CRÓNICA

El PSOE planea una negociación rápida para investir a Sánchez

El objetivo es celebrar el pleno de investidura antes de noviembre para minimizar el desgaste

Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados esta semana.
22/09/2023
3 min

MadridEl PSOE no quiere una negociación para la investidura de Pedro Sánchez agónica como las que se han vivido en Cataluña en los últimos años y pretende cerrar el acuerdo en un plazo relativamente breve, de entre tres y cinco semanas como máximo. El objetivo es que el pleno de investidura pueda celebrarse entre mediados y finales de octubre. "Después del Pilar ya podría hacerse", apunta una voz socialista y recuerda que Patxi López ya dejó caer la fecha del 17 de octubre. Sin embargo, otras fuentes sitúan el calendario un poco más allá, la semana del 23 al 27 o incluso alrededor de Todos los Santos. Pero no más allá. El objetivo es una negociación rápida para minimizar el desgaste. Y consideran que un mes, que es el tiempo que ha tenido Alberto Núñez Feijóo, es suficiente.

En la Moncloa creen que dos meses de negociaciones son inasumibles porque anticipan que la derecha y los sectores críticos del viejo PSOE estarán en ebullición mientras duren las conversaciones. Noviembre es la frontera mental que se fijan. Llegar sin acuerdo será una mala señal. Sin desvelar en qué estado están las negociaciones en estos momentos, que todo el mundo coincide en que está todo muy verde aún, en el PSOE se respira optimismo y tienen el calendario muy claro en la cabeza.

Hundir a Feijóo

La próxima semana lo que toca es acabar de hundir a un Feijóo perdedor dejando en evidencia su soledad y subrayando su dependencia de la extrema derecha. Una vez el viernes 29, en segunda votación, se confirme el fracaso de Feijóo, se abrirá una nueva etapa. La previsión es que el rey convoque consultas el 2 y 3 de octubre, y este último día encargue la formación de gobierno a Pedro Sánchez. El presidente del gobierno español tiene previsto realizar entonces una comparecencia pública para marcar el terreno de juego de la negociación. Desjudicialización, diálogo y respeto a la Constitución (teniendo en cuenta que ahora existe una mayoría progresista en el TC) serán las coordenadas de su discurso.

A partir de ahí Sánchez deberá comunicar a Armengol si quiere que ya marque una fecha o prefiere esperar. Ahora mismo, el plan es que se fije una fecha hacia finales de octubre, por lo que, fiel a su estilo, Sánchez pondrá a todos los equipos negociadores a correr, con Félix Bolaños y Santos Cerdán a la cabeza. En medio habrá que cerrar antes un acuerdo de gobierno de coalición con Sumar y someterlo al voto de la militancia socialista, tal y como marcan los estatutos del PSOE. La intención es que se vote antes del posible pacto con los independentistas para que no se mezcle el debate de la amnistía. Pero a nadie se le escapa que los sectores del PSOE contrarios a la amnistía llamarán también al voto contrario al pacto con Sumar.

Lo que se descarta completamente es que tenga que haber más de un pleno de investidura, es decir, que Sánchez, como le ocurrió a Aragonès y antes a Artur Mas, tenga que pasar por algún intento fallido antes de conseguirlo. "Sánchez es el presidente y no se le puede humillar", advierten fuentes socialistas. Si existe una investidura fallida, no habrá un segundo intento, avisan.

El plan, además, es que el pleno de investidura dure sólo dos días y no cuatro como el de Feijóo de la próxima semana, ya que Sánchez quiere salir elegido en primera votación con los votos afirmativos de Junts y CC, repitiendo la mayoría de 179 diputados que ha posibilitado la aprobación esta semana del uso de las lenguas oficiales en el Congreso (en realidad fueron 180 porque una diputada del PP se equivocó). Negociación rápida, pues, y pleno de investidura corto. Éste es el blitzkrieg particular que Sánchez quiere imprimir a una legislatura que forzosamente empezaría con decisiones polémicas, la amnistía sobre todo, pero también otras como el posible traspaso de Cercanías a Cataluña.

Pero, claro, el tempo del acuerdo no depende sólo de él. Los independentistas no ven con malos ojos una resolución rápida, y de hecho ERC siempre se ha quejado de que la estrategia de los socialistas en los últimos años siempre ha sido llevar la negociación al límite para ponerlos entre la espada y la pared. "Todo dependerá de lo que nos pongan delante", afirman desde los equipos negociadores independentistas con un punto de escepticismo. "Pero si quieren, se puede", concluyen.

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