Crónica

Las lecciones que Forcadell ha aprendido de las presas

Jordi Ribalaygue
2 min
La expresidenta del Parlamento  Carme Horca dell ayer antes de llegar al Archivo Nacional de Cataluña

BarcelonaCarme Forcadell siente que ha aprendido de la “fortaleza” de las internas con las que convive desde que cumple 11 años y medio de condena. “Siempre digo que soy una superviviente, pero realmente las supervivientes son ellas. Han tenido una vida durísima. A nosotros nos ha venido a ver mucha gente a la prisión, pero a menudo a ellas no las viene a ver nadie”, distingue la expresidenta del Parlament, que ayer entregó 46 cajas al Arxiu Nacional de Catalunya con miles de cartas recibidas desde que fue encarcelada.

Mientras espera si se revoca la semilibertad que el tercer grado le concede, Forcadell intenta que las penurias y los anhelos de las reclusas no queden escondidos dentro de las celdas publicando Escrivim el futur amb tinta lila (Destino), un ensayo de reafirmación feminista que sale hoy a la venta en el que denuncia las debilidades del sistema penitenciario para liberar de la marginación a las mujeres que la arrastran desde pequeñas. Las reflexiones de la líder independentista después de transitar por cuatro presidios exudan un escepticismo severo con la capacidad redentora de las prisiones, de las que su partido, ERC, es responsable en Catalunya desde el 2016.

Carme Forcadell con todas las cartas que ha recibido en la cárcel en el Arxiu Nacional de Catalunya

“¿Sirven para reincorporar a las presas a la sociedad y para que tengan una vida como la de otras mujeres? Creo que no”, opina en un encuentro con periodistas. Forcadell se declara afectada por que algunas presas se le hayan confesado asustadas por recobrar la libertad. “Si salían e iban donde vivían para depender de las mismas personas, temían volver a delinquir. Y he visto a más de dos y tres que volvían. Lo más grave es que, cuando salen, no tienen trabajo ni medios para sobrevivir”, lamenta.

Prisiones machistas

Forcadell dice que huele a machismo en los centros penitenciarios catalanes, donde 453 mujeres cumplían pena en 2019, menos del 7% de los reclusos. “Las mujeres vamos a prisiones pensadas y hechas para hombres”, protesta. Pone de ejemplo que faltan secadores, que se emita fútbol de pago -“Nunca nos han preguntado si querríamos otros canales”- y que los trabajos mejor pagados en el centro mixto de Mas Enric los acapararan hombres. “Pero, trabajando juntas, conseguimos cambios. Me dicen que no saben qué es el feminismo, pero lo practican cada día”, se enorgullece.

El libro 'Escrivim el futur amb tinta lila' de Carme Forcadell (Destino)

Con 65 años, la expresidenta del Parlament es la interna de más edad en la prisión de Wad Ras. Sea por veteranía o por notoriedad, las compañeras de presidio le han confiado unas vivencias al pie del abismo. “Han sido vejadas, humilladas, maltratadas, algunas de ellas violadas y la mayoría han sufrido violencia machista. No han tenido ninguna herramienta para luchar contra su destino”, opina Forcadell. “Una chica me decía que estaba agradecida en la prisión. Pensaba que, si no hubiera entrado, estaría muerta. Le había permitido dejar la droga y sacarse el graduado escolar. En cambio, otra no quería salir. Toda su vida había sido más dura que ahí dentro”, revela. Al futuro titular de justicia le ruega “prisiones abiertas” para favorecer la reinserción.

stats