EL DESCRÈDIT DE LA CORONA

La hora decisiva de Felipe VI para responder a los escándalos del emérito

Presionado desde la Moncloa, el rey afronta el discurso más difícil después de nueve meses de silencio

Mariona Ferrer I Fornells
4 min
L’hora decisiva de Felip VI per respondre als escàndols de l’emèrit

MadridSi ponemos la lupa en los ocho mensajes televisados de Felipe VI desde que fue proclamado rey de España, solo en uno, el primer discurso de Navidad, aparece el nombre de su padre: Juan Carlos I. Y lo hace de forma aséptica: ni siquiera le agradece el reinado anterior. Después de seis años como jefe de estado, la palabra corrupción también ha quedado destronada hasta la 185a posición del ranking de las más utilizadas en sus mensajes desde la Zarzuela, según un análisis elaborado por el ARA. La ha usado solo cuatro veces, dos el primer año -en plena polémica por el caso Nóos- y dos más y de paso, sin entrar en detalle, en 2017 y en 2018.

Los mensajes de Navidad son los más personales del rey. Si durante el resto del año todas sus palabras son escritas por el gobierno de turno, es la noche de hoy cuando el monarca tiene la posibilidad de hablar de si mismo. Este año en particular todos los focos estarán puestos a las 21 h en la Zarzuela. Felipe VI guarda silencio desde hace nueve meses, cuando envió un comunicado desvinculándose de la herencia de su padre, el mismo día que España aplicaba el estado de alarma.

La Moncloa presiona para que “esté a la altura” y responda a las presuntas corruptelas del emérito, así como también a las presiones de militares retirados para que maniobre contra Pedro Sánchez, pero el discurso a estas alturas es todavía una incógnita. La Zarzuela mantiene el hermetismo e incluso tiene intención de no pasarlo embargado a la prensa con antelación. Normalmente grababa el discurso, que dura unos diez minutos y los últimos años ha tenido una audiencia de mínimos en Catalunya -en parte también porque TV3 lo dejó de emitir a raíz de la respuesta al 1-O-, el día después de ser validado por el gobierno español, que tiene el deber de supervisar los mensajes de Felipe VI. La vicepresidenta, Carmen Calvo, remarcaba el martes la “normalidad” de que esto sea así en una monarquía parlamentaria.

Felipe VI se encuentra ante su discurso más difícil. Ante los escándalos de toda la familia real, la Zarzuela decidió bunkerizarse en 2015 después de un primer año de cierta transparencia. Sánchez asegura que hay que interpretar al rey más por sus hechos que por sus palabras, pero sus socios de gobierno, Unidas Podemos, han hecho un llamamiento claro para que el monarca condene las “irregularidades” de Juan Carlos I. Los escándalos del emérito, fugado desde agosto en los Emiratos Árabes Unidos, desde donde ha reconocido un fraude a Hacienda de 678.393 euros por el uso por parte de su familia de tarjetas opacas, han desgastado a una institución que tiene como primera misión predicar con el ejemplo.

La ‘ejemplaridad’ de la Corona

Son los deberes que Felipe VI se puso en su proclamación en 2014, que tenía que servir para intentar fortalecer una Corona desgastada. De hecho, todos los mensajes de Navidad del rey han sido siempre moralistas. La expresión más repetida es “España”, hasta 74 veces -sus llamamientos a la “unidad” han sido continuos, mientras que “diálogo” solo se ha repetido siete veces y está en la 77a posición-, pero el bronce en el podio, con 39 repeticiones, es “tenemos el deber”, seguido de cerca por “quiero”, en la 9a posición, es decir, poner deberes también a los españoles.

