Administración pública

Joan Ridao: "Con la fragmentación del Congreso, los lobis se han tenido que multiplicar"

Presidente del Instituto de Estudios del Autogobierno

Joan Ridao publica 'Una historia del catalán en la escuela'
07/07/2024
3 min

BarcelonaJoan Ridao (Rubí, 1967) acaba de publicar el libro Los lobbies: presente y futuro de la regulación de los grupos de interés en España y Europa (Marcial Pons).

¿Qué entiende por lobis?

— Cualquier interacción entre empresa o particular que tiene intereses de carácter económico. Es una actividad de influencia en el proceso de toma de decisiones. En el libro proponemos introducir una nueva condicionalidad: no lo miraremos tanto en función de lo que es como de qué nivel de ingresos puede obtener el beneficiario de la actividad de influencia.

¿Por qué no existe una regulación en el Estado?

— Porque yo creo que a Florentino Pérez (ACS) ya José María Álvarez-Pallete (Telefónica) no les interesa: así ellos pueden seguir haciendo la actividad de presión en el palco del Bernabéu y, por tanto, el hecho de que haya publicidad o trascendencia de estas cosas no interesa. ¿Por qué? Porque el gran tema de los lobis ahora es la trazabilidad. La mayoría de regulaciones que tenemos ahora, la catalana incluida, son estáticas: existe una relación de empresas y entidades cuando acuden al Parlament o al Govern y en la agenda del alto cargo figura que se han reunido. Pero tú no puedes saber cuál es su grado de incidencia. Por eso se debe incluir la huella normativa.

¿Eso qué implica?

— Un cambio en el procedimiento de elaboración de normas. En todos los informes existentes deberá haber uno sobre la trazabilidad que durante el procedimiento deberá ir actualizándose con la tramitación. Lo que queremos es que se reflejen qué acuerdos han adoptado y la trascendencia del contacto o de la interacción entre el lobista y la administración.

Desde hace años que en Catalunya se habla de eso, pero no ha terminado de arrancar.

— En Cataluña tenemos un sistema pionero en el Estado en la regulación de lobis. El peligro es que se convierta en una especie de directorio de empresas y entidades. La impronta normativa estaba incluida en el plan del Gobierno, pero decayó [con la convocatoria electoral]. También sabemos que el gobierno de Pedro Sánchez tramitará una modificación de la ley de transparencia para su introducción.

En el Congreso y en Cataluña, ¿cuál ha sido su experiencia con lobis como diputado?

— En el Parlament, siendo portavoz durante muchos años durante el tripartito, poca. En el Congreso recuerdo más movimiento.

¿Y qué pedían?

— Proponían enmiendas, pero no recuerdo que me hubieran ofrecido nada a cambio, ni siquiera un obsequio. Ahora bien, Telefónica es muy difícil que vaya a ver a un grupo parlamentario, ¿no? Ya negocia con quien debe negociar. Pero en el momento en que aparece la fragmentación partidista y se atomiza el Congreso, con la emergencia de Podemos y Ciudadanos, me consta que esta actividad de influencia ha tenido que multiplicarse porque, obviamente, el gobierno no puede garantizar las cosas .

¿Los sindicatos y las patronales son lobis?

— No. Una de las características de nuestro sistema político es que tenemos un sistema muy institucionalizado de participación del mundo económico y social en las leyes. Ahora ya podemos saber lo que ha introducido.

¿El ANC y Òmnium fueron un lobi durante el Proceso?

— No, yo creo que son una entidad de carácter cultural, lingüístico, y otra entidad que dinamiza políticamente, y por tanto…

Pero ¿ejercieron una influencia en la ley del referéndum o de transitoriedad?

— Lo ignoro en este caso concretamente. Pero creo que no son lobis. Cualquier interacción no puede serlo. Tiene que haber un provecho y, además, una intervención muy profesionalizada. Y yo creo que lo profesional tiene muy poco. Más bien es un movimiento…

Esta semana el ARA ha publicado que ERC estaba detrás de los carteles de Maragall y una estructura B para realizar contracampañas. ¿Qué piensa como ex secretario general?

— Me duelen este tipo de episodios porque esto no está en la tradición de Esquerra. Yo nunca recuerdo, en el pasado, una campaña de falsa bandera para deslegitimar al adversario político. Es una forma muy poco republicana de hacer política.

¿Qué debe ocurrir con el congreso de ERC?

— Quiero recordar que existe un antecedente en el que yo mismo y Joan Puigcercós nos apartamos en beneficio de la actual dirección de hoy, de Oriol Junqueras y Marta Rovira. Ese tráfico, podríamos decir, modélico debería estar presente.

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