Análisis

Esquerra y el frente amplio variable

Los 'comuns' pasan de la irrelevancia a la centralidad

El presidente, Pere Aragonès, hablando con el consejero de Economía , Jaume Giró.
22/11/2021
3 min

Fue Joan Tardà quien, mucho antes de las elecciones del 14-F, teorizaba con el que denominaba “frente amplio”, desde la CUP a Junts, pasando por los comuns y con ERC como punto de referencia. Pere Aragonès se hizo suya la idea y después de las elecciones manifestó que su objetivo era conseguir una alianza de estas características. En aquel momento ya no fructificó por los vetos cruzados entre Junts y los comuns y porque, con objeto de cuentas, los colauistas no eran aritméticamente necesarios para la investidura y la CUP se había avanzado con una negociación expreso que les sacaba toda la presión. Ahora ERC se encuentra con que, de manera inesperada, puede recuperar el frente amplio a pesar de que no en un gobierno o acuerdo de gobernabilidad sino con geometría variable.

El nuevo frente amplio variable que se divisa es un tripartito para los presupuestos con ERC, Junts y Comuns, y otro tripartito para las iniciativas puramente independentistas. Este es al menos el escenario que intenta vender Esquerra, pero no hay que ser muy sagaz para ver que los cupaires no tienen ningún interés en sumar sus votos a los del Govern ahora que han recuperado su “lugar natural”, que es el de la oposición.

Pero en cuanto a discurso ERC no dará nunca por rota la posible alianza y, por lo tanto, continuará vigente en el ámbito de los desiderátums. Para los comuns, la dejación de la CUP supone un cambio radical: de la irrelevancia más absoluta pasan a ser ahora el socio imprescindible del Govern. A dos años de las elecciones municipales, además, no les interesa compartir esta condición con el PSC (volverían a quedar desdibujados) y tienen la oportunidad de pedir a ERC que ordene a Ernest Maragall que se avenga a negociar los presupuestos municipales de Barcelona. Si Aragonès necesita el oxígeno de los presupuestos, Colau también. Maragall sería el sacrificado en esta historia.

Pero el verdadero problema ahora no es entre ERC y los comuns sino entre los republicanos y los juntistas. Conforme Junts ha ido recuperando su ADN convergente (la Catalunya del sí a la ampliación del aeropuerto del Prat, a los Juegos Olímpicos, etc.) se ha ido distanciando más de los comuns, en especial de Ada Colau, a quien hay sectores de Junts que le profesan una hostilidad muy manifiesta. En cambio, estos sectores no verían mal acuerdos puntuales con el PSC, de quien están más cerca en el capítulo socioeconómico. Aun así, el discurso de Junts es ontológicamente el de la unidad independentista y el 52%, de forma que es quien puede tener más dificultades para adaptarse al nuevo escenario de alianzas cambiadas.

El pragmatismo de Torra 

En principio, la CUP es el único socio políticamente viable para ellos, pero el mismo Quim Torra ya demostró tener la flexibilidad suficiente para pactar unos presupuestos con los comuns, así que hay que esperar de Jordi Sànchez un pragmatismo similar.

Esto no quita que este nuevo tablero de juego sea más propicio al relato de ERC, en concreto a la necesidad de hacer piña entre todas las fuerzas soberanistas y superar la dinámica independentista/no independentista para introducir con fuerza otros ejes como el izquierda/derecha o el república/régimen del 78. Las próximas horas serán claves para ver quién se adapta mejor al nuevo escenario y qué consecuencias tiene, por ejemplo en Madrid, donde Junts ya ha quedado fuera del juego de los presupuestos.

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