¿Hay gato escondido?

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Pedro Sánchez, ayer, en el acto de firma del convenio.

BarcelonaSi nos atenemos sólo al pacto anunciado por Esquerra –pese a que este lunes aún no le han dado por escrito–, parece un entendimiento histórico. Desde el Estatut que probablemente no se arrancaba un compromiso de cesión de poder del Estado a la Generalitat –el 1-O fue otra cosa–. Ahora bien, sobre el entendimiento anunciado se cierne la duda: si no hay gato escondido, ¿por qué la ejecutiva de los republicanos tardó casi diez horas en validarlo? ¿Qué ha pasado para que, de repente, el PSOE cambie de parecer y esté dispuesto al concierto económico que justo hace unos días la vicepresidenta Montero negaba? ¿Que Cataluña recaudará todos los impuestos significa que será la Generalitat quien lo hará o habrá un ente compartido con la Hacienda española?

Teniendo en cuenta el alejamiento de las bases con la cúpula de ERC por los malos resultados y la crisis de los carteles, la letra pequeña del acuerdo será imprescindible para que los militantes avalen hacer president a Illa. Y más teniendo en cuenta que, si Puigdemont hace lo que ha dicho que haría, los diputados de ERC votarán al líder del PSC con el expresidente en prisión.

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