Feijóo, el líder que tiene alergia a tomar decisiones

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Alejandro Fernández y Alberto Núñez Feijóo en una imagen de archivo en Castelldefels.

MadridAlberto Núñez Feijóo llegó a la presidencia del PP por aclamación y con el aura de ser el único líder fuerte que podía reunificar el partido después de la guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Pero, con el paso del tiempo, Feijóo ha ido construyendo la imagen contraria, la de un líder dubitativo, sin principios claros y con alergia a tomar decisiones que puedan suponerle problemas internos. Ejemplos, antes de entrar en el caso particular de Alejandro Fernández, los hay a montones. En octubre del 2022 Feijóo se echó atrás de un pacto que ya tenía cerrado con el PSOE para renovar el CGPJ. ¿El motivo? La presión del ala más derechista del partido (el binomio Ayuso-Aznar) a través de una portada en el diario El Mundo. Con ese gesto se enterraba el pretendido giro moderado que Feijóo quería imprimir a su mandato. Y, desde entonces, cada vez que se ha apartado, aunque fuera un milímetro, de la línea dura, se ha visto obligado a rectificar.

Las negociaciones de sus barones con Vox, que él renunció a monitorizar para tratar de evitar el desgaste que le podían producir de cara a las elecciones del 23 de julio, fueron otro ejemplo de falta de liderazgo. Consta que, de algunos pactos, se enteró por la prensa. Pero, sin duda, el caso más insólito fue el del off the record con periodistas durante la campaña gallega, una conversación en la que revelaba que estaría dispuesto a conceder un indulto acondicionado a Carles Puigdemont, que veía difícil la acusación por terrorismo que estaba construyendo el juez Manuel García Castellón y que estuvieron 24 horas estudiando la propuesta de amnistía que les hizo llegar Junts. Una vez publicadas las informaciones, tras una matización que no convenció a los duros, Feijóo se vio obligado a dar marcha atrás y a repudiar las mismas palabras que él mismo había pronunciado en un entorno de confianza. La gran pregunta en este caso es: ¿Feijóo piensa una cosa en privado, pero dice otra en público porque no es, en realidad, un líder autónomo?

Espectáculo lastimoso

Llegados aquí, a Feijóo le estalla otra bomba con el adelanto electoral en Catalunya. Resulta que Alejandro Fernández es el único barón territorial que se ha atrevido a llevar la contraria al líder por los contactos con Junts e, incluso, hacerlo con un punto de sarcasmo, sabiéndose más fuera del partido que dentro. La gente que conoce a Feijóo afirma que es un líder rencoroso que no perdona las deslealtades. Pero, una vez más, ante el dilema de tomar una decisión, la de cambiar de candidato en Catalunya y poner a alguien más de su cuerda, que podía incomodar al sector duro del partido, el líder gallego vuelve a doblegarse y a optar por la opción más conservadora, aunque sea al precio de ver cómo su autoridad interna queda, una vez más, erosionada. El espectáculo ha sido, en términos políticos, lastimoso. Tener un candidato en capilla durante quince días mientras se filtran nombres de posibles sustitutos es la peor manera de empezar una campaña electoral.

Pero lo importante es que ahora sabemos que Feijóo no es capaz ni siquiera ni de tomar la decisión más fácil que tenía para marcar un perfil propio y reforzar su autoridad interna. Aceptando la candidatura de alguien que le ha cuestionado públicamente (¿alguien imagina a Aznar, Puigdemont o Sánchez haciendo esto?) se muestra como un líder débil y volátil, alguien que no infunde respeto. Y mirando estos dos años de su mandato, se constata que Feijóo no ha tomado todavía ninguna decisión que lleve su sello o sea rompedora con la época Casado. Con Catalunya tenía una oportunidad de oro, y él mismo había alimentado la idea de que tenía un proyecto distinto, más autonomista, más amable con la realidad lingüística y menos hostil al catalanismo. Pero al final, Feijóo ha renunciado a hacer de Feijóo.

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