El PSC: del descenso a los infiernos a un éxito sólo superado por Maragall

Fuentes del partido achacan la remontada a la centralidad de su proyecto, las políticas de Sánchez y el liderazgo de Isla

Isla y miembros de su partido celebrando la victoria
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BarcelonaEl descenso a los infiernos del PSC comenzó en el 2010: ese año, el president José Montilla hacía las maletas del Palau de la Generalitat para dejar paso a Artur Mas. El regreso de Convergència al Govern marcaba el fin de la era del tripartito de izquierdas de PSC, Esquerra e ICV-EUiA, marcada por el periplo del Estatut que acabaría anulando parcialmente el Tribunal Constitucional. A los socialistas les vendían unos años convulsos, en los que el derecho a decidir dividiría el partido, y Ciutadans, con un discurso mucho más duro contra el independentismo, les arrebataría la hegemonía metropolitana y el liderazgo del constitucionalismo en Catalunya. En el 2015, cuando arrancó la legislatura del 1-O, el PSC tocó fondo: con sólo 16 diputados, Miquel Iceta sacó los peores resultados de la historia del partido. El recuerdo de todos estos episodios planeaba sobre la sede del PSC la noche electoral del 12-M cuando el domingo, por primera vez en sus 45 años de existencia, los socialistas ganaron unas elecciones catalanas en escaños y diputados. "Hemos vivido noches difíciles", decía un dirigente del partido, recordando la peregrinación por el desierto del PSC hasta que Salvador Illa cogió las riendas del partido en el 2021, ya con las encuestas de cara.

Con la distancia de haber remontado resultados, fuentes del PSC destacan que, precisamente, fue Miquel Iceta quien apostó primero por la política "de diálogo y acuerdos", que Isla ha hecho suya e incluso ha intensificado, ofreciéndose a colaborar con el gobierno de Pere Aragonès desde la oposición –en un contexto, sin embargo, en el que los republicanos han sido socios imprescindibles del gobierno del PSOE en Madrid–. A su juicio, esta predisposición al acuerdo es uno de los elementos que les han consolidado como primera fuerza del Parlament en un momento de "menos crispación" y en el que el país también ha pasado por un proceso de "moderación". "El PSC es el primer partido al que pasó factura el Proceso. Luego vino CiU, y ahora le toca a ERC", resume una voz del partido.

Delante las críticas de sus adversarios de haber dado un giro hacia la derecha, el PSC se reivindica como un partido centrado y socialdemócrata que apuesta por generar riqueza que, después, los poderes públicos puedan distribuir, y en esta línea de pensamiento inscribe su defensa de la ampliación del aeropuerto de Barcelona y otros macroproyectos – como el Hard Rock– que les han valido las críticas de sus potenciales socios a la izquierda, los comunes y ERC. Uno de los ejemplos de ese deseo de buscar la centralidad ha sido la alianza ya consolidada con Unidos por Avanzar, el partido de Ramon Espadaler, exidirigente de Unió.

El liderazgo de Isla

Con los resultados del 12 de mayo el PSC ha logrado un resultado histórico, pero no récord –su mejor marca fue en 1999, con 52 diputados, pero Convergència sacó 56 y Jordi Pujol continuó una legislatura más al frente del Govern gracias a los votos del PP–. Fuentes del partido consideran que ha sido clave el liderazgo de Isla y su capacidad de apelar a votantes más allá del espacio del PSC. En campaña, el candidato ha jugado esta carta guiñando un ojo al mundo exconvergente –con Miquel Sàmper, Miquel Roca y Santi Vila–, pero también a “independentistas desencantados” –como les describe una voz del partido– oa exvotantes del PP y Cs que buscan un candidato "de orden" pero que no flirtee con las tesis ultras de Vox.

Como lo ha hecho el PSC de Salvador Illa para volver a unos resultados que no obtenían desde la época de Pasqual Maragall, el último de los líderes del socialismo catalán? El PSC repite a menudo que Catalunya debe abrir una "nueva etapa" –eufemismo de enterrar el Proceso– y que es necesario centrar los esfuerzos en la gestión de una administración que, según el PSC, va tarde y mal en carteras como la sanidad, la sequía, la educación o la seguridad. Varias voces del partido también sitúan como elemento clave en la remontada tanto la política de diálogo del gobierno de Pedro Sánchez, que empezó con los indultos y que habrá que rematar con la amnistía, como la apuesta del PSOE por un modelo de España federal. Pese a las dudas dentro del partido sobre el efecto que podía tener en el electorado la aceptación de la amnistía de la que Illa había renegado, la cúpula del PSC siempre se ha mostrado confiada en que no les pasaría factura porque se acabarían viendo los efectos positivos.

¿Paralelismo con el tripartito?

Como en el 2003, cuando también sacaron a 42 diputados, los socialistas tienen ahora por delante la posibilidad de articular un tripartito de izquierdas como los que lideraron Pasqual Maragall y José Montilla. Ésta es, al menos, su apuesta favorita y por la que intentarán luchar en una negociación que fuentes del partido admiten que será difícil por la posición de Esquerra, a la que Junts trata de estirar hacia una suma independentista que para prosperar debería contar con una abstención del PSC que el partido ya ha dicho que no va a hacer. Pero ¿hay algún paralelismo entre el escenario político del 2003 y el del 2024? "La Catalunya de entonces no es la de ahora. Pero entonces había ganas de cambio después de 20 años de pujolismo, y ahora ocurre lo mismo", explica una dirigente del partido, que también ve semejanzas en el liderazgo "tranquilo" de 'Isla y el de Pasqual Maragall.

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