El objetivo de los comunes: entrar en el gobierno de Salvador Illa

Si chocan por los macroproyectos, no descartan apoyar al PSC desde fuera del ejecutivo

BarcelonaLa noche electoral del 12 de mayo, en la sede de los comunes se escucharon gritos de celebración cuando, durante el escrutinio, el PSC recuperó el escaño que les permitía volver a sumar una mayoría de 68 diputados con Esquerra y los de Jéssica Albiach. Es una anécdota que ilustra bien la lectura que el partido acabó haciendo de su resultado electoral: aunque las urnas les han hecho pasar de ocho a seis escaños, siguen siendo decisivos para formar un Gobierno de izquierdas que pase por un acuerdo tripartito y, de paso, frene una repetición electoral que podría desconfigurar esta mayoría. Pese a las dificultades que auguran en la negociación, fuentes de los comunes consultadas por el ARA son optimistas y, en este sentido, ven con buenos ojos que los republicanos condicionen la investidura de Salvador Illa a que asuma una "financiación singular" para Cataluña, donde creen que es posible llegar a un acuerdo cuando se cierre el capítulo de la mesa del Parlament. Por el momento, PSC, Izquierda y comunes se sentarán juntos en la parte izquierda del hemiciclo y compartirán el ala de los despachos en el cuarto. Hay quien ve ya una primera victoria simbólica.

¿Pero quieren los comunes estar en el Gobierno? "Nosotros vamos a negociar basándonos en los contenidos", aseguran fuentes de la formación de Jéssica Albiach, quien ya en campaña avisó de que sus prioridades serían la vivienda, los servicios públicos y la transición ecológica. La voluntad es formar parte del nuevo ejecutivo, aseguran, pero si Isla les pone sobre la mesa unas líneas maestras que no les convencen, avisan de que no cambiarán "principios por sillas". No ayuda al entendimiento, por ejemplo, que el PSC hiciera pinza con Junts para tumbar la regulación de los alquileres de temporada ni que el Ayuntamiento de Barcelona encabezado por Jaume Collboni esté dando de baja a personas vulnerables empadronadas en las sedes de ONG que utilizan esta vía para poder acceder a los servicios básicos. Sin embargo, de momento no conciben que no haya pacto para articular una mayoría.

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De hecho, fuentes del partido consideran que hay otras fórmulas para falcar un posible Gobierno socialista sin estar dentro —por ejemplo, un acuerdo de estabilidad con Esquerra— y evitar que, una vez en la Generalitat, el PSC busque Junts o incluso el PP para impulsar proyectos en los que ideológicamente coinciden y de los que los comunes reniegan, como la ampliación del aeropuerto de Barcelona, ​​el Hard Rock y la B-40.

Hay precedentes: en su última legislatura, Jordi Pujol logró el apoyo del PP para ser investido a cambio de un acuerdo de exclusividad que obligaba a CiU a acordar todas sus leyes con los populares. ¿Podrían los comunes pedir lo mismo a Isla para que tenga que pactar la agenda legislativa con ellos y con Esquerra? Fuentes de los partidos afirman que, en estos momentos, todavía no han valorado ninguna de estas fórmulas. Pero sí rechazan a toda costa entrar en una suma con votos del PP para hacer Isla presidente: "Absolutamente descartado", dice un dirigente de los comunes en el ARA, pese a que el precedente de la investidura de Jaume Collboni, que se realizó con el voto de los socialistas, comunes y populares.

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El choque con las infraestructuras

Si bien los comunes y el PSC mantienen coincidencias en cuestiones fiscales o en la necesidad de reforzar los servicios públicos, chocan frontalmente en infraestructuras y macroproyectos —por eso, en sus respectivas campañas, Jéssica Albiach y Jaume Asens han acusado reiteradamente al PSC y Junts de formar la "coalición del asfalto"—. Es uno de los elementos que, a falta de profundizar en las negociaciones, hace que los socialistas se decanten por intentar un Gobierno solo que no tenga las manos atadas para sacar adelante proyectos que han incorporado a su ADN electoral. El PSC reconoce que no les gustó como Albiach y su equipo condujeron las negociaciones de los presupuestos del 2024, que acabaron descarrilando después de que En Comú Podem condicionara su apoyo a que el Gobierno detuviera el proyecto del Hard Rock.

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Pese a que fuentes de ambos lados aseguran que las conversaciones poselectorales entre comunes y el PSC han ido bien hasta ahora, el capítulo de la investidura hará revivir en las filas de ambos partidos la pesadilla de los presupuestos y el Hard Rock. ¿Llevará a los comunes a flexibilizar el veto? Durante la campaña por el 9 de junio, Asens aseguró que ir a las negociaciones con líneas rojas no es nunca una buena idea porque los programas electorales no son "las tablas de Moisés", aunque después matizó que era el PSC quien debía reubicarse. Fuentes del partido defendieron entonces que, en la negociación de las cuentas, los comunes se movieron: primero, proponiendo una moratoria a grandes proyectos por la sequía y, después, con la ley para revertir los beneficios fiscales en los grandes casinos en Catalunya. Ahora creen que es el momento de que se mueva el PSC, que se ha abierto a hablar de la parte fiscal, pero descarta del todo frenar administrativamente un proyecto que negoció desatascar en el 2023 con Esquerra (que, de hecho, también está en contra).