ERC presiona a JxCat para acelerar el acuerdo de investidura

Los republicanos formulan los primeros reproches en público ante la falta de adelantos concretos

y
Quim Bertomeu
4 min
El vicepresidente del Gobierno , Pere Aragonès, dirigiéndose este martes a la reunión del consejo ejecutivo

BarcelonaCuando faltan solo diez días para que se constituya el Parlament, la negociación entre ERC y JxCat para la investidura ha entrado en una fase de cierto estancamiento. Los dos partidos ya llevan dos semanas de conversaciones sin ningún adelanto concreto y este martes se han podido oír los primeros reproches por boca de los republicanos. El principal obstáculo ahora mismo es que los actuales socios de Govern no se ponen de acuerdo en qué rumbo tiene que seguir el Procés en la próxima legislatura. Además, la incertidumbre se agrava porque tampoco han entrado en profundidad en otras carpetas de la negociación que, una vez se abran, tampoco serán sencillas de resolver, como por ejemplo la composición del Govern, de la mesa del Parlament o la orientación social y económica del próximo ejecutivo.

Como ya explicaba este lunes el ARA, la negociación se está haciendo a dos velocidades y este martes todavía se ha constatado con más nitidez. Por un lado están los contactos entre ERC y la CUP, que hoy han vuelto a celebrar una reunión de la que han hecho bandera, cada cual a su manera. Los primeros con un comunicado asegurando que hay "adelantos notables" en materia social y los segundos compareciendo en rueda de prensa y mostrando menos euforia, pero también exhibiendo el encuentro. Por otro lado, están los contactos entre ERC y JxCat, que también este martes se han visto las caras -según ha avanzado la ACN-, pero en este caso sin resultados concretos y ni siquiera enviando el comunicado protocolario que han ofrecido en citas anteriores.

La primera voz de alarma para evidenciar que las cosas entre Esquerra y Junts no cuajan ya la había dado por la mañana uno de los negociadores republicanos, Sergi Sabrià. "A mí todavía me cuesta saber qué quiere Junts per Catalunya y quizás por eso llevamos tantas horas reunidos", ha explicado en una entrevista a TVE y Radio 4. El reproche que formulan los republicanos es que JxCat no les acepta la vía del diálogo con el gobierno español, que es la base de la estrategia en la que se ha instalado desde hace tiempo el partido de Oriol Junqueras y, a la vez, no formula una alternativa. "Si tienen otra propuesta que no es la mesa de diálogo la tienen que explicar", ha reclamado Sabrià. Esquerra incluso admite que su propuesta "no es ni la más rápida ni la más guay", pero reclama saber cuál es la alternativa para que la próxima vez la independencia no dure solo "ocho segundos". "Junts solo quiere hablar del Procés y van pasando los días. Nosotros queremos hablar de todo", explican al ARA fuentes republicanas. ERC es quien más se impacienta ante el estancamiento porque aspira a liderar el próximo Govern y esto se acentúa más si se tiene en cuenta que es la primera vez en 80 años que tiene la oportunidad de hacerlo.

Que la negociación empieza a complicarse también lo constata el hecho de que las versiones de los diferentes actores implicados empiezan a ser discordantes. Fuentes de JxCat niegan que solo se esté hablando con ERC de cómo encarar el Procés. En público, sin embargo, de momento contemporizan las advertencias a Esquerra. Este martes el secretario general de Junts, Jordi Sànchez, ha expresado sus dudas sobre la mesa de diálogo, que se creó hace un año y por ahora no ha dado ningún resultado, pero se ha mostrado convencido de que los dos partidos sabrán construir un pacto basado en "la confianza" y "la lealtad" que evite una legislatura de desacuerdos. "Estabilidad sin ruidos", ha resumido Sànchez, dos elementos que no han caracterizado precisamente la legislatura que las elecciones dejaron atrás.

Los límites temporales de la negociación

La negociación no se podrá alargar sin más. La primera fecha límite es el 12 de marzo, que es cuando se tiene que constituir el Parlament y escoger al presidente. Después se abrirán diez días para celebrar el primer debate de investidura, que, si no fructifica, activará la cuenta atrás de dos meses para encontrar a un presidente de la Generalitat o ir a nuevas elecciones. Nadie piensa en llegar a una situación límite como la de la investidura de Carles Puigdemont en 2018 -se certificó a pocas horas de que expirara el plazo-, pero no se irá por la vía rápida que todo el mundo se conjuraba a seguir el día después del 14-F. Ente los próximos días, los líderes de JxCat y ERC también moverán ficha y esto hará virar la negociación en un sentido o en otro. Por ejemplo, Laura Borràs tendrá que aclarar cuál quiere que sea su papel: si quiere estar en el próximo Govern, en la próxima mesa del Parlament o en el grupo parlamentario de JxCat. En cuanto a Pere Aragonès, este jueves hará una conferencia para explicar las líneas del próximo mandato, pero inevitablemente se analizará como un termómetro del momento por el que pasan las negociaciones de investidura. La conferencia, señalan desde su entorno, será un acto de partido y la hará como coordinador nacional de ERC y no como vicepresidente del Govern -para evitar polémicas- y previsiblemente será en un espacio del barrio de Sants de Barcelona.

"Preocupación" en la Moncloa

Las negociaciones en Catalunya se siguen con atención desde la Moncloa. Fuentes del gobierno español apuntan que están observando con "preocupación" las conversaciones para formar Govern en Catalunya, especialmente el diálogo entre Esquerra y los cuperos sobre la revisión del modelo policial. Las mismas voces lamentan que los republicanos se vean "atrapados" por las tesis de los anticapitalistas. La CUP, además, ya ha avisado este martes de que no aflojará con sus demandas y su diputado electo Xavier Pallicer ha dicho que quieren que cuestiones como la prohibición del uso de balas de foam o limitar las funciones de la Brimo sean "líneas rojas" para cerrar la investidura. Es decir, que no aceptarán que sean promesas en el horizonte, sino concreciones a corto plazo. Y, ahora mismo, si algo le falta a la investidura son concreciones.

stats