Los intentos de Casado por controlar el territorio tensan al PP
La pugna con Ayuso y las críticas de Álvarez de Toledo cuestionan el papel de García Egea
MadridCuando el verano de 2018 fue elegido presidente del PP, uno de los principales objetivos de Pablo Casado era empezar de nuevo en muchas de las direcciones autonómicas del partido. Encargó la misión a Teodoro García Egea, a quién entregó la secretaría general del partido, un cargo que históricamente se encarga de muscular el territorio y de apagar todos los fuegos dentro del partido. Ya hace meses que los populares están inmersos en este proceso de renovación pensando en las municipales de 2023, pero a estas alturas Egea no solo no ha acabado con los incendios, sino que ve como algunos de ellos, como el que protagoniza la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, por el liderazgo del PP a la comunidad, no paran de crecer. No es el único.
Hasta ahora, Egea había conseguido imponer los candidatos de su confianza en la mayoría de territorios con más o menos resistencias internas. Uno de los ejemplos es Catalunya. El actual líder, Alejandro Fernández, era un dirigente de la plena confianza de Pablo Casado, pero la relación no era tan fluida con Teodoro García Egea. De hecho, habían mantenido algún desacuerdo, apuntan fuentes conservadoras. El batacazo del 14-F –los populares se quedaron con tres escaños en el Parlament – fue el detonante para que el secretario general del partido decidiera intervenir y desmontar el equipo de Fernández: incorporó figuras de consenso, como el actual secretario general, Santi Rodríguez, pero también de la confianza de Egea, como el exalcalde de Castelldefels Manuel Reyes.
El número dos de Casado también indujo el cambio de liderazgo en las Islas Baleares, donde este verano el expresidente popular Biel Company dio un paso atrás para que lo sustituyera la actual diputada al Congreso Marga Prohens. Era el relevo natural al partido, pero también estaba bendecido por Génova. Menos pacífico fue el cambio en el País Valenciano. Teodoro García Egea eligió a Carlos Mazón en detrimento de Isabel Bonig. La expresidenta del partido renunció al acta de diputada autonómica molesta por haberla forzado a renunciar a la reelección.
La batalla en Madrid se agudiza
Egea ha conseguido controlar territorios clave como el País Valenciano, donde los populares aspiran a volver a gobernar la Generalitat si se avanzan las elecciones. Fuentes de la dirección estatal admiten que las encuestas les son favorables, a pesar de reconocer que Mazón es un auténtico desconocido todavía. El secretario general del PP también ganó la batalla en Sevilla pero, aún así, y a pesar de que la dirección lo minimiza, la relación con el actual presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, no es buena, como tampoco lo es con el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Casado querría que las elecciones se avanzaran a esta primavera –para alejarse de las municipales–, pero Moreno las situó esta semana entre junio y el octubre del año próximo.
Ahora bien, en Madrid es donde Egea lo tiene más complicado para apagar el fuego. Cada día que pasa, la batalla con Isabel Díaz Ayuso se agudiza más: una de las imágenes más gráficas de su mala relación es que la presidenta madrileña lo tiene bloqueado en el Whatsapp de uno de sus dos móviles. Génova se tomó como un desafío que la presidenta madrileña se presentara a principios de septiembre para dirigir el PP de Madrid y pidiera avanzar el congreso donde pretende ser coronada.
Teodoro García Egea quiere controlar los tempos y, como el resto del territorio, también que las candidaturas sean de su confianza. ¿Ayuso no lo es? Lo tendría que ser, por la sintonía que han tenido desde siempre ella y Pablo Casado. Pero esta relación se ha deteriorado en las últimas semanas y a la dirección estatal no le interesa un liderazgo absoluto de Ayuso en Madrid por dos razones: para evitar que el alcalde madrileño, José Luis Martínez Almeida, quede relegado en un segundo plano y esto pueda suponer tensiones internas al PP de Madrid; y porque el liderazgo de Ayuso no haga sombra al de Casado.
De momento, el criterio de Egea se ha impuesto y el congreso se celebrará cuando estaba previsto, a finales del primer semestre del año próximo. Ahora bien, la disputa a cara descubierta que hace días que dura –y que continuará– ya ha pasado factura al partido en las encuestas: el último CIS les daba una bajada de dos puntos y se situaban en un 20% de intención de voto.
La irrupción de Álvarez de Toledo
A Ayuso le ha surgido una aliada: Cayetana Álvarez de Toledo, que ha acusado a Egea de dirigir el partido de forma “despótica”. La ex portavoz popular en el Congreso lo responsabiliza de su destitución en su último libro, Políticamente indeseable. Lo acusa de intentar torpedinar su acción parlamentaria. La manera de actuar de Egea es criticada por cuadros del partido, a pesar de que también hay algunos de consultados que lo defienden. A Egea le queda un año para apaciguar las tensiones internas: el próximo verano el partido celebrará el congreso para renovar la estructura estatal.