Pasos perdidos

Guía para entender el PP valenciano

Mazón y Mompó en una imagen reciente.
15/11/2025
Subdirector y delegado en Madrid
3 min

BarcelonaDentro del universo del PP español, el PP valenciano tiene fama de excesivo y problemático. De máquina de obtener votos, pero también de fuente de escándalos. Si miramos con detenimiento, sin embargo, el PP valenciano no es uno, sino tres. El de Alicante, el de Valencia y el de Castellón.

El PP de Alicante es el que más se asemeja al madrileño y, por tanto, es el más ayusista. Está asentado en un territorio sin una identidad valenciana definida y que en muchos aspectos es como una extensión –la playa, de hecho– de la capital del Estado, y su gran motor es la construcción y el turismo, es decir, el dinero fácil. La hegemonía conservadora en las comarcas castellanohablantes es abrumadora, lo que le convierte en un feudo inexpugnable al estilo de Murcia. No en vano, las dos veces que el PP ha desbancado a la izquierda lo ha hecho con candidatos alicantinos: Eduardo Zaplana en 1995 y Carlos Mazón en el 2023, con un perfil más liberal que conservador.

El PP de las comarcas de la provincia de Valencia tiene mayor conciencia valenciana, aunque sea regional. Esto le acerca más a un PP como el balear. Pero, a su vez, también por su carácter más urbano, es más progresista que el PP alicantino o castellonense. La causa es que en las comarcas centrales del país y también en algunas áreas metropolitanas la izquierda sigue siendo potente y, especialmente Compromís, le disputa la bandera de la valencianidad. Cabe recordar que el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó, gobierna esta institución no de la mano de Vox sino en alianza con un partido progresista que es una escisión del PSPV, Ens Uneix. Y así la diputación, por ejemplo, no ha reducido las ayudas al valenciano ni a la Acadèmia Valenciana de la Llengua.

El PP castellonense tiene mucho menos peso por una cuestión demográfica, pero a menudo hace de árbitro entre Valencia y Alicante y eso le otorga un papel más relevante de lo que le correspondería. La cultura política de los populares castellonenses es la de los clásicos caciques, por ello Carlos Fabra, cuarta generación de una familia que domina la política castellonense, es su figura histórica más prominente. También son, a la vez, los más ideológicamente conservadores y al que más se parecen es al PP gallego. Evidentemente, esto es una simplificación y en todas partes hay de todo, pero sí existen idiosincrasias que hay que conocer para entender un territorio más complejo de lo que parece.

Los detalles

1.
La música de Pedro Sánchez

El presidente español alaba el disco de Rosalía

Imatge promocional de RNE3

El jueves, mientras en el Tribunal Supremo tenía lugar la última jornada del juicio en el fiscal general, Pedro Sánchez se puso vaqueros –pantalones y cazadora– y visitó RNE3 para charlar de música. Allí alabó el último disco de Rosalía, Lux –"Es una maravilla", dijo–, y explicó que le gustaba también la cantante estadounidense Sharon Van Etten y el grupo canadiense Destroyer.

2.
Puigdemont y la Hacienda española

El expresidente catalán recibe una carta a Waterloo con la dirección en catalán

Carles Puigdemont a Waterloo

Carles Puigdemont reveló el viernes en X que le ha llegado una carta de la Hacienda española a su domicilio de Waterloo con la dirección escrita en catalán: "Avenida del abogado", aunque el nombre oficial es en francés "Avenue del Abogado". Puigdemont felicitaba los servicios postales belgas y remataba: "Ahora trata tú de enviar una carta al "passeig de la Castellana" de Madrid, a ver si llega..."

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