El relevo generacional no es la solución para el independentismo

Los jóvenes han pasado del primer al último lugar en apoyo al estado propio

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ALEIX MOLDES
4 min
L'evolució del apoyo a la independencia por grupos de edad

BarcelonaHay más o menos el mismo número de personas entre los 15 y los 30 años en Catalunya que en el grupo que tiene 65 o más. Una generación se incorpora a la vida adulta y, ley de vida, la otra transita por la época de la jubilación. El mundo cambia porque lo hace su gente, y en la última década el Procés ha sido el gran protagonista de los principales debates ciudadanos. El más sensible, el de la independencia. Y una pregunta al aire: si los jóvenes son más independentistas que los mayores, ¿el apoyo a la independencia acabará siendo mayoritario por simple sustitución generacional? Según los datos y los expertos una década después de la sentencia del Estatut, la respuesta es que no.

De hecho, ni siquiera se cumple ya la premisa de aquella pregunta, que tenía todo el sentido hasta hace pocos años. Desde julio de 2020 el apoyo a la independencia entre los jóvenes de 18 a 24 años es el más bajo de todos los grupos de edad. Se sitúa entre el 35% y el 41% cuando, por ejemplo, en el grupo de entre 35 y 64 años supera el 45%. En la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO), publicada en mayo, el segundo grupo menos independentista es el de 25 a 34 años, superado incluso por la tercera edad (más de 64), que hasta hace poco ocupaba sistemáticamente la cola cuando se le hacía esta pregunta.

Gráfico de la evolución del apoyo a la independencia por grupos de edad

De hecho, las últimas encuestas del CEO, tanto de 2020 como de 2021, apuntarían a que las personas que están más cerca del final de su vida son más independentistas que las que llegan a su primera edad adulta. El apoyo al sí de los ciudadanos de más de 80 años era el mes de mayo pasado del 48,3%, siete puntos por encima que en el grupo de menos de 24 años. En todo caso, no se puede concluir que esta sea una tendencia estructural. Resultados similares se obtuvieron en la encuesta de noviembre de 2020, pero en cambio en las otras dos que se hicieron el año pasado el porcentaje de apoyo a la independencia entre los de más de 80 años se situó en el entorno del 30%, muy por debajo de la media.

“La independencia no crece por un trasvase generacional, sino como efecto de un periodo de choque político que ha marcado la socialización de un gran grupo de gente”, concluye Toni Rodón, politólogo y profesor de la UPF. Este choque político empieza con la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut y sigue con las primeras manifestaciones independentistas que acontecen masivas convocadas por la ANC. En la segunda ola del Barómetro de 2012, por ejemplo, el estado independiente se situó con un 34% de apoyo por primera vez al frente de las preferencias de los encuestados, superando el estado federal y la comunidad autónoma, que habían liderado siempre esta lista. Entre los jóvenes (18-34 años), el porcentaje ya era del 42%.

Desde 2011, el CEO incorporó una pregunta directa sobre la independencia en su Barómetro: “Si mañana se hiciera un referéndum para decidir la independencia de Catalunya, ¿usted qué haría?” De manera regular, las personas jóvenes (tanto las de 18-24 como las de 25-34) se mostraron más partidarias del sí que el resto de franjas de edad. En 2015 la pregunta cambió (ver gráfico) para pasar a ser “¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente?” Y desde el primer momento la juventud volvió a copar las primeras posiciones de apoyo a la independencia. En junio de 2016, por encima del 58%. Desde el referéndum del 1-O ha ido retrocediendo en todas las franjas de edad el apoyo a la independencia, al menos el que se registra en las encuestas, y lo ha hecho de manera más acelerada entre los jóvenes.

Rodón remarca que aquella generación socializada durante la explosión del conflicto es diez años más mayor y que esto explica en cierto modo por qué la base del independentismo ya no es tan joven. “Es verdad que podemos encontrar en los próximos años gente que se socializó con el 1-O y pueda volver a pasar lo mismo que en 2010”, avisa.

01. Manifestación contra la sentencia del supremo de 2019

Protagonistas de las protestas

Si los jóvenes de ahora no son tan independentistas como los de hace unos años, ¿por qué son ellos los grandes protagonistas de las movilizaciones ciudadanas a favor del estado propio? Las protestas a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del Procés son un ejemplo reciente, tanto en la plaza Urquinaona como con los cortes de carreteras o los enfrentamientos con la policía. “Los jóvenes tienden a utilizar más la protesta como forma de organización política que otros grupos de edad. Siempre ha sido así”, dice el investigador de la UPF Roger Soler, especializado en temas de juventud.

El politólogo italiano Norberto Bobbio hablaba de las “promesas incompletas de la democracia” y Soler cree que este es precisamente el factor desencadenante de movilizaciones como las del Procés, pero también las del encarcelamiento de Pablo Hasél, las de la corriente feminista o de defensa del medio ambiente. El factor diferencial respecto a otras épocas es que se entrelazan las reclamaciones propias de cada una de estas protestas con la crítica general al funcionamiento de la democracia. Y que cada vez son más numerosas, claro.

El hecho que las protestas, que siempre han sido cíclicas, se hayan multiplicado y acelerado -no solo en Catalunya-, evidencia, según Soler, que ha cambiado el paradigma: “A nivel académico hemos pasado de hablar de la desafección de los jóvenes a poner el foco en el descrédito de las instituciones”. Y más teniendo en cuenta que es una generación marcada por la precariedad laboral y que ha sufrido con mucha dureza las crisis económicas y sociales.

La psicología política habla de los “años impresionables” para referirse al periodo entre la parte final de la adolescencia y los primeros años adultos. La hipótesis es que los valores y actitudes políticas que se consolidan en esta época perdurarán probablemente para toda la vida. Y las crisis recientes, también la política, acabarán de definir la juventud del futuro.

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