El actual rey ha roto con su padre renunciando a la herencia, retirándole la asignación anual y apartándolo de la vida pública, pero no ha hecho público ningún mensaje de condena. Tampoco a las cartas que ha recibido los últimos días de militares retirados con una lenguaje más que beligerante. En este sentido también habrá que estar atentos a la imagen que transmita el día de Reyes, cuando se celebra habitualmente la Pascua Militar en el Palacio Real. El ministerio de Defensa ha intentado quitar importancia a las palabras de un grupo “de octogenarios cadavéricos”, pero en otros sectores del gobierno español preocupa que, alimentados por la triple derecha, estos militares presionen para revertir medidas progresistas. El líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, apuntaba esta semana en una entrevista a Público la posibilidad de que la maniobra de los militares retirados se use como el 23-F para intentar legitimar una Corona en descrédito.

“La Zarzuela tiene en sus manos hacer frente a la situación y virar su política de comunicación de forma contundente. Tiene que empezar a dar explicaciones, hacer una política de la evidencia y contestar preguntas que se hacen los españoles, o bien continuar con su estrategia, que consiste en negar la realidad”, reflexiona a Efe la presidenta de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), Verónica Fumanal, que considera que la Corona sufre “una crisis reputacional histórica”. A su vez, el politólogo Ignacio Martín Granados cree que sería un “error evitar cualquier referencia directa” al asunto del rey emérito, y por eso recomienda al rey actuar con “empatía”.

Son unos deberes que, a efectos prácticos, le han puesto todos los partidos. Incluso el PP, que se niega a hablar de los escándalos de Juan Carlos I y se mantiene inamovible en destacar la importancia de su reinado. El jefe de la oposición, Pablo Casado, pronosticó que el mensaje de Felipe VI “no defraudará”. Ciudadanos también ha señalado que el monarca tendría que dar explicaciones de las conductas del emérito, que a última hora y, tal como explicó el ARA, después de haber sido ingresado por covid-19, ha renunciado a volver por Navidad a España, donde tiene tres investigaciones abiertas por la Fiscalía.

Ocho mensajes marcados por un solo punto de inflexión: la respuesta al 1-O hace tres años

2014

El primer discurso de Navidad de Felipe VI sirvió para tratar de pasar página a los mensajes de su padre intentando demostrar que era un nuevo rey con la oreja en la calle. Sin citar a la infanta Cristina, pidió una “regeneración profunda” de la vida pública y cortar “de raíz” la corrupción.

2015

La respuesta al Procés pasará a marcar enseguida los mensajes más personales del rey, con un tono cada vez más duro. Si el año interior hacía un llamamiento a frenar la “ruptura emocional” que supondría la independencia, en 2015 señala que “lo que nos tiene que importar a todos, ante todo, es España”.

2016

La audiencia del mensaje navideño de la Zarzuela cae a mínimos históricos y pierde hasta 20 puntos de share en Catalunya. Cuando falta menos de un año para el 1-O, Felipe VI avisa de que saltarse la ley lleva a “enfrentamientos estériles” y obvia cualquier llamamiento al diálogo, además de avalar la respuesta judicial del PP.

2017

Felipe VI decide el 3 de octubre dirigirse a todos los españoles en respuesta al 1-O en un mensaje inédito de solo 4 minutos que hace pensar en el de su padre el 23-F, la única vez que grabó un mensaje desde la Zarzuela más allá del de Navidad. El monarca acusa al Govern de una “deslealtad inadmisible”, obvia pedir diálogo y se alinea con el gobierno de Mariano Rajoy. Por Navidad, ya con el artículo 155 activado, modera el tono y pide recuperar el “respeto mutuo”.

2018

Pedro Sánchez ya está en la Moncloa después de destronar a Rajoy con una moción de censura y, por primera vez, el mensaje clave ya no es Catalunya. Felipe VI alerta contra la “división” y ve en riesgo una “convivencia frágil”. Después del mensaje moderado por los 40 años de la Constitución en el Congreso, sube el tono.

2019

Después de dos elecciones generales, el rey avala la Navidad de 2019 el diálogo con ERC para la investidura de Sánchez, pero dentro de la Constitución. La aplicación del estado de alarma en marzo lo lleva a hacer un breve mensaje, tres días después, en el que esquiva la polémica sobre la herencia de su padre.

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