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El fracaso de Arrimadas: dos años con Cs en caída libre

La líder naranja no ha conseguido hacer remontar al partido desde el batacazo de las generales del 10-N

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ANNA MASCARÓ
3 min
Inés Arrimadas durante un pleno del Congreso celebrado este mes de junio.

BarcelonaInés Arrimadas cogió las riendas de Ciudadanos en marzo de 2020 en un momento de enorme lío interno. Albert Rivera había dimitido por los nefastos resultados de las elecciones generales del 10-N de 2019 y había dejado el partido en manos de una gestora. Nadie tenía dudas de que la sustituta del hiperlíder naranja sería Arrimadas, que cogió el timón de un proyecto en quiebra. Se ha pasado dos años sacando cubos de agua a toda velocidad para tratar de salvar la nave; no lo ha conseguido. Después del último batacazo de las andaluzas, se encomienda a una refundación que podría pasar incluso por cambiar la marca. No se plantea dimitir: atribuyó los malos resultados, entre otras cosas, a errores cometidos en 2019, cuando Rivera estaba al frente. Pero, cuanto más tiempo pasa, más se le complica esta justificación y la falta de autocrítica se hace más palpable.

“¿Se puede culpabilizar a Arrimadas por los resultados? Mi conclusión es que no”, asegura un dirigente del partido. “Rivera llevaba 14 años, ella cogió las riendas del partido y después vino una pandemia”, reflexiona: “Entró y de repente no podía reunirse con los afiliados, no sabía cómo comunicarse, era frustrante”. Esta voz, que cree que Arrimadas merece más margen de tiempo para intentar enderezar el proyecto, recuerda que cuando aceptó ser la presidenta de Cs ya sabía que se metía en un “follón importante”.

Arrimadas no tiene contacto con la ejecutiva anterior, a pesar de que ella misma formó parte. El mando de Rivera era muy vertical, pero voces consultadas creen que no se puede desvincular. “Todas las decisiones se votaban por unanimidad”, recuerda una fuente destacada de la dirección anterior: “Nosotros hemos dimitido de todo. Si cree que no se hizo bien, ella también lo tendría que haber hecho”. Como explica esta voz próxima, Rivera no se ha dado de baja del partido “para no generar este titular”, pero está descontento con el giro hacia el PSOE de su sucesora y, especialmente, por el fiasco de la moción de censura en Murcia. “Fue una deslealtad y lo frustramos nosotros”, señala; concretamente, Fran Hervías, antiguo secretario de organización en la época de Rivera y que después fichó por el PP y se convirtió así en una pieza clave en la opa hostil que los conservadores lanzaron contra Cs. En una entrevista reciente a Onda Cero, Arrimadas negó que estuviera detrás de ninguna moción de censura, ni en Murcia ni en Madrid: “Nunca hablé con Pedro Sánchez ni organicé ninguna moción de censura”. Pero varias fuentes creen que sí que las orquestó y que esta ha sido su peor decisión política hasta ahora: “No puedes querer tumbar gobiernos de los cuales formas parte”.

Propuesta de refundación

El sector crítico que en su momento existió en Catalunya ya no está. Sus miembros han ido abandonando el partido. La última baja fue la de la histórica diputada Carmen de Rivera esta semana, que señala lo que considera otro error del cual Arrimadas no ha hecho autocrítica: “Se marchó de Catalunya después de ganar las elecciones”. “Ha llevado el partido al cero”, recuerda un reciente excargo naranja: desde el 10-N, Cs ha perdido 30 escaños en Catalunya, ha desaparecido de los parlamentos madrileño y andaluz, se ha quedado con solo un diputado en Castilla y León, y solo ha ganado uno en el País Vasco gracias a una alianza con el PP. En total, tiene 135 diputados menos que antes. Este lunes la ejecutiva aborda una propuesta de “refundación” que podría pasar incluso por un cambio de marca. A pesar de las presiones, el grupo cierra filas con la líder e insta a mantenerle la confianza.

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