Nueva legislatura

Los retos inmediatos que pondrán a prueba la unidad del Govern

La coalición tiene que superar el debate de política general y los presupuestos

Jornada de trabajo del Gobierno  en la Vall d'en Bas

BarcelonaLa primera gran crisis del nuevo Govern, solo cien días después de haberse constituido, llega antes de tres fechas clave para el inicio del curso político: la elaboración del plan de gobierno, el debate de política general en el Parlament y la presentación de los presupuestos de 2022. La mesa de diálogo ha evidenciado una vez más las diferencias entre Esquerra y Junts, esta vez por la composición de la delegación de la Generalitat y el orden del día que se tenía que abordar, pero los dos socios de coalición prevén que esto no afecte a la gobernabilidad a partir de ahora. La duda es si lo conseguirán.

Desde hace semanas los consellers trabajan en la elaboración del plan de gobierno, que tiene que incluir los grandes proyectos de cada departamento para este mandato. Expusieron las líneas maestras en las convivencias que hicieron en la Vall d'en Bas (Garrotxa), las primeras del ejecutivo y que tenían que servir para engrasar la sintonía de todos sus miembros y que se coordinaran entre ellos, a pesar de que no consiguieron ni evitar la crisis por la ampliación del aeropuerto de El Prat ni tampoco la de la mesa de diálogo. Hay que ver si en el plan de la coalición se incorpora alguno de estos dos temas polémicos o si se pasa de puntillas sobre ellos para no rasgar todavía más la alianza entre los dos grandes partidos independentistas. Está previsto que se presente la semana que viene, puesto que la idea del Govern es llegar al debate de política general, previsto para los días 28, 29 y 30 de septiembre, habiendo expuesto su planteamiento para los próximos cuatro años.

Será en este plenario donde Esquerra y Junts medirán su unidad ante la oposición. La primera cuestión a analizar serán las propuestas de resolución conjuntas. En el acuerdo de legislatura se preveía, como mínimo, una declaración en la cámara: promover en el marco del Parlament un "reconocimiento y validación del inicio del proceso de negociación y constituir una comisión con el objetivo de hacer seguimiento, rendición de cuentas y comparecencias de expertos sobre procesos de negociación". Con Junts excluidos de las conversaciones –se han mostrado "escépticos" desde el primer momento– y la CUP en contra –la izquierda independentista organizó una manifestación–, parece complicado que Esquerra pueda sacar adelante el aval de la mayoría independentista en los términos en los que ha pactado con Pedro Sánchez el diálogo: sin calendario de los próximos encuentros ni plazos. En este sentido, hay que ver si, en caso de presentar la iniciativa, los republicanos consiguen el apoyo de la coalición del gobierno español que sí estaba presente el jueves en el Palau de la Generalitat: los comuns y los socialistas.

ERC y JxCat también afrontarán las cuestiones sectoriales, donde hay al menos dos proyectos en los que no acaban de tener la misma posición y donde también aprovecharán para marcar perfil ideológico. Junts es favorable a batallar para conseguir la ampliación del aeropuerto de El Prat –que Sánchez y Aragonès dieron por aparcada el jueves– y también la promoción de la candidatura de los Juegos Olímpicos de Invierno. Esquerra ha apoyado los dos proyectos desde el Govern, pero tiene reticencias a la hora de impulsarlos.

Después del debate de política general, el turno será para los presupuestos de 2022. El titular de Economía, Jaume Giró, trabaja desde hace semanas con los departamentos para redactar el proyecto de las cuentas, donde el tira y afloja no tiene tanto que ver con el color político sino con el hecho de que cada conseller reclama más dinero para sus ámbitos. El límite previsto para terminar esta discusión en el consejo ejecutivo y presentar el proyecto en el Parlament es el 10 de octubre. El primer reto de Giró es ser el primer conseller de los últimos años que cumple el plazo legal, y el segundo, encontrar un socio con el que aprobarlos ahora que la CUP ya marca distancias.

A pesar del intento de reconducir la situación, Aragonès y Puigneró tendrán nuevas pruebas de fuego pronto.

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