La gobernabilidad del Estado

La estrategia del PSOE, seguir gobernando

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en el hemiciclo del Congreso esta semana junto a la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, entre otros
29/11/2025
4 min

MadridEn este preludio de Navidad, la estrategia del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, consiste en seguir gobernando. ¿Cómo si no ocurriera nada? No, el PSOE no pretende ignorar la gravedad de la situación, pero confía en su capacidad de abrirse camino por un tiempo más. ¿Cuánto más, días, semanas, meses? Esto no lo dicen todavía. Apenas están intentando reponerse del fuerte impacto causado por el ingreso en prisión provisional del exministro de Fomento José Luis Ábalos y de su exasesor Koldo García. Pero esperan parar el golpe, entre sustos judiciales y sin presupuestos para el 2026. El propósito es dejar pasar las fiestas navideñas, y pensarse a fondo lo que debería hacerse para empezar el nuevo año, con qué hoja de ruta. El gobierno es plenamente consciente de su debilidad en el Congreso. Cree, sin embargo, que otros, en especial el PP, están peor, porque siguen sin posibilidades de cerrar pactos distintos a los establecidos con Vox, por ejemplo en Valencia.

Para conseguir la investidura de su nuevo presidente autonómico, Juan Francisco Pérez Llorca, los populares han tenido que pagar un precio elevado, el de asumir buena parte del programa y el discurso radical de la extrema derecha. La esperanza del gobierno es que para mucha gente sea más importante mantener lejos del poder este tipo de opciones, y no castigar a los socialistas por la infección de corrupción detectada en su tejido orgánico. La maniobra no resulta fácil. Veremos qué "revelaciones" puede hacer Ábalos, y con qué pruebas documentales. En cualquier caso, esta vez las olas son de muchos metros, y recuperar el rumbo va a costar. De hecho, los dirigentes del PSOE más experimentados confiesan que las acusaciones contra dos de sus ex secretarios de organización –Santos Cerdán y el exministro Ábalos–, acompañados por el mencionado Koldo García, implican una pérdida de credibilidad que tendrá con toda seguridad efectos electorales.

El ciclo electoral

Sobre el momento en que se producirá esta próxima cita con las urnas todo lo que oís son puras especulaciones. Ahora lo que vendrá en primer lugar es una secuencia de elecciones autonómicas, empezando por Extremadura el 21 de diciembre y terminando en Andalucía en junio. La etapa intermedia será la de Castilla y León. Lo que cabe esperar es un interesantísimo banco de pruebas de preparación para las generales. Los dirigentes territoriales del PSOE no quieren mezclar sus elecciones con unas de ámbito estatal. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, lo viene diciendo desde hace tiempo, porque está convencido de que los líderes autonómicos acaban recibiendo las bofetadas que van dirigidas al gobierno central ya su presidente.

Dudo mucho, en todo caso, en que Pedro Sánchez convoque unas generales antes de ver cómo le van estas tres convocatorias. El líder socialista tiene datos de muchas encuestas, especialmente las procedentes del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que preside José Félix Tezanos. Cuando convoque, Sánchez lo hará inspirándose en su instinto depredador, pero ilustrado por los trabajos de campo que se realizan desde este centro. Intuitivamente, diría que si hay elecciones será después de esta primera ronda autonómica, oa más tardar al inicio del otoño. La única alternativa a este planteamiento es terminar la legislatura y votar en el 2027.

Mientras juega a las hipótesis con el calendario en la mano, el líder socialista tiene dos preocupaciones especiales, que se llaman Junts i Podem. Unos y otros hicieron imposible el pasado jueves que el Congreso aprobara los objetivos de estabilidad, un paso previo para poder centrarse después en la eventual discusión de un proyecto de presupuestos. Parece que los socialistas, sin embargo, no acaban de creerse que los junteros sean capaces de llegar hasta el final y provocar su caída. Tampoco falta quien piense que sería conveniente forzar una votación sobre una propuesta de cuentas para el 2026, aunque sea por perder, porque de este modo todo el mundo debería asumir su responsabilidad. Si el gobierno sigue esta estrategia no será, por tanto, porque quiera mostrar nuevamente su debilidad parlamentaria, sino porque su propósito es denunciar después cómo el PP ha jugado con el interés general y con la caja de sus comunidades autónomas.

La pugna Sánchez-Feijóo

Por tanto, si finalmente el PSOE acaba planteando una batalla centrada en la cuestión presupuestaria, será con la vista puesta en la preparación de las próximas elecciones generales. En el imprescindible debate frente a frente de la campaña de estos futuros comicios, Sánchez necesitará ir provisto de un buen haz de argumentos para contrarrestar los ataques que recibirá de Feijóo presentando al líder socialista como el epicentro de los casos de corrupción que afectan al PSOE. Será un duro combate. Pero los socialistas creen que Feijóo no destaca como parlamentario, y que difícilmente tumbaría a Sánchez en un enfrentamiento en un plató de televisión. Añaden que si el líder del PP no da el paso de presentar una moción de censura es porque teme perderla no solo en número de votos, sino también en términos políticos.

En todo caso es curioso que Feijóo aceptara ir como primera opción al debate de investidura hace dos años, sabiendo que perdería y, en cambio, ahora no plantee una moción de censura explicando para justificarse que no tiene posibilidades de ganarla. Los socialistas dicen demostrar falta de confianza en sí mismo. Pero yo creo que en su decisión de no lanzarse influye que para obtener los votos de Vox, como ha hecho el sustituto de Mazón en Valencia, debería presentar una propuesta de programa para gobernar a España llena de concesiones al discurso de la extrema derecha.

Y mientras así va la disputa política entre los principales protagonistas del presente, Madrid acumula actos sobre la Transición. Entre ellos un homenaje al expresidente de Aragón Javier Lambán, fallecido el pasado agosto. Felipe González y Alfonso Guerra fueron los principales protagonistas, con nuevas críticas a Pedro Sánchez. Es interesante tenerlo en cuenta porque los discursos que pronunciaron responden a una tradición del PSOE sobre la preeminencia del Estado que forma parte del alma de no pocos socialistas. Lo digo por quienes creen que Sánchez representa al Partido Socialista de siempre. Hay que hilar más delgado, porque de ser así, Isla lo hubiera tenido más difícil para llegar a la presidencia de la Generalitat.

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