Rovira pilotará las negociaciones y la militancia de ERC tendrá la última palabra sobre la investidura
La ejecutiva acuerda que la secretaria general también coordine las negociaciones para configurar la mesa del Parlament
BarcelonaLa ejecutiva de Esquerra ha decidido este viernes que sea la secretaria general, Marta Rovira, quien coordine las negociaciones para configurar la próxima mesa del Parlament y también para la investidura del próximo presidente de la Generalitat. Una decisión que tendrá que validar la militancia en una consulta electrónica, según informó el partido en un comunicado. De este modo, la formación se blinda sobre una decisión incómoda que tensará a ERC y deja en manos de la militancia el veredicto final. Los republicanos, hasta ahora, ponían el balón en el tejado del PSC y Junts para que se pusieran de acuerdo para gobernar, es decir, rehuían el papel de clave para una próxima investidura. Tras la crisis que ha vivido el partido esta semana sobre si es necesario o no renovar los liderazgos de la formación, este viernes la ejecutiva ha abierto finalmente el debate sobre si están dispuestos a negociar una investidura con Salvador Illa o Carles Puigdemont.
El miércoles, en una ejecutiva larga y tensa, Oriol Junqueras anunció que dimitiría tras las elecciones europeas del 9 de junio para centrarse en conseguir el aval de la militancia para seguir siendo el presidente de ERC. De este modo, el líder republicano se borraba de las negociaciones que debe abrir el partido para la próxima mesa del Parlamento y también la investidura, y las dejaba en manos de los dirigentes que habían dado un paso atrás tras el descalabro del 12-M, pero se habían mostrado dispuestos a pilotar la transición hacia el congreso del partido del 30 de noviembre: Marta Rovira y Pere Aragonès. La ejecutiva de este viernes por la tarde ha formalizado, así, que sea Rovira quien coordine estas conversaciones que tanto el PSC como Junts están dispuestos a abrir con los republicanos. Sin embargo, de momento no ha designado ninguna comisión negociadora.
Investir o no Salvador Illa
Carles Puigdemont en estos momentos tiene pocos números de ser investido presidente, pese a que el líder de Junts no tire la toalla. Las urnas del 12-M dejaron el independentismo sin mayoría absoluta y, por tanto, Puigdemont necesita la abstención del PSC para ser presidente. Una abstención que los socialistas rechazan por completo –lo ha verbalizado este viernes el líder del PSOE, Pedro Sánchez–. Por tanto, la opción de Salvador Illa se visualiza como la alternativa más negociable. De esta manera, Esquerra tendrá que abrir un debate incómodo inmersa en una crisis interna y en la que el partido deberá tomar una decisión en la que Oriol Junqueras, aspirante a volver a presidir el partido, no participará, al menos desde el ejecutiva. Para intentar blindarse y que las bases, en función de la decisión que tome la ejecutiva, no se les giren en contra, el partido ha decidido que sea precisamente la militancia quien valide esa decisión. De esta forma, los afiliados tendrán la última palabra sobre si investir a Salvador Illa o no.
Ahora bien, la decisión que tome la militancia puede abocar al país a una repetición electoral que cogería el partido a contrapié porque debería elegir candidato. Pere Aragonès no volverá a presentarse y es probable que Oriol Junqueras, ahora inhabilitado, no llegue a tiempo, ya que el Tribunal Supremo prevé bloquear la aplicación inmediata de la amnistía haciendo una consulta en Europa. Ahora bien, si los afiliados avalaran una hipotética investidura de Salvador Illa a propuesta de la ejecutiva, Marta Rovira y los críticos con Oriol Junqueras también quedarían reforzados de cara al congreso del 30 de noviembre, en el que está por ver si presentan un candidato alternativo.
La crisis de ERC
Tras el descalabro del 12-M, el primero en asumir en primera persona la responsabilidad fue el propio Pere Aragonès, que anunció que abandonaba la primera línea política. Los detractores de Junqueras esperaban que el líder del partido siguiera sus pasos y que, sin hacerlo de inmediato, el presidente del partido se hiciera partícipe de la derrota también y abriera un proceso para renovar los liderazgos de la formación. Es lo que hizo la secretaria general, Marta Rovira, quien expresó ante la ejecutiva la necesidad de un relevo de liderazgos al frente del partido. Lejos de seguir sus pasos, Junqueras hizo pública al día siguiente una carta en la que confirmaba su intención de continuar al frente del partido.
El malestar creció hasta tal punto que la ejecutiva del miércoles fue larga y tensa, porque Junqueras no encontró los apoyos que buscaba para continuar al frente del partido. El presidente de Esquerra llegó a la reunión con la idea de dimitir para llevar el partido a un congreso, una posición que compartían la mayoría de cuadros, aunque diferían en la fecha. Oriol Junqueras tenía la idea inicial de celebrarlo ya este mes de julio, incluso planteó hacerlo en septiembre, pero finalmente se impusieron las tesis de otros miembros de la ejecutiva como Marta Rovira de fijarlo lo para finales de año.