Pere Aragonès, un hombre tranquilo para una época turbulenta
BarcelonaPere Aragonès (Pineda de Mar, 1982) es con solo 38 años el president más joven de la Generalitat restablecida pero, a pesar de su juventud, lleva más de media vida en política, desde la militancia de base a la cúspide. El ARA ha hablado con una quincena de personas que lo han tratado y lo han visto evolucionar todo este tiempo. Personas que han trabajado con él, que han negociado con él y que han discrepado con él.
La suya es una trayectoria clásica que como tantas otras empieza en las juventudes, en su caso en 1998 en las JERC. “Él es un socialdemócrata desde pequeño. Cuando eres más joven, tienes un discurso más izquierdoso y radical y él ya era socialdemócrata. El resto éramos más alocados, él más de reflexión. Es tal como era”, rememora Joan Puigcercós, exlíder de ERC y de las JERC, donde coincidieron. Reflexivo, pragmático, aplicado, cordial -también un poco distante- son adjetivos que se repiten en la mayoría de consultados. Coincide con esto otro excompañero de Aragonès en los tiempos de las juventudes. “Cuando empezó no tenía mucha iniciativa, pero cuando le dabas un trabajo lo hacía al milímetro. Muy eficiente, creo que es el perfil de gestión que tiene ahora”, expone. Incluso se atreve con un pronóstico: “Todo el mundo puede estar tranquilo que nunca robará dinero para su bolsillo, pero desde el punto de vista independentista no creo que haga ninguna tontería”.
El nuevo president es sobre todo un hombre de partido, pero en su currículum también figura algún choque contra la posición oficial de ERC. Por ejemplo, en una ejecutiva de 2006 cuando se posicionó a favor de votar no al Estatut -la dirección se debatía entre el sí y el voto nulo-. Lo recuerda un dirigente de la época: “Levantó la mano y dijo que no y en aquel momento no era fácil. Estaba muy solo”. El partido acabaría cambiando y decantándose por el no. También se desmarcaría tres años más tarde cuando se posicionó en contra del acuerdo de financiación entre la Generalitat y el Estado, que la cúpula del partido sí que avalaba. “Nuestros nombres se filtraron enseguida a la prensa”, recuerda la exconsellera Anna Simó, que también se opuso. “Pero nos levantamos y dijimos que nosotros cerrábamos filas con lo que decidiera el partido”, concluye. A pesar de todo, disciplina. Otra palabra que se repite en quien se ha topado con él. Lo arrecia otra persona que también se sentaba en aquellas ejecutivas tempestuosas: “No tenía la oratoria brillante de Carod, pero era una persona muy disciplinada. Si eres así, llegas más lejos”.
La supervivencia
Para entender hasta dónde ha llegado también hay dosis de instinto de supervivencia y algún golpe de suerte. En 2008, en una de las épocas más convulsas y cainitas de Esquerra, Aragonès coge la oleada buena y se sitúa en la candidatura de Puigcercós al liderazgo del partido, que acabaría resultando triunfadora. Pero todo se derrumba en 2010, con unos resultados nefastos en las elecciones al Parlament que están a punto de dejarlo sin escaño y casi sin carrera. Puigcercós anuncia que abandona el liderazgo. Aragonès aguanta.
Y de flirtear con una retirada prematura a convertirse en el escudero del nuevo líder de ERC, Oriol Junqueras, que en 2013 ya le encarga trabajos como el de negociar los presupuestos con CiU. “No levantaba nunca la voz. Cuando te tenía que decir que no te lo decía con una sonrisa de pillín. Le intentábamos colar alguna enmienda pero él era listo y sabía que el alcalde de Monistrol era convergente y nos decía «esto no»”, rememora Roger Montañola, exdiputado de Unió y negociador de la época. En el lado de CiU también negociaba el exconseller Antoni Fernández Teixidó, que hace el retrato de una persona tranquila. “Yo tenía batallas sonadísimas con los socialistas y con Iniciativa. Con él el intercambio de impresiones era educado y cordial. Las reuniones que teníamos eran incluso aburridas”, asegura. “Hace un uso del silencio muy efectivo. Tiene buenas maneras y un sentido del humor británico”, concede Gemma Calvet, exdiputada independiente de ERC que compartió despacho con él. Pero, ¿fijando la vista atrás, se imaginaban que estaban negociando con un president de la Generalitat? “Que fuera candidato quizás sí, pero que ERC ganara elecciones no formaba parte de los cálculos de la CiU hegemónica”, expone Montañola.
El ascenso
Y a partir de 2018 salta al otro lado de la mesa. Ya no es el diputado raso de la oposición encargado de los asuntos económicos. Es el conseller de Economia que envía a su equipo a negociar con la oposición. Esta vez, con los comuns. “Con Pere cuesta establecer vínculos de confianza. Mide mucho lo que te dice y piensa mucho antes de decir según qué. Pero lo que te dice es lo que hay. No te engaña. Va de cara y es pragmático”, resume un dirigente de En comú Podem que lo ha tratado.
¿Qué lo acerca y que lo diferencia de Junqueras, su mentor? “Son estilos muy diferentes. Desde el ademán hasta la manera de hacer. Pere tiene un punto de timidez y en cambio Oriol es muy expansivo”, asegura un dirigente actual del partido. “El cargo imprime el carácter. A ver cuál le imprime a él”, desempata la diputada de PSC Alícia Romero, que hace muchos años que conoce a Aragonès porque comparten generación, comarca (Maresme) y militancia temprana. “Se tomará el cargo con seriedad, esperemos que sea diferente de Torra. Estoy convencida de que sí, es independentista, pero que dirá tonterías, las justas”, concluye.