¿Hacia un nuevo Colau vs. Maragall?
Mientras preparan el relevo, ERC y 'comuns' se aferran a sus candidatos para hacer frente a un PSC al alza
BarcelonaErnest Maragall fue el revulsivo que ERC eligió a última hora para intentar desbancar a Ada Colau de la alcaldía de Barcelona en 2019. Ganó las elecciones pero se quedó a las puertas del despacho que continuará ocupando la líder de los comuns al menos hasta 2023. De aquí a dos años, Maragall tendrá 80 y Colau habrá cumplido los dos mandatos a los cuales se comprometió. Pero ambos continúan siendo los principales reclamos de sus fuerzas políticas, que les piden un último servicio.
“Estoy dispuesto a llegar hasta donde haga falta por esta ciudad”, decía Maragall en el mes de junio, cuando se mostró públicamente dispuesto a volver a ser candidato. Añadía que serán “el partido y los médicos” los que acabarán tomando la decisión cuando llegue el momento. Hoy por hoy, tiene vía libre para prepararse. “Es el mejor candidato que tenemos y está madurando un proyecto”, apuntan fuentes republicanas. Su apellido fue el principal gancho hace dos años –el partido siempre destacó el nombre en una calculada operación de marketing electoral–, pero ahora es el político mejor valorado de la ciudad y el único que aprueba.
El hándicap, el mismo que la vez anterior: la edad. Si gobierna, será alcalde de los 80 a los 84 años en una ciudad acostumbrada a ver caras jóvenes a este lado de la plaza Sant Jaume (en el último siglo solo Xavier Trias y José María de Porcioles rozaban la setentena, pero no cuando llegaron sino cuando ya se iban). “No solo tenemos que presentar un candidato, sino también un alcalde para cuatro años”, apuntan voces de Esquerra que no lo acaban de ver claro. Hay quienes directamente dan por hecho que la dirección del partido cambiará de candidato, como ya hizo con Alfred Bosch.
Colau tendrá 49 años en 2023 y en su caso el problema no es la edad, sino que no pueda revalidar la alcaldía, que consiguió gracias a los votos de Manuel Valls. Ahora bien, desde los comuns no conciben ninguna alternativa. “Ada es el piloto de esta nave”, resume uno de sus colaboradores, que defiende que es ella quien tiene que culminar el proyecto. Una tesis que subscriben buena parte de militantes y cargos del espacio consultados. “La carta ganadora es Ada Colau”, “Que opte al tercer mandato es lo más razonable”, “La voluntad de la organización es que sea ella”, dicen tres voces del espacio lila. La decisión final –a diferencia de lo que pueda pasar en ERC– la tomará ella, apuntan numerosas fuentes. “Pesará la presión del partido y cómo esté ella a nivel personal”, apunta otra persona de su entorno.
Si decide volverlo a probar, Colau tendrá en frente el reto de cambiar la tendencia negativa de su valoración en las encuestas: en la última, volvió a suspender con un 4,7.
En el terreno electoral, el último barómetro publicado por el Ayuntamiento apunta a un nuevo frente a frente entre ERC y BComú, a pesar de que los dos partidos saben que hay un partido a la alza. El previsible ascenso del PSC preocupa a Maragall, pero sobre todo a Colau, que, a pesar de compartir gobierno con los socialistas, es consciente de que son vasos comunicantes en cuanto a votantes. Y Esquerra también quiere pescar en un hipotético hundimiento de los comuns con una táctica que ya está clara antes de empezar: “Si votas a Colau harás alcalde a Jaume Collboni”. Lo que no es seguro es que Collboni repita como alcaldable por tercera vez, a pesar de que por ahora el partido hace piña a su alrededor. Para JxCat, en cambio, Elsa Artadi ya lanzó el jueves su candidatura.
Las alternativas
En un nuevo Maragall-Colau no solo habrá una batalla externa. Antes ya se habrá empezado a disputar la interna, la de la sucesión. De hecho, los posibles herederos ya van tomando posiciones. Alrededor de Colau se han situado nombres como el de la teniente de alcaldía Janet Sanz, que siempre ha estado bien posicionada. Ha crecido mucho políticamente en los últimos años, a pesar de que no está claro que esté dispuesta a suceder a Colau. También suena el nombre del regidor Jordi Martí, que en los últimos años se ha convertido en la mano derecha de la alcaldesa. Y algunas voces apuntan a la regidora Laura Pérez, que ven como una pieza “valiosa” del consistorio. Ahora bien, cuando el melón de la sucesión de Colau se abra, no solo será a nivel municipal, sino también en el liderazgo de los comuns. Y aquí puede acabar influyendo también cómo acabe reestructurando el espacio a nivel estatal la vicepresidenta española Yolanda Díaz y si acaba dando algún papel a Colau.
En ERC todo está abierto y se empiezan a poner algunos nombres sobre la mesa para acompañar a Maragall. La apuesta de Elisenda Alamany por Barcelona y por ERC ha sido clara. Fue número 2 hace dos años y recientemente se ha mostrado dispuesta a aceptar un rol de máxima responsabilidad si el partido se lo confía. A pesar de marcharse a Madrid para ser delegada de la Generalitat, la ex consellera de Justicia Ester Capella también figura en la lista. Y el nuevo conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, está bien valorado internamente y ahora tiene una plataforma pública. “Los tres tienen que estar en el proyecto, pero hay muchos otros”, señalan fuentes de la dirección del partido.
A dos años de las municipales, ni ERC ni los comuns quieren renunciar a los candidatos de 2019, pero ninguno tiene definida la fórmula para acabar gobernando la ciudad.