secretario general de Vox, Ignacio Garriga, al día siguiente de las elecciones: "Usted ha hablado del pueblo español y ha apelado a un gran pueblo español, pero está claro que hay diez millones de españoles que prefieren que haya bancos de colores [por la bandera LGTBI+], se alegran de que haya mil violadores beneficiados [por la ley del solo sí es sí], que no les importa que se acerquen presos de ETA o que haya un partido con asesinos en sus listas... ¿Qué mensaje lanza a esos diez millones de españoles que quieren un gobierno Frankenstein y que ayer estaban tan contentos?"

Un periodista le pregunta a Ignacio Garriga (Vox) sobre el resultado electoral.

La respuesta la da otro periodista ultra, Vito Quiles, en su Twitter: "España es una sociedad enferma".

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