Puigdemont, abocado al regreso, asume la cárcel como una vía de "confrontación" con el Estado

Junts, que carga contra la decisión de ERC, pretende convertirse en "la alternativa independentista" en el gobierno de Illa

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El expresidente Carles Puigdemont en el acto de Junts a Banys y Palaldà este sábado

BarcelonaCarles Puigdemont prometió en campaña que estaría en el Parlament para el debate de investidura, fuera el suyo o el de Salvador Illa, y aunque fuera con riesgo de ser detenido. Después se ha reafirmado, y ahora, cumplido el escenario que él ha puesto sobre la mesa, Puigdemont se ve abocado a estar a pesar de que esto implique ir a la cárcel (por la decisión del Tribunal Supremo de no aplicarle amnistía) y que no todos los dirigentes de Junts están convencidos. Esta mañana se ha reunido la ejecutiva de Junts para analizarlo (desde este viernes que el secretario general, Jordi Turull, está en Waterloo) y después el propio expresidente ha expuesto sus razones en una carta abierta a la ciudadanía : "Ir al exilio fue una decisión política y volver también lo es". Para él, si le detienen cuando piso terreno español se evidenciará que en España "las amnistías no amnistían y que hay jueces dispuestos a desobedecer la ley mientras el gobierno español lo mira con la indolencia del resignado". "Quien piense que esto no tendrá consecuencias, erra", dice, y añade que su detención y la decisión de volver debe entenderse desde el punto de vista de la "confrontación contra un régimen demofobico y no de lamento o de victimismo".

Para Puigdemont, lo que está haciendo el Supremo es un "golpe de estado híbrido". "Venir es también denunciar esto", aseguran fuentes de Junts. Argumentan que la principal diferencia entre ahora y el 2017 es que existe vigente una ley de amnistía, votada en el Congreso de los Diputados, que los tribunales deberían seguir. Por tanto, el expresidente considera que si viene entrará en prisión, sí, pero que el Supremo tarde o temprano se verá obligado a rectificar, sea por orden del Tribunal Constitucional o del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (lo que podría comportar años).

"ERC no podrá decir que no lo sabía"

Al final, Puigdemont ha decidido volver motu propriopero porque se han cumplido una serie de condicionantes que él mismo ha ido poniendo en las últimas semanas. De hecho, el expresidente ha concedido el botón rojo de su regreso a las bases de Esquerra desde el momento en que prometió estar en el Parlament también para la investidura de Isla. "Izquierda no podrá decir que no lo sabía", asegura un diputado de la formación juntera, que lamenta que los republicanos estén dispuestos a decir sí en Isla el mismo día, probablemente, que detendrán al expresidente. Las fuentes consultadas aseguran que, en el marco de las reuniones celebradas entre partidos y entidades independentistas a principios de verano sobre la aplicación de la amnistía, en Bélgica, Puigdemont ya advirtió a ERC de lo mismo que decía en público, que éste era su plan de regreso.

Jordi Turull y Marta Rovira en una reunión en Suiza

Este mensaje también pretendía ser una medida de presión hacia los republicanos para que no apoyaran a Isla. Una presión que se ha mostrado poco efectiva tanto en la dirección –Marta Rovira mantenía conversaciones frecuentes con Jordi Turull– como con la militancia, que ha optado igualmente por el sí al líder del PSC, aunque sea por un estrecho margen. "Para mí, han cambiado de bando", dice un dirigente de Junts sobre ERC. Considera que el partido no puede contarse dentro del bloque independentista, sino que es ahora nacionalista como había sido CiU antes del 2012.

En su carta pública, Puigdemont ha dicho que el gobierno de Salvador Illa, con los votos de ERC y los comunes, tendrá un "impacto negativo" porque Catalunya será "un gobierno de carácter españolista", "alérgico a la plena normalización de la lengua catalana", y "no tendrá ninguna capacidad de negociación real con el gobierno español " para resolver el conflicto, a pesar del pacto de nueva financiación PSC-ERC. Para Junts, que también ha hecho un comunicado, los republicanos han dado confianza "al PSC más españolista de la historia". "Antes de dar los votos para un gobierno del PSC en Catalunya era necesario explorar otras alternativas, incluida la repetición electoral en nuevas condiciones", ha sentenciado, haciendo alusión a una hipotética lista conjunta independentista. Y ha cargado contra Esquerra acusándola de haberle "desprestigiado" a él ya su estrategia en el exilio, en la que él se reafirma: argumenta que se ha "preservado" la institución de la Generalitat tras el 155, se ha "internacionalizado" el conflicto y se ha "combatido" al Estado a través de la oposición a las extradiciones.

Construir una "alternativa"

¿Cuál será la estrategia de Junts a partir de ahora? Varias fuentes coinciden en que, ante un gobierno del PSC con el apoyo de ERC y los comunes, el plan de los junteros es erigirse como "la alternativa independentista". Es decir, harán oposición y sin contemplaciones, asegura uno de los consultados. Para quienes provienen de CDC, la situación les recuerda la época del tripartito, cuando la formación liderada por Artur Mas hizo la "travesía del desierto".

En este sentido, opinan que la decisión de Esquerra de hacer presidente a Illa no les hará recuperar electoralmente sino al contrario: creen que alejará a los republicanos de los votantes más soberanistas, y es a partir de ahí que Junts espera poder ensanchar el su espacio político. Algo que no logró, por ejemplo, en la última contienda electoral, ya que Esquerra perdió 13 diputados y Junts sólo ganó 3. ¿Y en cuanto a Madrid? Desde la formación aseguran que dependerá de lo que el PSOE esté dispuesto a dar a cambio y que cumpla los pactos, pese a que uno de los dirigentes consultados está claro: "Juntos no aprobará los presupuestos de Pedro Sánchez con el presidente en prisión".

Puigdemont en la reunión del grupo parlamentario de Junts

Asimismo, también hay voces de Junts que se muestran preocupadas por la situación en la que quedará el partido. El escenario de hacer presidente Illa deja a JxCat fuera del gobierno de las principales instituciones del país –sólo liderarían la Diputación de Girona– y sin posibilidad de reclamar responsabilidades a la dirección. Con Puigdemont en prisión, creen, difícilmente nadie levantará el dedo para cuestionar el rumbo que ha tomado el partido desde la salida del Govern en el 2022.

Puigdemont, ¿implicado en el partido?

Durante la campaña Puigdemont dijo también que si no podía ser presidente dejaría la primera línea política, pero es cierto que desde la noche electoral que no ha vuelto a decirlo y su actitud indica que hará todo lo contrario. Muchos dirigentes de Junts asumen que, con lo que está haciendo, tiene ganas de continuar, y creen que su regreso a Catalunya lo confirma. "Se implicará en el partido", se muestran convencidos.

Destacan dos elementos para demostrarlo: el hecho de que Puigdemont quisiera celebrar el cuarto aniversario del partido en la Catalunya Nord y afianzara allí su compromiso de volver, y que esta semana haya participado por primera vez en las reuniones de la dirección de la formación. Un hecho inédito: no se conectaba a los encuentros ni cuando ostentaba formalmente la presidencia de Junts. Xavier Trias, exalcalde de Barcelona, ​​ya se ha mostrado partidario de que vuelva al frente del partido de forma orgánica, aunque ahora quien ocupa el cargo sea Laura Borràs.

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