Anàlisi

La falta de voluntad de Sánchez encalla la negociación

La mesa de diálogo solo se ha reunido una vez en el primer año de Aragonès como presidente

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Pere Aragonès y Pedro Sánchez al Palau de la Generalitat

Madrid“La Generalitat irá a la mesa de negociación para resolver de una vez el conflicto político con el Estado”, proclamó Pere Aragonès en su discurso de investidura. Un año después, la mesa de diálogo que ERC pactó con el PSOE a cambio de su abstención en la investidura de Pedro Sánchez solo se ha reunido una vez, el 15 de septiembre de 2021, y fue para dar el pistoletazo de salida a un proceso de negociación que hasta ahora no ha dado ningún fruto concreto. Además, en aquella primera reunión por la parte catalana solo estuvieron miembros de ERC, puesto que Junts decidió apartarse al no poder enviar a personas de fuera del ejecutivo, como pretendía.

Como hemos visto, el objetivo de la mesa es muy ambicioso porque las posiciones de partida están muy alejadas. La parte catalana va con el objetivo de obtener la amnistía y un referéndum de autodeterminación, cosas que el PSOE descarta de entrada. El único punto de encuentro es el compromiso de que cualquier acuerdo tendrá que ser validado por las urnas (lo que se prevé en el caso de un Estatuto, por ejemplo). Aun así, la idea era crear al menos una dinámica de negociación, con una metodología pactada que fuera ofreciendo frutos puntuales, por ejemplo en el ámbito de la desjudicialización del conflicto. Durante este tiempo han pasado cosas en esta línea, como por ejemplo el cambio de criterio del Tribunal de Cuentas con los avales de la Generalitat a los encausados por el caso Exteriores, pero en general la maquinaria judicial sigue su camino. Además, Pedro Sánchez, por un motivo u otro -ahora las elecciones en Castilla y León, ahora la guerra en Ucrania-, nunca ha encontrado la ocasión para volver a reunir a la mesa. Y ahora el PSOE y ERC están en su peor momento debido al caso Pegasus.

Entre dos fuegos

El president Aragonés está, pues, entre dos fuegos. Por un lado tiene a unos socios de gobierno que están deseando que la vía del diálogo fracase. Por el otro tiene a un PSOE con las encuestas cada vez más en contra y con menos incentivos para reactivar la vía del diálogo con Catalunya. El resultado es que el objetivo expresado en el discurso de investidura del presidente catalán está muy lejos de hacerse realidad. La mesa está ahora encallada, sin pasar de un estadio muy inicial y pendiente de una reunión entre Sánchez y Aragonés con motivo del caso Pegasus que por ahora tampoco tiene fecha.

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