Puigdemont, de dejar la política a poder presidir Junts y la oposición
Borràs ha expresado internamente la voluntad de colaborar en la nueva etapa y está plenamente abierta a una reestructuración de la dirección para que el expresidente vuelva a entrar
BarcelonaJuntos debe reubicarse como primer partido de la oposición después de doce años de Gobiernos independentistas y la forma en que lo haga será una de las claves del tablero político catalán. El pacto entre el PSC y ERC ha dado la vuelta a las lógicas de blogs, con un presidente no independentista como Salvador Illa. Pero esto no ha mermado la importancia de Carles Puigdemont en la política catalana, porque su destino y las decisiones estratégicas que tome tendrán un gran impacto. En la campaña electoral del 12-M, el expresidente prometió que dejaría la primera línea política si no acababa siendo presidente del Govern, pero esto ha cambiado y ahora no es un escenario muy probable. Desde Junts ya han matizado sus palabras (el secretario general, Jordi Turull, recalcó que su compromiso político "nunca cesará") y cada vez son más los que esperan un paso adelante de Puigdemont, que podría acabar volviendo a presidir Juntos y también la oposición del Parlamento a partir de este otoño.
Según el reglamento aprobado por la ejecutiva juntera, el congreso de la formación también abordará la renovación de cargos –si bien no es la prioridad, en palabras de los junteros, ya que quieren centrarse en el apartado estratégico para "relanzar" el soberanismo siendo su palo de pajar–. En este sentido toma fuerza, según diferentes fuentes consultadas por el ARA, que el papel de Puigdemont sea clave en la alternativa a Isla y también orgánicamente dentro de la formación: unos movimientos que irían en sentido contrario de los que hizo el año 2022, cuando dejó los cargos orgánicos en Junts para centrarse en el Consejo de la República –que sigue presidiendo– y su papel más institucional. Ahora bien, según las fuentes no se prevé que el expresidente haga pública su decisión de forma inmediata, dado que el congreso es del 25 al 27 de octubre.
Uno de los ideólogos del "frente patriótico" que quiere construir Junts, Agustí Colomines, incluso lo catapultó recientemente como líder del independentismo para dirigir "la alternativa" al actual presidente. En este panorama, si Puigdemont quiere asumir la presidencia del partido habrá que reestructurar la dirección, y ahí entra en juego el equilibrio de talante entre el actual secretario general y la presidenta del partido, Laura Borràs. ¿Cómo encajar?
El entorno de Borràs no cree que se la quiera apartar como presidenta de la formación, ya que "se trata de sumar a gente, no de eliminar a nadie". Llegados a este punto, la actual presidenta asume con agrado que habrá que hablar para reestructurar la dirección y mirar cómo se encaja Puigdemont. Así, hay un convencimiento a su alrededor que logrará una candidatura y una ponencia de consenso, sin que esté a la vista ningún estropicio interno. Además, Borràs ha expresado internamente su voluntad de colaborar en la nueva etapa. ¿Vicepresidenta? ¿Presidente del consejo nacional –actualmente lo es Josep Rull–? ¿Un cargo de nueva creación? Todas las posibilidades están abiertas.
El consenso a trabajar
No sólo Borràs aceptaría el regreso de Puigdemont sin oposición, sino que también lo haría buena parte del partido, como el ARA también ha captado en múltiples agrupaciones territoriales. Lo dijo Turull, lo ha expresado la plana mayor de los dirigentes de Junts y éste es el espíritu del congreso. La operación de construir el frente patriótico debe ser una redefinición estratégica a fondo y no pequeños cambios cosméticos. Aquí estará el reto de tejer una estrategia diáfana y transitable para conseguir la independencia, pero también conseguir un corpus en el ámbito ideológico –con la dificultad de que en Junts conviva la idiosincrasia convergente con las tres corrientes ideológicas (el liberal, el socialdemócrata y el de izquierdas).
Por ahora, en un contexto como el actual, con el PSC en el Govern y el independentismo en horas bajas y peleado entre sí, todos los sectores del partido quieren encaminarse a un gran acuerdo para catapultar a la organización a la transversalidad, un terreno donde quieren captar a los votantes que se sienten huérfanos –como parte de los que vengan de ERC–. Para ello, convertir a Puigdemont en el gran rival de Isla sería prioritario, pero aquí también entraría el papel del partido en Madrid: de la confrontación con Pedro Sánchez es, de hecho, de la que esperan sacar más réditos. Hoy por hoy mantienen un acuerdo precario con el PSOE en el Congreso de los Diputados, del que Junts podría acabar optando por alejarse si considera que no se están cumpliendo los resultados esperados.