"No se vayan": la llamada de los críticos de ERC para que la militancia no se dé de baja

Piden seguir presionando desde dentro para incidir en la estrategia de la nueva dirección de Junqueras

Helena Solà y Alfred Bosch con otros miembros de Foc Nou tras la votación del sábado. MANOLO GARCÍA
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Barcelona"No se vais", escribía la exconsellera de Educación Anna Simó en un tuit esta semana. Se dirigía a los militantes que han decidido romper el carné de Esquerra tras la victoria de Oriol Junqueras del sábado. Hay varias voces consultadas por el ARA que apuntan a que hay afiliados que están decepcionados con el partido y han optado por abandonarlo. De hecho, desde 2019 Esquerra pierde militantes, casi 2.000 en cinco añosAnte esta situación, varios miembros del partido, especialmente de las candidaturas que han perdido, han hecho llamamientos públicos para que la militancia continúe en Esquerra a pesar de no compartir que Oriol Junqueras vuelva a pilotarla Consultada por el ARA, la dirección no ha querido hacer valoraciones.

Simó repió el artículo que había hecho el exconseller y miembro de la candidatura de Foc Nou Alfred Bosch a El Mundo en la que defendía no darse de baja para seguir presionando desde dentro. "La red de personas es fundamental, y si se marchan aquellos que pueden formar una red alternativa a la más poderosa que ahora mismo existe en Can Republicà, pues todo habrá sido en balde y ya no habrá salida imaginable", afirma en el texto. Bosch asegura, además, que si en los últimos cinco años la formación no hubiera perdido a casi 2.000 afiliados, Junqueras "no habría ganado" porque cree que les han abandonado el partido eran los "más independentistas". También se sumó a los llamamientos para frenar las bajas de militancia otro de los miembros de Foc Nou, el exdiputado Jordi Orobitg.

La tesis que defienden es quedarse para fiscalizar el trabajo de la nueva dirección y no dar un poder absoluto a Junqueras. En cambio, una de las personas que ha explicado públicamente que ha abandonado el partido es Joan Segarra, miembro del Col·lectiu 1-O, la corriente crítica de ERC. "He decidido marcharme. No quiero ni puedo formar parte de un partido que no reconozco, que ha renunciado a todo aquello que me hizo adherir y que ya no representa lo que pienso", ha escrito esta semana en un artículo en Cataluña Plural.

Antes de los resultados del sábado, el candidato de Nueva Izquierda Nacional, Xavier Godàs, ya había dejado claro que, pese a que perdiera el congreso, no abandonaría el partido. El candidato a la presidencia lo había dicho ante las críticas de la lista de Junqueras que le acusaban de haberse dado de baja de la formación en varias ocasiones. La candidata a la secretaria general de esta candidatura, Alba Camps, también repiuló esta semana el "No se vais" de Anna Simó. La primera parada donde los críticos con Junqueras podrán decir la suya será en la discusión de las ponencias estatutarias, estratégicas y políticas que debe realizarse a principios del próximo año. Es la segunda parte del congreso de los republicanos, donde deben fijar el rumbo político de la formación.

Nueva Izquierda Nacional ya dijo que no entrará en la ejecutiva, pero sí tiene miembros que les han apoyado que formarán parte del nuevo consejo nacional. En este sentido, desde esta candidatura argumentan que, pese a la decepción de haber perdido el congreso, la única forma de intentar cambiar las cosas es desde dentro, incidiendo a través de los órganos del partido. De entrada, habrá que ver qué oferta les hace Junqueras para participar, por ejemplo, en la redacción de las ponencias o entrar en alguna de las comisiones que ha propuesto, como la de evaluación de pactos. Godàs ya dejó claro que no entrarían en la "comisión de la verdad" para dirimir el escándalo de los carteles contra el Alzheimer al considerar que debe hacerse a través de los órganos de control del partido.

El paralelismo de la guerra actual con el congreso convulso de 2008 ha sido inevitable desde que ha comenzado la crisis actual del partido. Hace dieciséis años, la pugna entre los cuatro candidatos que se enfrentaron –Ernest Benach, Joan Puigcercós, Joan Carretero y Jaume Renyer– acabó con dos escisiones –Reagrupament y Solidaritat– que se tradujeron en un bajón de militantes: se dieron de baja un 30% de afiliados en cinco años.

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