La rotura del tándem Junqueras-Rovira

Los dos dirigentes que han llevado al partido a los mejores resultados de su historia ahora separan sus caminos

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Marta Rovira y Oriol Junqueras en una imagen de archivo

BarcelonaEuropa fue uno de los primeros lugares en los que confluyeron los caminos políticos de Oriol Junqueras y Marta Rovira. Historiador y habitual de los medios de comunicación, Junqueras había puesto un pie en la política en el 2009 cuando decidió encabezar la lista de ERC para las elecciones europeas y había salido elegido eurodiputado. Licenciada en derecho, un año antes, Rovira había sido elegida secretaria general de la Alianza Libre Europea, cuya coalición europea forma parte Esquerra. Pero no fue hasta el 1 de octubre del 2011 cuando el partido quiso que ambos asumieran un reto conjunto: tomar el liderazgo de ERC para dejar atrás sus luchas más fratricidas y hacer remontar el partido. Los republicanos venían de tocar fondo en el 2010, cuando se quedaron con tan sólo 10 diputados en el Parlament, y el tándem Junqueras-Rovira condujo la formación a los mejores resultados de su historia, con los que ha ido taponando cualquier pugna interna.

Ambos tomaron las riendas cuando el Proceso apenas empezaba. Los primeros frutos los recogieron en el 2012, doblando resultados en el Parlament –un año antes habían salvado los muebles en el Congreso– y sacaron a Izquierda del ostracismo para convertirla otra vez en clave para la gobernabilidad del país. Dirigieron una formación que, hacia fuera, se convirtió en una balsa de aceite. De cara adentro, fueron construyendo sus afinidades, que se repartían en los órganos internos sin generar ruido. El binomio tuvo que tragarse ir en coalición con CDC en el 2015 bajo la marca de Junts pel Sí –pese a que no era su opción–, y se han convertido en los dos dirigentes del partido que gestionaron el 1- O. Precisamente la represión posterior al 2017 les obligó a distanciarse físicamente: Junqueras fue encarcelado y Rovira emprendió el camino al exilio. Y a lo largo de estos últimos años, esa distancia física también se ha convertido en un abismo estratégico.

La diferencia estratégica

Trece años después de ese congreso de Girona que les ungió por primera vez en presidente y secretaria general del partido, Junqueras y Rovira tomarán caminos distintos a partir del congreso de Esquerra previsto para noviembre. El líder del partido considera que la cárcel le arrebató más de tres años de vida política, en los que no pudo ejercer la presidencia tal y como tocaba, y asegura que ahora se ve "con fuerzas" para reanudar el camino desgarrado en el 2017 Rovira, en cambio, cree que el ciclo de los liderazgos del Proceso ha llegado a su fin y es el momento de dar un paso al lado. De hecho, desde que está en el exilio, la secretaria general, pese a llevar el peso de la vida interna del partido, llevaba tiempo apostando por un relevo al frente de ERC. Por ejemplo, Rovira –a diferencia de Junqueras– no quiso formar parte de las listas que el partido presentó mientras ella fue exiliada en Ginebra.

Precisamente, la tesis del aún número dos de los republicanos era aprovechar la ley de amnistía, que pondrá el contador a cero para los represaliados como ellos, para retirarse de la primera línea y dejar paso a nuevas generaciones . No lo comparte Junqueras, que quiere continuar al frente del partido al menos un tiempo más y aplazar el relevo al frente de Esquerra. El adelanto electoral, el posterior batacazo y la gestión del descalabro han dejado su relación tocada hasta el punto de que en noviembre sus caminos se separarán definitivamente.

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