Elecciones gallegas

"¿Feijóo ya no se presenta?": una tarde en el Centro Galicia de Buenos Aires

Hay más de 160.000 argentinos con derecho a voto en las elecciones gallegas

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Buenos Aires (Argentina)"Con los dos pies aquí y la cabeza allá". Así es como Lourdes, de 80 años, describe el hecho de vivir en Argentina. Nacida en Ordes (Coruña), se encaramó a un barco con 21 años acompañada de sus padres y hermanos y, 15 días después, desembarcó en el puerto de Buenos Aires. Desde finales del siglo XIX hasta la década de los 60 del siglo XX, se calcula que cerca de un millón de gallegos se establecieron en Argentina huyendo del hambre que afectaba sobre todo a las zonas rurales de España. La Guerra Civil y la instauración del nacionalcatolicismo reimpulsaron el exilio en un momento en el que Argentina se encontraba en pleno crecimiento económico y tenía unas políticas migratorias flexibles. "Trabajo había", recuerda Jesús, marido de Lourdes y originario de Viveiro (Lugo), que llegó aquí a los 22 años.

Los dos han pasado la tarde charlando con su amiga Jimena, con un café y compartiendo un paquete de galletas tipo maría. "Falamos galego, ¿eh?", dice riendo Jimena. Los sábados se encuentran en el bar del Centro Galicia de Buenos Aires, un centro social, cultural y deportivo con unos 14.000 socios creado en 1979 después de la fusión de los centros Coruñés, Lucense, Orensano y Pontevedrés, que agrupaban, décadas atrás, a la población originaria. Y es que Buenos Aires, conocida como la quinta provincia gallega, reunía (y aún reúne) a la mayor comunidad de gallegos fuera de España. Sobre todo los de avanzada edad –los que migraron cuando eran pequeños, adolescentes o jóvenes– intentan mantenerse conectados a la tierra donde nacieron: llaman a los familiares, miran la televisión gallega y ejercen su derecho a voto, tanto a las elecciones generales como en las autonómicas.

El voto: una forma de sentirse cerca

"Quiero seguir existiendo para ellos", argumenta Mercedes, de 81 años, natural de A Coruña: "Si dejo de votar, es como si dejara de existir". Juega a Rummy con su amiga, que no es gallega pero que frecuenta el centro y ya ubica ciertas cosas. "¿El Feijóo ya no está?" –pregunta–. "No –le responde Mercedes–, se presentó a las de España, fue el más votado, pero allí no funciona como aquí", refiriéndose al presidencialismo de Argentina. "Entonces él ha decidido no aceptar unas condiciones que Pedro Sánchez sí ha aceptado", dice mientras hace que no con la cabeza. "Yo no sé cómo acabará lo de la amnistía". En las gallegas, Mercedes siempre ha votado al Partido Popular –"Como la mayoría de los que estamos aquí"–, entre otras cosas porque cree que Alberto Núñez Feijóo "lo hizo muy bien" mientras presidía la Xunta. Recuerda sus visitas y las de José María Aznar, así como de Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero "y también las de los alcaldes".

"Pero quien venía muy a menudo era Fraga", explica en conversación con el ARA el presidente de la entidad, Jesús Mosquera: "Fraga fue, sin lugar a dudas, el mejor representante del colectivo gallego en el extranjero ". Mosquera, que le trató a él ya todos los que vinieron después, destaca su capacidad de comprender la complejidad en el hecho de migrar: "Ayudó a toda la emigración, independientemente de quien votaran", lo que "arrastró" la mayoría de los gallegos argentinos hacia una tendencia política". El actual secretario de Emigración de la Xunta, Antonio Rodríguez Miranda, mantiene también una "relación muy fluida" con la comunidad gallega, según Mosquera. En Argentina hay más de 160.000 gallegos con derecho a voto: nada menos que un 35% del voto exterior a las autonómicas. Esta semana, tanto la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, como el presidente de Vox, Santiago Abascal, han sido entrevistados en la radio líder del país, Radio Mitre, ambos pidiendo el voto gallego y alabando a la figura del presidente argentino Javier Milei. Yolanda Díaz, por su parte, pidió el voto por Sumar: "Estamos muy cerca de conseguir que se marchen de la Xunta los amigos de Milei".

"Yo no conozco a los candidatos de estas elecciones", dice Antonio, de 90 años. "Me interesa más lo que ocurre en Argentina, que es donde vivo y donde tengo a mis hijos y nietos", quienes, añade, están aún menos conectados con la actualidad de España. Además, sospecha que la Galicia que dejó atrás es muy distinta a la actual: "En el pueblo donde nació mi madre ya no vive nadie, está abandonado". José, en cambio, afirma: "Volvería mañana mismo, vivo en la añoranza constante", reconoce, y los ojos se le llenan de lágrimas. "Yo no quería venir, pero qué le vamos a hacer, tenía 16 años". Recuerda que por las noches lloraba y no podía dormir, pero que el centro social le salvó: "Esperaba los domingos para reencontrarme con la gente del pueblo y los compañeros del barco, y hablábamos durante horas sobre Galicia". Mira a sus amigos, jugando a cartas alrededor de la mesa, y sonríe: "Sin duda, este sitio nos ayudó a sobrevivir a lamorriña".

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